A Marta Recasens le robaron la bicicleta un día que fue a dar clase a la escuela de arquitectura de la UPC. Esa vivencia personal le llevó a diseñar y a patentar un aparcamiento suguro para bicis, una iniciativa que, con el tiempo, se transformó en una idea de negocio y acabó convirtiéndola en una emprendedora. Fundó VadeCity, una startup orientada a desarrollar soluciones inteligentes para solventar las necesidades de los ciudadanos y para mejorar la movilidad de las ciudades.
El primer producto que VadeCity lanzó al mercado fue VadeBike, un sistema modular de aparcamientos seguros de bicicletas que ahora ha evolucionado al incorporar también anclajes para aparcar los patinetes. Este módulo de segunda generación, sin embargo, incorporará a partir de marzo otra gran novedad: ofrece un sistema de recarga de las baterías de los patinetes y de las bicicletas eléctricas que están aparcadas. “Damos un paso más y ofrecemos valor añadido, ya que una misma infraestructura sirve como parking y como estación de recarga”, afirma Recasens.
Según la fundadora y consejera delegada de la startup, con esta evolución, “VadeBike se erige como un sistema de electrolineras para el sector de la micromovilidad“. El proceso de recarga, explica, se realiza de forma inalámbrica y el reto es que la energía eléctrica consumida sea de origen renovable. Así, los módulos VadeBike estarán conectados a la red eléctrica, pero también estarán dotados de un tótem que, además de señalizar la estación, producirá energía con módulos fotovoltaicos.
La idea es que este tótem esté revestido de paneles solares y que pueda ser también un soporte para el despliegue de la red de telefonía 5G o para instalar videocámaras y sensores —para medir, por ejemplo, el tráfico o los índices de contaminación— que permitan captar y generar datos para la ciudad. “VadeBike es un proyecto de smart city; queremos ayudar a los ayuntamientos a ordenar la micromovilidad y a solventar problemas reales que tienen sobre la mesa, como dónde aparcar las bicicletas y los patinetes”, argumenta Recasens.
Según la emprendedora, su sistema no es solo útil para los ciudadanos y para los ayuntamientos, sino que su modelo de negocio incorpora también el B2B, ya que el objetivo es poner VadeBike a disposición de las empresas de micromovilidad compartida, es decir, a los operadores de bicicletas y patinetes de alquiler. Actualmente, estas compañías deben dotarse de un sistema logístico —habitualmente nocturno— para proceder a cambiar las baterías de sus dispositivos. VadeBike les ofrece ahora un modelo alternativo: obligar a los usuarios a estacionar en sus módulos, lo que permite, por un lado, evitar que las bicicletas o patinetes se dejen en cualquier lado y, por otro, cargar la batería.
Para evitar que las firmas de sharing copen todas las estaciones, el sistema VadeBike permite realizar una gestión dinámica y repartir los usos, es decir, establecer un porcentaje de plazas reservadas exclusivamente para usuarios de bicis y patinetes particulares y otro porcentaje para vehículos de alquiler o renting. “Nuestro objetivo es fomentar la movilidad sostenible y la intermodalidad; vemos a las bicicletas y a los patinetes como un medio de transporte complementario al transporte público, por lo que ya hemos firmado convenios, por ejemplo, con Ferrocarrils de la Generalitat (FGC)”, sostiene Recasens. Se calcula que en Barcelona se realizan diariamente 70.000 desplazamientos en bicicleta; de estos movimientos, uno de cada cuatro corresponden al sistema público Bicing y el resto se hacen con bicis particulares.
La empresaria es consciente que el futuro de VadeBike depende en buena parte de las decisiones que acaben adoptando los ayuntamientos, que deberán convocar concursos públicos para adjudicar este tipo de prestaciones. “Los ayuntamientos ya están en ello; en cada municipio la fórmula utilizada será diferente, pero creo que lo que tiene más sentido es que los consistorios compren los hierros, es decir, que la ciudad sea dueña de la infraestructura, y que luego se adjudique la explotación a empresas gestoras”, considera. Con el Ayuntamiento de Barcelona la empresa tiene en marcha un programa piloto de 150 plazas antirobo, ya que en 2015 ganó el premio Barcelona Open Challenge.
Mientras los ayuntamientos se lo piensan, VadeBike ya ha avanzado para desplegar su red en espacios privados. Así, la startup ha llegado a acuerdos para instalar sus módulos seguros para aparcar bicicletas con las cuatro grandes universidades públicas de Barcelona: la UB, la UAB, la UPC y la UPF. VadeBike también se ha aliado con los aparcamientos de Saba en la capital catalana, donde, por ahora, ha instalado cincuenta plazas en los parkings de Hospital Clínic, Rambla Catalunya, Passeig de Gràcia-Mallorca y Plaça Urquinaona. Para Saba, la incorporación del sistema VadeBike permite reafirmar su estrategia de convertir sus aparcamientos en hubs de movilidad sostenible, ya que ahora, además de aparcar el coche o la moto, sus parkings ofrecen la opción de recargar las baterías, recoger las compras online o acceder a los servicios de movilidad compartida de motos, coches o patinetes.
En el ámbito privado, otra vía de crecimiento de VadeBike son los acuerdos con los promotores y propietarios de edificios de oficinas, ya que pueden ofrecer así un aparcamiento seguro a los trabajadores que acuden al trabajo en bicicleta o patinete.
VadeBike tiene actualmente desplegada una red de 500 plazas de aparcamiento de bicicletas en los denominados módulos de primera generación, es decir, los que ha comercializado los dos últimos años. Ahora, lanza al mercado este modelo híbrido (que incorpora los patinetes y la posibilidad de recarga) con el reto de cerrar el año con un mínimo de 3.500 plazas —tanto en el espacio público como en el privado— en Barcelona y Madrid, ciudad en la que ahora prevén entrar. En tres años, la previsión de Recasens es estar presente en cinco ciudades.
Captar un millón de euros
Para financiar e impulsar este plan de crecimiento, VadeBike acaba de lanzar una ronda de financiación con la que prevé captar un millón de euros. En este proceso, la empresa cuenta con el asesoramiento de la consultora Ineo Corporate, presidida por Francesc Homs. Según Recasens, el objetivo es dar entrada a un inversor que además de capital aporte su experiencia en sectores como el de la movilidad, los servicios o la energía.
Esta ronda es la tercera que realiza VadeCity, que en sus inicios captó 500.000 euros a través de amigos y conocidos (family, friends and fools). En paralelo, la empresa ha obtenido 2,66 millones de fondos públicos procedentes del programa de innovación de la Unión Europea Horizonte 2020, además de contar con 60.000 euros de financiación bancaria.
Para utilizar los módulos de aparcamiento VadeBike los usuarios deben descargarse una aplicación móvil para localizar los terminales y efectuar la reserva. Para accionar el mecanismo de anclaje y desanclaje basta con acercar el móvil a un terminal, ya que el sistema funciona con tecnología bluetooth. La startup ofrece una tarifa de 48 euros al año que da derecho a aparcar la bicicleta un máximo de ocho horas al día para fomentar la rotación “y no convertir el espacio público en un almacén de bicis”, apunta Recasens. También existe la posibilidad de contratar una tarifa mensual de 29 euros que permite disponer de un anclaje fijo y, además, poder utilizar el resto de la red ocho horas al día. Otra opción que se ofrecerá será el pago por uso diario, estipulado en un euro.
“El dispositivo VadeBike es único en el mundo”, asegura la arquitecta y emprendedora, que enfatiza que el diseño —basado en la proporción áurea— cuenta con una patente europea. Los módulos de la marca son aptos para todo tipo de patinetes y bicicletas, también las plegables. Cada vehículo queda fijado en tres puntos, lo que permite proteger tanto las ruedas, como la cadena y la estructura de la bici. El mismo sistema, además, guarda también el casco. VadeCity subcontrata la producción de los módulos de VadeBike en una empresa catalana, CM Laser, con planta en Barberà del Vallès.