En Barcelona hay más de 5.300 locales comerciales a pie de calle vacíos. Esto supone un total de 1,5 millones de metros cuadrados disponibles. La pandemia ha exagerado esta realidad, sobre todo, en las calles más céntricas, antes pobladas masivamente y exclusivamente por turistas. Pasear por Ciutat Vella se convierte en un recorrido continuo de persianas bajadas. Sumando los excesivos precios de alquiler, la llegada de nuevos negocios a estos bajos se complica, todavía más en tiempos de crisis como el actual.
Teniendo en cuenta todos estos factores, el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha el plan Amunt persianes, integrado por un conjunto de políticas que quieren empezar a revertirlo. Como se hace con la vivienda de protección oficial, el consistorio quiere poner a disposición de empresarios y autónomos locales no demasiado caros, con la voluntad de dinamizar y diversificar la actividad comercial de la zona. También se aspira a incentivar que negocios situados en plantas superiores bajen a pie de calle.
En primer lugar, comprará entre 30 y 60 bajos comerciales vacíos, que servirán para crear una cartera pública de locales. Gracias al pacto para aprobar los presupuestos con ERC, destinará un total de 16 millones de euros para adquirirlos a través de un procedimiento de compra pública, en concurrencia, y a partir de las ofertas presentadas por los propietarios. Es decir, hará de inmobiliaria pública, según ha definido el concejal de Presidencia, Jordi Martí. El procedimiento de compra se lanzará durante los próximos meses y las ofertas se valorarán con criterios como el precio propuesto, el estado de conservación o su ubicación.
Los locales comprados por el Ayuntamiento se tendrán que rehabilitar, con la previsión de poderlos adjudicar, también por concurrencia, de cara al año que viene. Se ofrecerán precios por debajo del precio de mercado y habrá dos tipos de contratos, de larga duración o de corta. Estos últimos se destinarán a tiendas piloto, que servirán para probar ideas de negocio y ver si funcionan.
Asimismo, el consistorio pondrá en marcha una bolsa de alquiler de locales de planta baja, tal como ya existe en la actualidad con la bolsa de vivienda de alquiler. Se creará en colaboración con operadores del sector inmobiliario y se prevé añadir entre 100 y 200 bajos comerciales que no tienen ninguna actividad. También se ofrecerán por debajo del precio de mercado y con incentivos para los propietarios, como un seguro para hacer frente a los impagos.
Otras iniciativas que se impulsarán serán la aprobación de nuevas líneas de ayudas económicas para instalar negocios en locales de planta baja, con una dotación de 700.000 euros y la previsión de movilizar entre 170 y 200 locales vacíos, y la creación de un observatorio para este tipo de locales, que servirá para hacer estudios y evaluar el impacto de la actuación municipal. Con las diferentes políticas, el consistorio calcula que podrá llegar a llenar unos 600 locales, ha señalado la regidora de Comercio, Montserrat Ballarín.