La exposición Intención poética toma el título del libro homónimo del poeta y filósofo de la Martinica Édouard Glissant, un ensayo para deconstruir toda dramaturgia museográfica y dar centralidad a las obras y sus maneras de experimentar el mundo. Si, como decía Glissant, el poema nunca tiene que negar el camino del mundo, ¿es posible un museo que abogue por la percepción de las obras en sí mismas, con toda su energía y deseo, con su intención poética?
El último episodio de la muestra de la colección del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) comisariada por su directora, Elvira Dyangani Ose, junto con Antònia Maria Perelló, Claudia Segura y Patricia Sorroche, aborda nuevas narrativas y formas de enunciación, por lo que se varía significativamente la estructura de la muestra, que, ya de partida, invita a los espectadores a crear su propio recorrido y a conectar con la obra y con su intención poética.
Pasar el verano en el MACBA
Para todos aquellos que tengan ganas de pasear por el MACBA marcando su propio ritmo y respondiendo a las cuestiones que puedan surgir en Intención poética, el verano es un buen momento para hacer aquellas vistas que el día a día dificulta. Además, sabiendo que algunas preguntas es mejor digerirlas con calma, la entrada al museo permite visitar la muestra de la colección tantas veces como se quiera durante un mes a partir de la fecha de compra. La entrada también permite acceder a todas las exposiciones en curso y se ofrecen visitas guiadas. Además, cada sábado a partir de las 16 horas, la entrada es gratuita. Para mayor información sobre reducciones o gratuidades, incluyendo horas valle más económicas comprando las entradas por la web, consultar aquí.
Una oportunidad única para acercarse este verano al museo y redescubrir su fondo a través de más de setenta obras de una treintena de artistas donde se abordan nuevas narrativas y modelos de relación. Esta aproximación bebe, en gran parte, de obras adquiridas en los últimos años que buscan nuevos espacios de convivencia con otras obras de la colección, pero también de obras que entran por primera vez en el museo para apropiárselo, permeabilizando el relato y el tiempo. Algunas piezas destripan el marco habitual del edificio y otras reclaman, de una manera muy física, la activación por parte del espectador.
¿Cuál es el tiempo del museo? Y, ¿de qué manera transitamos? Son algunas de las preguntas que surgen a lo largo del recorrido de la exposición, revelando a las obras como grandes narradoras de historias. Si el museo, por regla general, exige la corporalidad del espectador, su disposición física, mucho más que su capacidad perceptiva, este primer ámbito de la exposición invita a hacer el gesto de transitar y a tomar decisiones. Se encuentran obras videográficas de Adrián Balseca, Katia Kameli y Danica Dakić, junto con la instalación 77 (2014), de Younès Rahmoun, formada por setenta y siete lámparas que representan las setenta y siete ramas de la fe dentro del islam.
Un segundo ámbito investiga el origen compartido entre el lenguaje y la poesía, un lugar de sorpresa desde el que necesitamos denominar el mundo. ¿Puede el arte devolvernos la poética de la cotidianidad? Esta parte de la muestra enlaza con una manera de acercarnos al habla desde las entrañas y la víscera. Las obras de Marcel Broodthaers, Francesc Torres, Ian Hamilton Finlay, Daniel G. Andújar, Dora García, Oriol Vilapuig, Dieter Roth, Joan Brossa, Oussama Tabti y Antoni Tàpies que encontramos aquí trazan líneas de sentido sobre el ejercicio de nombrar, sin olvidar los silencios asociados a la palabra.
¿Puede el arte devolvernos la poética de la cotidianidad? La muestra enlaza con una manera de acercarnos al habla desde las entrañas y la víscera
Finalmente, Intención poética expone uno de los pilares esenciales de la modernidad: el sujeto. Artistas como Antoni Llena, Mireia Sallarès, Sinéad Spelman, Cabello/Carceller, Pepe Espaliú, Miguel Benlloch, Lenora de Barros, Lucía C. Pino, Ariadna Guiteras, Ramon Guillen-Balmes, Susy Gómez, Eulalia Valldosera, Lucia Nogueira, Lola Lasurt, Lara Fluxà, Rosemarie Trockel, Carmen Calvo, Ana Prada, Eva Lootz, Charo Pradas o Helena Vinent plantean reformulaciones posibles de la subjetividad expandiendo el contrato social. Lo hacen proponiendo alteridades interiores, articulaciones múltiples del deseo, organismos ausentes, membranas biomórficas… Analizar sus propuestas permite articular un ejercicio de futuro donde, como reivindica Mireia Sallarès, las microhistorias pueden ocupar un espacio protagonista.
Pero esta exposición del MACBA, que se puede visitar hasta abril de 2025, es mucho más. Con la voluntad de desarrollar proyectos que propongan nuevas maneras de ocupar el museo, Eva Fàbregas y su Oozing (2023-24), coproducido con la Fundación Botín, invitan a transitar por sus esculturas hinchables, capaces, incluso, de alterar la percepción personal y del espacio. Su proyecto se unirá a la instalación Una pared (2022–24), de Luz Broto, un gesto que formula la disrupción material de los límites del museo y que está en diálogo con el edificio mismo desde el inicio de la exposición. Como prueba de la aportación que hace a las preguntas que quiere plantear la muestra, será el encargado de cerrar el acceso habitual a las salas del museo durante dos semanas en enero de 2025. Una clara apuesta por proponer a los visitantes transitar por el edificio de una manera diferente.