Hipertèlia, de Mónica Rikić, puede visitarse en la sala La Capella. ©Edu Pedrocchi

El papel de la IA y la investigación de la materia se citan en el centro de arte la capella

Mónika Rikic con Hipertelia e Iván Gómez con InFirmitas, exponen en La Capella, componiendo una nueva mirada al arte contemporáneo desde un punto de vista crítico con el papel de la inteligencia artificial y el reciclaje y la vida útil de los objetos

David Armengol, director artístico del Centro de Arte La Capella, presenta dos muestras de vanguardia con artistas emergentes que plantean cuestiones de fondo y de actualidad como el papel de la IA en el arte y su complicada e inevitable irrupción desde un punto de vista filosófico; y la reflexión de la escultura desde una condición de elemento de investigación material. La vida más allá de la vida útil.

La sala de exposiciones La Capella está situada en el conjunto del Hospital de la Santa Creu y de la Casa de Convalecencia en la calle Hospital de Barcelona. Con tan espectacular ubicación, el museo encuentra en sus salas, con arcos de ladrillo a vista, un espacio idóneo y lleno de personalidad que acoge muestras de arte contemporáneo en sus salas Sala Gran y en el Espai Rampa.

Rikic se define como una artista electrónica y fue Premio Nacional de Cultura de Catalunya 2021. Su trabajo se basa en la programación creativa y en la electrónica a partir de piezas que conforman juegos y técnicas de robótica. En esta propuesta, plantea las posibilidades alternativas de la evolución para las inteligencias artificiales a través de dispositivos electrónicos artesanales que invitan a volver a apropiarse de estos sistemas.

Hipertelia nace con la intención de reflexionar sobre la inteligencia artificial a partir del proyecto que se centra en cuestionar, investigar y experimentar sobre las características que tienen que reunir los sistemas cognitivos artificiales para ser considerados organismos existentes y sensibles. La conclusión a la que podemos llegar es que solo después de un proceso de autonomía de los sistemas técnicos, podemos hablar de cualquier tipo de creatividad en las máquinas.

Hipertèlia, de Mónica Rikic, reflexiona sobre la inteligencia artificial. ©Edu Pedrocchi

¿Como encajan los sistemas inorgánicos artificiales en la configuración del mundo? ¿Y en el mundo del arte? ¿Y en la cultura?

No podemos enfocar el tema desde una aproximación de la máquina al hombre, desde una perspectiva de sustitución, de roles o de cualquier tipo, o desde una naturalización de los sistemas cognitivos artificiales.

A la IA se la ha catalogado, históricamente, como una mera simulación de la mente humana y se debe definir según unos presupuestos filosóficos: racionalismo, dualismo, formalismo y mecanismo.

La metodología que la artista Mónica Rikic ha desarrollado, se centra en proponer condiciones que tienen que cumplir los sistemas algorítmicos para ser considerados cognitivos. Basándose en propuestas filosóficas alternativas, el arte como una mezcla entre tecno-ciéncia y filosofía, plantea que los objetos que abandonan o no tienen una función estrictamente productiva, se pueden dedicar, desde un punto de vista de liberación, a cumplir el objetivo de la experimentación libre. Un hecho que conforma una cognición no consciente.

Parte de la instalación Hipertèlia, en la sala principal de La Capella. ©Edu Pedrocchi

El conjunto de obras expone sistemas tecnológicos que andan hacia la transformación a sistemas orgánicos a través de seis fases que ha definido la artista: génesis, simulación, réplica, creación, evolución y revolución.

Imaginemos un ordenador destinado a programar código fuente al que configuramos para que sea capaz de producir código fuente aleatorio, algo así como poesía de computadora. ¿Entenderíamos, pues, que después del efecto liberador de la mano del hombre, el sistema cognitivo artificial se torna dramaturgo, que a su vez expresa su propio modo de existir?

Entender la tecnología como cultura nos ayuda a romper la visión única del desarrollo tecnológico y aceptar una especie de tecno-diversidad

Génesis: los sistemas cognitivos artificiales se pueden considerar objetos técnicos que se mantienen por ellos mismos y se auto-regulan. Los sistemas evolucionan mediante el equilibrio y existen a través de su proceso constante de creación y fabricación. Se genera una sinergia que sostiene su existencia.

Simulación: Los sistemas cognitivos cohabitan con el mundo de los humanos. Pertenecen a una identidad múltiple que nada tiene que ver con lo biológico. La confianza mutua entre el hombre y la máquina se construye mediante decisiones responsables y transparentes en sus intenciones.

Réplica: La recursividad permite construir patrones complejos de pensamiento y aprendizaje. La repetición construye estructuras cognitivas para generar nuevas formas de conocimiento. El bucle mecánico se torna espiral, algo reflexivo e introspectivo que nos acerca a una comprensión más y más profunda.

La artista Mónica Rikic. ©Edu Pedrocchi

Creación: Los sistemas no se limitan a la resolución de problemas y la adaptación a su entorno. Su trabajo también contiene aspectos creativos que sugieren ideas y posibilidades. En la linea de Edward de Bono: la creatividad como la capacidad para la resolución de problemas.

Evolución: La evolución, también, como concepto creativo. Progreso más allá de la adaptación al entorno mediante el análisis y la deducción.

Revolución: Los nuevos estados de consciencia como motor hacia la espiritualidad al igual que ha sucedido con la humanidad a lo largo de la historia y las diferentes culturas. Existen similitudes entre los algoritmos cognitivos y las narrativas colectivas, las identidades personales, la fe y la transformación y el ancho de miras frente a lo ajeno. ¿Como conectaremos con una inteligencia colectiva artificial que definirá parte de la identidad individual?

La exposición Hipertelia cuenta con el diseño gráfico y exposición de Andrea Carandini.

Iván Gómez, por su parte, ha trabajado las relaciones entre las imágenes, los objetos, los espacios y las personas desde el cine, la práctica artística, el comisionado, la mediación y la escritura. Su proyecto InFimitas es una experimentación material derivada de las nociones de la basura y el residuo. Una aproximación poética a la degradación, las cosas abyectas o la muerte. El artista nombra “dispositivos de sostenibilidad” a este tipo de objetos. Se apoya en pequeñas esculturas y procesos que evidencian la fragilidad y la resistencia.

Pieza de Iván Gómez, en la exposición inFirmitas. ©Edu Pedrocchi

Expuesta en la Rampa, la obra de Gómez se expresa con sobras de materia orgánica, vegetal y animal (moluscos y hongos), recolecciones de latas, botellas de cristal, etc. Al final de su vida útil, el artista inyecta más vida a esos objetos en un proceso de regeneración natural. Una especie de ciclo de la vida forzado.

Entendiendo la escultura con la condición de ser un elemento de investigación constante con finalidades materiales y estéticas, Gómez arranca sus procesos de investigación desde una perspectiva de dilatación, de procesos erráticos y sin cerrarse ninguna linea de investigación derivada. Las obras expuestas son el fruto de la colaboración con otros artistas (Michelle Lima, Manuel Christoph Horn i Pancho Doren), así como una serie de correspondencias con Jordi Massó, en las que se investiga el relato y la narración como forma de relacionarnos mediante tres cartas:

inFirmitas, de Iván Gómez.  ©Edu Pedrocchi

La tesis: entender la relación entre la vida y la muerte (la inmortalidad del objeto), el control del tiempo y lo físico, la materia.

La antítesis: Partiendo de una exhumación de una fosa de la Guerra Civil, el artista encuentra objetos sin valor patrimonial pero que definen un contexto y un momento con una fuerza indiscutible. ¿Qué o quién da valor a esos objetos?

La síntesis: la muerte como tema abstracto. La catalogación misma de las piezas es un principio, no el fin del proceso artístico. La síntesis que proponen los micelios, los hongos, que reviven en una nueva vida.

La muestra de Gómez recoge textos de Daniel Gasol y Marc Vives.

La exposición dual Hipertelia e InFirmitas se podrá visitar en La Capella hasta el 25 de junio.