Desde su estudio en el barrio del Poblenou de Barcelona, una antigua fábrica de galletas rehabilitada, el equipo de Lagranja Design lleva casi 20 años creando proyectos de diseño multidisciplinar, para los que toma como punto de partida ideas únicas que van desarrollándose hasta el mínimo detalle de forma espontánea, fresca e innovadora. Sus fundadores, Gerard Sanmartí y Gabriele Schiavon, capitanean un equipo dinámico, transversal y con experiencia en múltiples campos, siempre abierto a nuevos retos. “Nunca hemos buscado especializarnos en algo específico porque siempre nos ha atraído hacer aquello que nos gusta y eso nos ha llevado a descubrir cosas muy diferentes. Creemos que no hay cajones cerrados, sino que el conocimiento se va moviendo de un lugar a otro”, nos cuenta uno de sus cofundadores Gabriele Schiavon. De ahí que en su archivo de proyectos pueda encontrarse desde tiendas a oficinas u hoteles, pasando por piezas artesanales de su propia firma de mobiliario, Lagranja Collection, u otras propuestas más tecnológicas.
Su huella, más que en sus creaciones, se vislumbra en su manera de desempeñar los proyectos. “Siempre hemos trabajado con empresas y sabemos entendernos. Hay una parte importante de Lagranja Design que es saber escuchar. Lo importante es entender qué necesita el cliente, tanto desde el sentido práctico y funcional como de representación, qué imagen quiere dar de sí. En este sentido tenemos unas mecánicas y unas maneras de trabajar que incorporan la visión de quien nos pide un proyecto dentro de nuestro día a día. Lo llamamos cocreación porque, al fin y al cabo, los que conocen más de su proyecto son ellos mismos”.
Entre sus trabajos más recientes en la capital catalana se encuentra el Consulado de Italia en Barcelona. Con el objetivo de crear un espacio acogedor y domesticado made in Italy, Lagranja Design logra dar cabida a un programa completo de oficinas, zonas de recepción, de atención al público, salas de reuniones y una cocina junto con los estrictos protocolos de seguridad que caracterizan a estas instituciones. Para ello, una serie de pantallas de cristal de seguridad separan las zonas y crean una galería de retratos pixelados con referentes italianos que van desde Dante a Sofía Loren. Pinceladas de color rojo, blanco y verde de la bandera italiana dominan la paleta cromática. Y todo ello con una cuidada selección de mobiliario e iluminación que rinden homenaje a los maestros del diseño y los fabricantes italianos.
Con oficinas en Singapur y Turquía, el legado internacional Lagranja Design cada vez suma más proyectos. “Actualmente vivimos un momento interesante porque después de un año y medio de pandemia, la situación nos ha hecho replantear muchas cosas. Ahora estamos trabajando más en el extranjero y estamos potenciando mucho nuestro know how y las cosas que sabemos hacer a partir de un equipo integrador y joven que aporta una sensibilidad diferente a la hora de afrontar nuevos retos”, apunta Schiavon. “Además, trabajar en el extranjero es muy interesante. Singapur es un lugar donde no se fabrica absolutamente nada y todo lo tienes que importar. Se trabaja mucho y hay que acostumbrarse a esta manera de hacer. En cambio Turquía es todo lo contrario. Allí no se importa nada porque tienen aranceles, la moneda está devaluada y puede fabricarse cualquier cosa, pero hay que ponerle muchas ganas y estar muy encima”, añade.
Proyectos como el restaurante FOC Sentosa, a orillas de la playa de Palawan, en la isla de Sentosa, o la cervecería The Populist, en Estambul, son dos ejemplos de los trabajos del estudio barcelonés en sus respectivas sedes internacionales. Si bien el primero responde a la reinterpretación de un chiringuito mediterráneo combinado con el lifestyle singapurense, el segundo vertebra las tres plantas de una antigua fábrica de finales del siglo XIX en seis espacios con un mismo denominador común: la cerveza artesanal. En este último, desde la fotografía al diseño, pasando por los muebles a medida y las esculturas, suponen la suma de pequeños subproyectos que dan forma a un espacio único inspirado en la Ley Seca de los años 20.
Tales sedes han servido como trampolín para impulsarse hacia otros países como Japón o el propio gigante asiático y propagar allí su creatividad. Algo que se traduce en proyectos que combina concepciones más tecnológicas con otras más abstractas, como la de Matera Garden, basada en crear un espacio verde a modo de jardín vertical dentro de la densidad de población que hay en el barrio de Mong Kok, en Hong Kong.
Abrirse para dejar fluir las ideas
“Intentamos estar al día y nos gusta tener aportaciones muy diferentes y trabajar con gente de fuera, con artistas, grafistas y equipos de diseño especializados en iluminación o paisajismo que nos proporcionan conocimientos. Más que cerrarnos, lo que hacemos es abrir los proyectos. Lo importante para Lagranja Design es que haya una visión general que es compartida, y después el camino que toma el proyecto dependerá de cómo se interacciona con el cliente y quien lo está llevando”, apunta el propio Schiavon. El empleo y el trabajo de materiales y técnicas también responden a esa idea de dejar fluir con cada proyecto.
En este sentido, en el hotel ME Sitges Terramar se apostó por técnicas artesanales para crear piezas únicas de estilo contemporáneo creadas a partir de materiales y procesos propios de la tradición mediterránea. En cambio, para el proyecto en Gibraltar del banco Xapo, la primera sede física de una entidad bancaria que opera en el ámbito digital, se optó por una fabricación de mobiliario y decoración realizada a partir de procesos digitales; una metáfora en sí misma de la rápida transformación impulsada por la tecnología de la banca y la moneda. En este sentido, la mayoría de los muebles hechos a medida fueron impresos en 3D en Barcelona utilizando un plástico biológico a base de maíz.
Las interconexiones virtuales y las dinámicas introducidas en los últimos tiempos a raíz de la pandemia han hecho que las necesidades cambien sensiblemente a la hora de proyectar espacios. Si bien el trabajar en remoto era una práctica habitual para el equipo de Lagranja Design en la era pre-covid19, la voluntad de potenciar un trabajo híbrido (entre lo presencial y lo virtual) por parte de los clientes es cada vez una demanda más generalizada. “Las empresas grandes tienden a disminuir espacios y estos deben adaptarse a estas nuevas realidades. Eso supone que las oficinas tienden a convertirse más en puntos de encuentro y menos en puestos de trabajo, y trabajamos en este sentido”, expone.
Lo importante para Lagranja Design es encontrar una visión general compartida con el cliente para poder desarrollar el proyecto de manera interactiva
Un ejemplo de ello son las oficinas Xcelirate en Barcelona, un proveedor de contenidos de entretenimiento digital donde gente del equipo trabaja lejos de las oficinas. Con la voluntad de atraer a jóvenes programadores con talento, se optó por adaptar el lugar de trabajo existente en un entorno único y divertido que sacara lo mejor de su profesión. Salas de reuniones tematizadas y espacios de trabajo compartidos se suceden con claros guiños a la cultura popular. El mobiliario de líneas redondas, diseñado por el equipo creativo de Lagranja Design e inspirados en los salones de videojuegos, así como la colaboración del ilustrador barcelonés Javier Royo añaden un plus a este vibrante proyecto, seña identificativa de la filosofía de la empresa.
Junto con retos y aspiraciones de carácter más tecnológico, el estudio barcelonés da ahora un paso adelante con proyectos de ámbito público como el que tiene entre manos con la posible transformación de la plaza mayor de Gibraltar. “Nos haría mucha ilusión si se pudiera llevar a cabo porque sería un espacio para todos. De esta manera conseguimos que nuestro trabajo lo disfrute mucha gente y sea un diseño lo más inclusivo posible”, señala Schiavon. Además de esa vertiente más pública, la reciente asociación del estudio con BOD Arquitectura e Ingenieria, bajo el nombre de Logran, responde a una clara apuesta por ampliar los retos de futuro a una escala más arquitectónica.
