Antes de empezar a trabajar en la empresa familiar, Anna Sorli lanzó con una compañera de clase Salamandra, una marca de blusas. Ambas habían estudiado Diseño de Moda y quisieron solventar una deficiencia de mercado que habían detectado: no había camisas bonitas para mujeres. Le echaron ganas, pero les perdió la impaciencia, querían que funcionase demasiado rápido y no dejaron que el proyecto madurase. Un año y medio después, la empresa cerró y Anna Sorli se volcó en el grupo de distribución que había creado su abuelo, Francesc Sorli. Desde el año 2015, es la presidenta.
Ahora, 30 años después, Anna Sorli ha recuperado sus ganas de emprender en el mundo de la moda con Somia, la marca de ropa femenina en la que está trabajando desde verano de 2019. Quiere que sea “muy mediterránea” y la define como “sostenible, de proximidad y solidaria”. Todo empezó cuando una amiga le habló de un taller en Mataró vinculado a la Fundación Ared, centrada en integrar a mujeres vulnerables que provienen de centros penitenciarios. Se le encendió una bombilla y pensó que así podría hacer “ropa de mujer para ayudar a mujeres”.
La primera colección se lanzó un año después, en plena pandemia: “Siempre digo que peor no nos irá”. Se presentó al público a través de dos canales, el comercio electrónico y el presencial. Este último fue desde la concept store del centro comercial Sorli Emocions, en Vilassar de Dalt, donde también hay un restaurante y un hotel.
Anna Sorli tenía en mente desde el principio abrir una tienda en Barcelona, pero el local idóneo no acababa de llegar. Mientras se complicaba la búsqueda de un espacio en la capital catalana, apareció uno en Sant Cugat del Vallès, donde Somia acabó abriendo su primer establecimiento a finales de 2021. Con un tamaño reducido y pocos productos en exposición, el local de Sant Cugat está a punto de cerrar su primer ejercicio cubriendo costes.
Después de Vilassar y Sant Cugat, la marca de ropa de Sorli llega a Barcelona este jueves, donde ha acabado encontrando el local adecuado, que está ubicado en la calle Rosselló, entre Rambla Catalunya y Paseo de Gràcia. Con una superficie de 200 metros cuadrados, la nueva tienda ofrecerá una amplia representación de los productos de Somia, desde camisas, jerséis, tejanos y vestidos hasta complementos. En la tienda también habrá un espacio para joyería y perfumería. Además, este invierno, se incluirán prendas de piel y vestidos de fiesta. Más adelante, llegarán los pañuelos y los bañadores.
Las prendas, pensadas para ser del día a día y que resulten cómodas, están hechas “con tejidos orgánicos, locales y reciclados, pero, sobre todo, agradables”. Algunas llevan nombres como Tramuntana, Gregal, Cadaqués o Empúries. Sobre el precio, Sorli señala que “no es low cost ni tampoco de lujo”, con jerséis que no llegan a los 100 euros y tejanos que se sitúan por encima de los 150 euros. La ropa se confecciona en talleres de Barcelona, Mataró e Igualada, con el apoyo de la Fundación Ared, pero también de Nou Xamfrà, fundación de Sant Feliu de Llobregat dedicada a la inserción de personas con diversidad funcional.
“Lo puedo compaginar con Sorli”, insiste la presidenta de la cadena de distribución, aunque reconoce que le está echando muchas horas, trabajando hasta las tantas. En la apertura de Barcelona y Sant Cugat del Vallès, además del desarrollo del e-commerce, Anna Sorli ha destinado unos 100.000 euros. Se han creado 10 puestos de trabajo directos, a los que se suman 50 indirectos, una mitad en las fundaciones y la otra en los talleres. De momento, no contempla más aperturas ni crear franquicias y está centrada en consolidar la marca.
