Marc Puig, presidente y consejero delegado de Puig
Marc Puig, presidente y consejero delegado del grupo. ©Toni Mateu

Puig factura 1.537 millones y activa un plan para triplicar ventas en 2025

El confinamiento, el distanciamiento social y la ausencia de viajeros por la pandemia hundieron en 2020 las ventas globales de perfumes. El grupo catalán Puig ha entrado en pérdidas como consecuencia de esta situación, pero prevé remontar los números rojos este mismo año y se ha propuesto triplicar sus ingresos en 2025, hasta alcanzar los 4.500 millones de euros.

La empresa familiar de belleza y moda Puig ha cerrado el ejercicio de 2020 con unas ventas netas de 1.537 millones de euros, cifra que supone un descenso del 32% respecto a 2020 a perímetro constante. Si se tiene en cuenta la adquisición de la icónica empresa de maquillaje de lujo Charlotte Tilbury, efectuada en junio del pasado año, el recorte de la facturación se sitúa en el 24%.

“Si bien los resultados de la compañía en los dos primeros meses de 2020 eran muy satisfactorios, el ejercicio se vio truncado por la covid-19, una crisis sanitaria y económica sin precedentes, que ha sacudido enormemente casi todos los sectores”, destaca la empresa presidida por Marc Puig que, por primera vez en la historia reciente, ha entrado en pérdidas. “Ha sido el peor año de nuestra historia”, admite el empresario que, sin embargo, también recordará el ejercicio por haber logrado comprar Charlotte Tilbury, en una operación valorada en alrededor de 900 millones.

Así, el ejercicio se ha cerrado con unos números rojos de 70 millones de euros, frente al beneficio neto de 226 millones logrado en 2019. Aunque el ebitda se ha mantenido por encima de los 90 millones, el cierre de las tiendas de moda y perfumería ha pasado factura a la empresa, junto con la desaparición del turismo y el hundimiento del tráfico de los aeropuertos, otro de los puntos fuertes del grupo.

Concretamente, el cierre de las tiendas duty free ha recortado en un 71% las ventas de fragancias selectivas de Puig en el canal de viaje (travel retail), un porcentaje que triplica al recorte global del 29% sufrido por la empresa en la venta de fragancias. Por el contrario, las ventas online de esta categoría de productos, donde opera con marcas como Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci o Paco Rabanne, crecieron un 28%.

La torre que alberga la sede corporativa de Puig en la Plaza Europa.

Con presencia en 150 países, el grupo con sede en la Plaza Europa de L’Hospitalet se muestra optimista con el futuro y confía en volver a los beneficios este mismo año. Puig ha trazado un ambicioso plan de crecimiento que pasa por duplicar sus ventas en 2023, cuando prevé superar los 3.000 millones, y alcanzar los 4.500 millones en 2025, lo que significaría triplicar la facturación. Para lograr estos objetivos, la multinacional barcelonesa prevé un aumento significativo de las ventas en el canal online, que deberían generar el 30% del negocio en 2025. Asimismo, se apretará el acelerador en Asia, mercado que debería aportar otro 25% de la facturación ese año.

Hace unos meses, Puig ya anunció una reorganización destinada a dar cumplimiento a estos objetivos. Las principales novedades son la estructuración del grupo en tres grandes divisiones y la incorporación,  el pasado 1 de enero, de una serie de marcas de cosmética que hasta ahora eran propiedad de la familia —a través del hólding Exea Empresarial—, pero que estaban fuera del perímetro de Puig. Se trata de Uriage, Apivita y la participación del 50% de Isdin (el otro 50% pertenece a la farmacéutica Esteve).

Estas tres marcas integran ahora la nueva división Derma, que posiciona a Puig en el número 3 en el ránking europeo del sector dermocosmética. El grupo también ha creado una división específica para la marca británica Charlotte Tilbury. El resto de negocios, tanto en el ámbito de la moda como de las fragancias, pasan a depender de la nueva división Beauty and Fashion, con la que es el quinto mayor jugador del mundo en perfumería selectiva, con una cuota de mercado global cercana al 10%.

Además de Paco Rabanne, Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier y Nina Ricci, Puig es propietario de Dries Van Noten, Penhaligon’s y L’Artisan Parfumeur. Posee también las licencias de belleza de Christian Louboutin y Comme des Garçons Parfums, así como de las marcas Adolfo Dominguez, Antonio Banderas, Shakira o Benetton.