40.000 personas

Un amigo que vive en una calle cercana a la Plaza España me cuenta el desastre. “Cuando hacen estos macrobotellones, mi calle, que es estrecha, un poco apartada, les sirve de urinario. No te lo puedes imaginar”.

No lo había pensado. 40.000 personas en la calle, bebiendo durante horas. En un momento dado todas ellas habrán tenido ganas de evacuar. 40.000 personas orinando. “No te puedes imaginar el olor, la noche que hemos pasado…”, dice mi amigo.

No dejará de haber botellones. Nuestro clima es cálido y comprar, en un bazar cercano, un kit para preparar gintónics, así como unas bolsas de patatas fritas sale bien de precio. Ahora nos quejamos, claro, de los botellones. Como siempre es la dosis la que la hace el veneno. Un botellón de 40.000 personas atrae carteristas, atrae vendedores de droga, lateros… y deja las calles adyacentes llenas de orines. Disculpen la crudeza, es así.

Pero hay una cuestión que no debemos dejar de lado. Se cerró el ocio nocturno por la pandemia, y pareció que los empresarios del ocio nocturno, así como sus trabajadores, no tenían tanto derecho a ganarse la vida como, por ejemplo, los empresarios de la cultura. “Lo que queréis es que os abran los bares”, nos reprochaban. Y claro que sí. Yo amo los bares, me gustan. Y me gusta ir a conciertos, y tomar cócteles, e incluso, alguna vez, me gusta ir a bailar y me gusta ir a los karaokes. Pero ha habido tertulianos, gente con cargo, que ha menospreciado el ocio nocturno, como si los que tienen una discoteca o un bar musical fuesen unos apestados, unos “peseteros” (nos tendremos que inventar una palabra equivalente para los euros), unos viciosos. Como si ya estuviera bien que el ocio nocturno dejara de existir. Ahora, los mismos que decían —frívolamente— que “todo el mundo podía estar unos días sin ir la discoteca” y que “no nos moriríamos por dejar de tomar un cubata en un bar” se quejan del desastre y piden soluciones. Abriremos las discotecas como antes, pero para muchos jóvenes ya es tarde. Se han hecho mayores de edad así: con el botellón de la Plaza España.