Josep Roca con Jaume, Roc, Leo y Xavier Gramona, y con Ferran Centelles en el acto conmemorativo.

Gramona celebra su centenario en el Palau de la Música

La bodega del Penedès, que forma parte de Corpinnat, reivindica la capacidad de Catalunya de elaborar vinos espumosos de la más alta calidad fruto de las largas crianzas y del trabajo con las variedades de uva autóctonas

Emotivo acto de celebración del centenario de Gramona. Más de 700 personas se han reunido este lunes en el Palau de la Música Catalana para conmemorar la elaboración de la primera botella de vino espumoso producida por esta familia del Penedès, en 1921. Miembros de la cuarta, quinta y sexta generación de los Gramona han participado en un evento en el que se ha relatado la historia de la empresa y donde también han intervenido los sumilleres Ferran Centelles y Josep Roca, además del Cor de Cambra del Palau.

Con este acto, Gramona ha querido rendir homenaje a sus antepasados ​​y poner en valor el gran objetivo que siempre ha perseguido la empresa y por el que sienten un gran orgullo: demostrar que en Catalunya se pueden hacer grandes vinos espumosos fruto de largas crianzas y del trabajo con las variedades autóctonas (especialmente el Xarel·lo), como llevan haciendo desde hace 70 años, ya que en 1951 se lanzó al mercado III Lustros, el primer espumoso de larga crianza del país.

El momento más emotivo de la gala fue el abrazo entre los dos primos que lideran actualmente la empresa, Jaume y Xavier Gramona (quinta generación), y las palabras que dirigió a la sala el nonagenario Josep Lluís Gramona (cuarta generación y padre de Jaume), sorprendido al ver reunida a tanta gente en el Palau para celebrar el aniversario.

“Llevamos muchos años luchando para demostrar al mundo que podemos hacer grandes vinos espumosos en nuestra tierra”, dijo Xavier Gramona, tras recordar que en 1945 la bodega ya pudo enseñar al mundo la capacidad de envejecimiento de sus vinos cuando Europa “necesitaba celebrar una victoria y nos descubrió a nosotros”. Y es que como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, las principales regiones productoras de vino en Europa carecían de stocks, pero Gramona sí que tenía reservas abundantes, ya que sus ventas se habían resentido por las guerras y habían acumulado muchas barricas en sus almacenes con más de diez años de crianza. “Gracias a este accidente histórico recibimos muchos pedidos y resultó que expertos catadores de toda Europa nos dijeron que eran vinos excelentes”, recordó Gramona, en una de las muchas anécdotas históricas explicadas en el Palau.

Jaume Gramona, responsable técnico y artífice de que la bodega de Sant Sadurní d’Anoia se haya situado en la cúspide del sector del vino en prestigio y calidad, glosó sus 37 años de dedicación a la empresa y se mostró emocionado por haber logrado “el sueño” de implantar en toda la finca un modelo de agricultura biodinámica que apuesta por el equilibrio y la mínima intervención en el viñedo. “Hoy estoy muy feliz, pero he llorado mucho para llegar hasta aquí”, reconoció.

Jaume Gramona quiso reconocer también la labor que ha realizado a lo largo de las últimas décadas su primo Xavier, responsable comercial y de la parte financiera de la empresa desde 1995. “Sin ti, esto no habría sido posible; quiero reconocértelo en vida. Juntos hemos sido imparables“, destacó el enólogo justo antes de fundirse en un abrazo con su primo.

Jaume y Xavier Gramona, con el Cor de Cambra del Palau de la Música.

El acto dió también un especial protagonismo a los sucesores, miembros de la sexta generación, Roc y Leo Gramona, hijos de Jaume y Xavier, respectivamente, y ya plenamente incorporados a la empresa y asumiendo cada vez más responsabilidades en la parte técnica y comercial. “Leo y Roc están preparados; tienen un reto difícil, pero da gusto verlos tan complementados e ilusionados. El relevo está aquí”, subrayó Josep Roca, sumiller de El Celler de Can Roca.

Los primos en uno de los momentos más emotivos de la celebración.

Antes de cerrar la celebración, Xavier Gramona quiso justificar una de las decisiones más importantes tomadas en la historia reciente de la bodega: abandonar la Denominación de Origen Cava para fundar junto a otras empresas la marca colectiva Corpinnat. “Salimos del cava, no por gusto, sino porque no nos quedó más remedio. Intentamos que el consejo regulador hiciera cambios para poder zonificar y distinguir una botella de cuatro euros de una de cien, pero no lo entendieron”, dijo Gramona.

Algunas de estas reivindicaciones sí que han sido finalmente aceptadas por la DO Cava, que recientemente ha modificado su reglamento para introducir la zonificación y diferenciar entre los cavas de guarda y de guarda superior. En este sentido, sin solicitar explícitamente que se produzca una reunificación, Gramona pidió “a todos los agentes del territorio que se sienten a hablar”. “Nos gustaría poder apoyar cualquier iniciativa que nos llevara a todos a pensar, ante todo, en el territorio”, concluyó.

Xavier Gramona brinda con todos los invitados.