El fabricante catalán de motos y vehículos eléctricos Silence será el primer proyecto industrial que aterrizará en las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca, después de que haya cerrado un acuerdo con el comité de empresa de los exempleados de la marca nipona.
La empresa que dirige Carlos Sotelo contratará a 110 de los 1.400 trabajadores que se quedaron sin trabajo el pasado mes de diciembre, con un salario un 20% superior al convenio del sector y garantía de trabajo durante tres años. Éstas son las condiciones laborales acordadas en la tabla de reindustrialización que se constituyó para el despido de la totalidad de la plantilla y para encontrar alternativas industriales a la marcha de la marca japonesa de Catalunya.
El proyecto de Silence, una empresa controlada por Acciona y que tiene sus orígenes en la fabricación de motocicletas eléctricas, se centra en la producción de su primer vehículo eléctrico, denominado S04, de pequeño tamaño porque está pensado para la movilidad urbana. Los planes industriales prevén fabricar un millar de unidades en el primer año, para alcanzar 30.000 unidades en cinco años.
El acuerdo con Silence es importante en el sentido de que, a pesar de que la recolocación laboral no llega ni al 10% de la plantilla, abre el camino a otras propuestas que están sobre la mesa de reindustrialización para ocupar más espacios de la Zona Franca y la factoría de Montcada i Reixac —la tercera planta de producción de Nissan en Sant Andreu de la Barca ha quedado fuera de la reindustrialización—. Entre ellos, el hub de descarbonización que lidera QEV para la fabricación de varios modelos de vehículos eléctricos y que ocuparía la mayor parte de la Zona Franca. Esta iniciativa supondría la contratación de 600 trabajadores en 2023 y la misma cifra al año siguiente; y la producción de 100.000 vehículos eléctricos.
A pesar del avance conseguido en las últimas horas —en una negociación intensa— los sindicatos todavía muestran sus recelos por cómo se está trabajando en el proceso de reindustrialización. Por eso, este miércoles han protagonizado una manifestación de protesta por las calles de Barcelona. “Hay mucho nerviosismo porque no se están cumpliendo los plazos pactados, que fijaban en el 30 de junio la fecha de arranque de los proyectos industriales que darían continuidad a las plantas y a los puestos de trabajo”, aseguraban fuentes sindicales, “porque este centenar de trabajadores es sólo una pequeña parte del total (unos 1.400) que están en su casa esperando la concreción del proyecto de recolocación”.
Además, los representantes de los trabajadores han expresado su temor por cómo se están llevando las negociaciones con el hub de descarbonización y por el retraso para sacar a concurso los terrenos, propiedad del Consorcio de la Zona Franca, para encontrar un único operador logístico que después los alquile a los proyectos industriales y que pueda dar solidez financiera al proyecto de descarbonización.