El optimismo ha vuelto al sector del cava, sacudido durante demasiados años por las malas noticias, las escisiones, los boicots comerciales y la caída de ventas provocada por el coronavirus. Estas Navidades, los cavistas esperan un crecimiento de las ventas a doble dígito después de haber logrado incrementar en un 16,45% el número de botellas comercializadas en los tres primeros trimestres del año. El objetivo es cerrar el ejercicio alcanzando los valores anteriores a la pandemia.
En paralelo, las empresas elaboradoras celebran la nueva regulación estrenada por el Consejo Regulador, que apuesta por la zonificación y la segmentación, llenando de aire fresco las bodegas, que sienten ahora que tienen las armas para reivindicar su calidad, la identificación con el territorio y la diferenciación en un mercado internacional altamente competitivo. “Vivimos un momento mágico; nos hemos dotado de un nuevo marco que nos permite personalizar los productos y que nos conduce a explotar como sector; ahora ya no tenemos excusas”, afirma con rotundidad Josep Maria Pujol-Busquets, propietario de la bodega Alta Alella.
Según el empresario, ha sido “un pequeño milagro” que el Consejo Regulador presidido por Javier Pagés haya logrado poner de acuerdo a todo un sector para crear una nueva segmentación (cavas de guarda y de guarda superior) y zonificación, con la creación de cuatro áreas diferenciadas de producción: Comtats de Barcelona para englobar a los cavas de Catalunya (con las subzonas Valls d’Anoia-Foix; Serra de mar; Conca del Gaia; Serra de Prades i Pla de Ponent); del Valle del Ebro (con las subzonas Alto Ebro y Valle del Cierzo); Viñedos de Almendralejo, y Levante (pendiente de decidir su nomenclatura definitiva).
“Con este reglamento, los cavistas nos sentimos escuchados; ponemos en marcha un nuevo proyecto muy ilusionante, que nos permite mirar el futuro con optimismo y que nos dota de una normativa muy exigente”, apunta Maite Esteve, consejera delegada de Vins el Cep. En la misma línea, el presidente de Juvé & Camps, Joan Juvé, constata que tras “muchos años de esfuerzos” el sector del cava “tiene un futuro incuestionable” que pasa por hacer llegar al consumidor “las diferentes personalidades del cava” y su gran potencial de envejecimiento. Según Juvé, el cava tiene vinos únicos que lo diferencian del champán, como el brut nature, es decir, cavas sin azúcar añadido, “un producto que es casi inexistente en el champán”.
Por su parte, Josep Maria Ferrer, miembro del consejo de administración de Henkell Freixenet y consejero delegado de Vins Família Ferrer, considera que el nuevo reglamento del cava “será muy positivo” para el sector y destaca su “rigurosidad, ya que garantiza la calidad, la diferenciación y permite poner en valor las largas crianzas”. “El cava es el mejor espumoso del mundo para poder competir en calidad y en precio”, ha añadido Ferrer, quien ha pedido, sin embargo, un mayor esfuerzo para dar a conocer las nuevas zonas y las especificidades del nuevo reglamento al consumidor final, a quien muchas veces se puede generar confusión.
Bruno Colomer, responsable de enología de Codorníu, también constata “la nueva ilusión y el momento dulce” que vive el sector. “Iniciamos una etapa muy bonita, donde podremos explicar mejor al mundo cómo trabajamos y los rasgos distintivos del cava”. Según Colomer, Codorníu tiene previsto identificar el 100% de su producción bajo la nueva marca Comtats de Barcelona, ya que toda la uva de la que se abastece la empresa proviene de Catalunya. En el caso del cava elaborado en Raimat las botellas se identificarán con la subzona Pla de Ponent.
Codorníu tiene previsto identificar el 100% de su producción bajo la nueva marca Comtats de Barcelona, ya que toda la uva de la que se abastece la empresa proviene de Catalunya
Para el presidente del Consejo Regulador, Javier Pagés, que fue el director general de Codorníu hasta la venta de la empresa al fondo Carlyle, el cava está demostrando “dinamismo y resiliencia” en un entorno de pandemia y de fuerte competencia internacional en el segmento de los vinos espumosos, donde debe hacer frente, por ejemplo, a éxitos de ventas como el Prosecco. Pagés admite que el gran reto radica en educar al consumidor, ya que a pesar de tratarse de dos vinos espumosos existe una gran diferencia entre el cava y el Prosecco italiano. Esta diferencia radica en el método de elaboración, ya que, como el champán, el cava somete el vino a un proceso de segunda fermentación dentro de cada botella, con una crianza mínima de nueve meses, mientras que el Prosecco no da este paso, puesto que su fermentación se realiza en grandes depósitos y el vino está listo para salir al mercado en sólo dos o tres meses. “Es otra filosofía y estilo de vinos espumosos; el cava apuesta por la crianza, un elemento distintivo que aporta una mayor complejidad al producto”, explica.
Según Pagés, entre enero y septiembre de 2021 se han vendido 157,78 millones de botellas de cava, un 16,45% más respecto al mismo período del año pasado (135,5 millones). Han crecido especialmente los cavas de guarda superior, la nueva categoría que engloba a los cavas reserva, que crecen un 35%, y los cavas gran reserva, que han experimentado un incremento del 42%. Por su parte, los cavas de guarda (los más jóvenes, con una crianza mínima de nueve meses) avanzaron un 14%. “El sector del cava está superando de forma notable las adversidades y apostando decididamente por los productos de mayor crianza, exponentes de la alta calidad y vinculación con el territorio”, subraya el presidente de la denominación de origen. Los cavas gran reserva (mínimo de 36 meses de crianza), sin embargo, hoy por hoy sólo representan el 2% del sector; el peso de los reserva (más de 18 meses) es del 11%.
En este grupo de cavas de guarda superior —que serán 100% ecológicos en 2025— también se incluyen los Cavas de Paraje Calificado, la máxima categoría de la DO Cava. Se trata de media docena de cavas que juegan en la Champions League de los vinos espumosos internacionales: Alta Alella Mirgin Opus (Alta Alella), Pere Ventura Gran Vintage (Pere Ventura), Claror (Vins el Cep), La Capella (Juvé & Camps), Can Sala (Vins Família Ferrer) y La Pleta, La Fideuera y El Tros Nou (Codorníu). El Consejo Regulador ha recibido la solicitud de cuatro Cavas de Paraje más, aunque todavía no han sido aprobados.
“El sector del cava está superando de forma notable las adversidades y apostando decididamente por los productos de mayor crianza, exponentes de la alta calidad y vinculación con el territorio”, Javier Pagés
La DO Cava es la que más exporta de España, ya que el 76% de las botellas son consumidas por el mercado internacional. Durante los primeros nueve meses del año destaca el fuerte crecimiento del 63% experimentado en Estados Unidos, país que se sitúa ya como el segundo principal mercado mundial del cava, por detrás de Alemania, donde se ha avanzado un 11,87%. Otros destinos significativos son Países Bajos (+22%), Rusia (+44%) y Canadá (+28%). Según Pagés, en estos primeros nueve meses del año las ventas de cava no han descendido en ninguno de los diez principales mercados, “una clara señal de la buena recuperación post pandemia”.
El presidente del Consejo Regulador se muestra optimista con respecto a la campaña de Navidad, que genera el 30% de las ventas del año. “La gente tiene ganas de vivir y disfrutar; no debería ser una mala Navidad para el cava, dependemos de la evolución de la pandemia, pero confiamos en mantener ese crecimiento a doble dígito; de ser así será todo un éxito”, concluye.
