Raffel Pagès ha fallecido a los 78 años en Barcelona.

Muere Raffel Pagès, que deja su cadena de peluquerías en manos de sus hijas

Invertir, investigar, intuir e innovar. Estas eran las claves del éxito según el peluquero catalán, que abrió su primer salón de belleza en Barcelona en 1975 tras formarse en París. Hoy, su cadena cuenta con 80 peluquerías que dan trabajo a unas 300 personas.

Dicen que Raffel Pagès se sentía más un creativo de imagen que un peluquero. El empresario ha muerto esta madrugada del 9 de mayo en Barcelona, ​​a la edad de 78 años. Referente en el sector de la peluquería y impulsor de centros de formación en el sector, Pagès fue un hombre hecho a sí mismo con facilidad en todo lo relacionado con la creatividad, como escribir, pintar, esculpir o realizar un peinado.

Nacido en una familia de peluqueros, decía que “nunca le gustó la peluquería como oficio”. Fue su padre quien, en contra de su voluntad, lo inició en el negocio, pero cambió de mentalidad gracias a su estancia en París. Allí se formó en Carita, la mejor peluquería mundial en los años 60, donde entendió la importancia que tiene un buen equilibrio entre imagen, cuerpo y peinado.

“La peluquería allí, era otra cosa. Era el mundo del estilismo, de la imagen, de la Haute Couture y la Haute Coiffure, no tenía nada que ver con la perspectiva de la España gris de aquellos años. Pude entender la importancia que puede tener un buen equilibrio entre imagen, cuerpo y peinado “, explicó Pagès.

Gracias a París, decidió importar a España aquel glamour que había descubierto, con la inauguración en 1975 de su primer salón de belleza en Barcelona, ​​en la calle Reina Elisenda 16.

En el año olímpico de la Barcelona 1992, emprendió su gran proyecto y la verdadera semilla de la firma: el Instituto de Perfeccionamiento Raffel Pagès, centro que se crea para la formación exclusiva de sus colaboradores y que hoy está abierto cualquier profesional. Para Raffel Pagès, la formación es uno de sus puntos más importantes en los que debe basarse la manera de vivir: “Hay que aprender durante toda la vida, yo todavía estoy aprendiendo y lo seguiré haciendo hasta el fin de mis días “, decía.

Raffel Pagès explicaba que las claves del éxito pasaban por cuatro ‘I’: Invertir, Investigar, Intuir y Innovar. “La peluquería es el oficio de los diálogos y los silencios”, también le gustaba decir. Durante más de 30 años, el empresario reunió una colección de más de 7.000 objetos relacionados con el mundo de la peluquería, que se exhiben en el Museo de la Historia de la Peluquería Raffel Pagès.

Su cadena cuenta hoy con 80 salones que emplean a más 300 personas. El negocio familiar ya está actualmente en manos de sus hijas, Carolina y Quionia Pagès, pertenecientes a la tercera generación, que se han comprometido a respetar “la esencia pura con la que se fundó” la cadena catalana.