Tras perder en 2017 la candidatura para acoger la Agencia Europea del Medicamento, Barcelona vuelve a estar bien posicionada para poder atraer a la ciudad la sede de un organismo europeo y de un marcado perfil tecnológico. Se trata de la nueva sede del Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), un organismo independiente intergubernamental formado por 22 estados de la Unión Europea y por otros doce asociados.
La candidatura de la capital catalana, que competía con las presentadas por otros nueve países europeos, ha pasado a la segunda y última ronda de selección, por lo que ahora sólo queda esperar a la votación final, que se conocerá el próximo 9 de diciembre.
La propuesta ha sido impulsada por el Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona y ha sido coordinada por el Barcelona Supercomputing Center y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Uno de los puntos fuertes de la candidatura es que se ofrece un edificio llave en mano, ya construido, en un entorno científico de calidad y con capacidad para albergar a 400 personas. Se trata del edificio Nexus II, situado en la calle Jordi Girona, en el campus de la UPC. El inmueble, diseñado por Ricardo Bofill, es propiedad del Consorci de la Zona Franca (CZFB), cuenta con una superficie de 7.600 metros cuadrados y, según la candidatura, podría estar disponible para el 1 de julio de 2021.
Hay que tener en cuenta que el Nexus II se encuentra a escasa distancia de la capilla de la Torre Girona que acoge el supercomputador MareNostrum, una de las infraestructuras clave sobre las que se asienta la candidatura de Barcelona para hacerse con la agencia de meteorología, que requiere de potentes instalaciones de cálculo para realizar sus predicciones.
El proyecto de Barcelona se sustenta también en la alta calidad de vida que ofrece la ciudad, su red de conexiones internacionales, el ecosistema científico y universitario, la amplia oferta de escuelas internacionales y la existencia de un mercado de trabajo dinámico para profesionales cualificados. Concretamente, la candidatura destaca que en la ciudad hay ocho universidades, más de 1.500 startup, un aeropuerto situado a sólo catorce minutos y con 200 conexiones, servicios de movilidad sostenibles como el Bicing, 17.600 plazas de guardería, 1.900 instalaciones deportivas, 40 escuelas internacionales, 30 kilómetros de playa y restaurantes con 31 estrellas Michelin.
“Es una muy buena noticia para España haber pasado a la fase final; nuestra candidatura, con sede en Barcelona, ha sido muy bien valorada, y de salir adelante supondría potenciar la capacidad de investigación de nuestro país en nuevas técnicas de predicción meteorológica imprescindibles en el escenario actual de mayor adversidad meteorológica por el calentamiento global”, ha destacado la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Según el teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, haber superado el primer corte del proceso demuestra que “la crisis de la covid no nos para” y que “no dejamos de atender la realidad del día a día, pero no renunciamos tampoco a trabajar para la Barcelona del mañana”.
El Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas nació en 1975 y, actualmente, ya cuenta con dos sedes. La primera, desde sus inicios, se encuentra en Reading (Reino Unido) y la segunda se está construyendo ahora en Bolonia (Italia), donde en 2021 se ubicará el centro de datos y el nuevo superordenador de la entidad. En la ECMWF trabajan ahora 360 personas de 30 nacionalidades y su principal misión es ofrecer pronósticos numéricos meteorológicos globales y monitorizar el sistema de la Tierra, además de llevar un archivo de datos meteorológicos y ejecutar investigaciones científicas vinculadas al clima.
Esta agencia cuenta con un presupuesto anual aproximado de 110 millones de euros. El 51% de este importe lo aportan los estados miembros y el resto son ingresos de la venta de sus datos y pronósticos a terceros. La ECMWF opera dos programas Copernicus de observación terrestre de la Unión Europea, el CAMS (Copernicus Atmosphere Monitoring Service), dedicado a monitorizar la atmosfera terrestre, y el C3S (Copernicus Climate Change Service), vinculado al cambio climático.