La actividad física, social y mental es una gran aliada del envejecimiento activo y saludable. A medida que nos hacemos mayores, van apareciendo factores que evidencian una pérdida progresiva de capacidades que podemos retrasar con una vida activa y saludable. Algunos de los efectos aparecen o se intensifican a lo largo de la etapa de la vejez, por lo que es importante trabajar sobre nuestras capacidades para mantener nuestra autonomía el máximo tiempo posible.
Uno de los recursos más recomendados para prolongar el bienestar y la autonomía cuando llegamos a la vejez son los centros de día, un espacio donde se desarrollan actividades, dinámicas y terapias diseñadas por profesionales expertos que estimulan los sentidos de las personas mayores, sean cuales sean sus capacidades o grado de dependencia.
Según indican profesionales de FIATC Residencias, en un centro de día se cuida el bienestar integral de la persona mayor durante el día, promoviendo sus capacidades y autonomía en un entorno seguro y confortable. Además, es un buen recurso para combatir la situación de soledad no querida en la que, lamentablemente, se encuentran muchas personas mayores.
No debemos olvidar que el bienestar de las personas mayores pasa también por el bienestar de aquellos que les cuidan, normalmente familiares. Con el centro de día, abrimos una ventana a los familiares cuidadores que les permite descansar o conciliar con otros aspectos de su vida si es el caso.
El día a día en estos espacios
Muchas personas desconocen el recurso y el funcionamiento de un centro de día. Es un recurso, que como su nombre indica, se desarrolla a lo largo de la mañana, tarde o todo el día, en un horario flexible que se adapta a las necesidades de la persona mayor y la familia. La mayoría de los centros de día ofrecen un servicio de movilidad para gestionar el desplazamiento de ida y vuelta de casa al centro.
Además, a fin de que la persona y la familia puedan comprobar si el recurso se ajusta a sus necesidades, desde FIATC Residencias se ofrece la posibilidad de realizar pruebas de entre una y dos semanas sin compromiso.
Una vez situados en el centro de día, los profesionales le dan la bienvenida y le acompañan al espacio donde se llevará a cabo la actividad programada en un grupo acorde a sus capacidades. A lo largo del día, la persona está acompañada por profesionales expertos de quienes obtendrá apoyo en las actividades de la vida diaria que necesite, además de estar rodeada de personas afines a sus gustos y preferencias. Según la duración escogida del servicio, la persona mayor también puede utilizar el servicio de restauración.
Algunos centros de día que incorporan el servicio de residencia ofrecen espacios más amplios y una mayor especialización y dedicación de profesionales del ámbito de la medicina, enfermería, psicología, fisioterapia, trabajo social, educación social y terapia ocupacional. Además, también se pueden realizar estancias nocturnas de forma puntual según la necesidad de la familia. Muchas de éstas usan este último servicio a la hora de irse de vacaciones o durante la temporada de verano.
Selección de actividades y terapias a medida
Para que las actividades del centro de día sean más beneficiosas para la persona mayor, la psicóloga del centro realiza un test para conocer su nivel cognitivo y una entrevista en la que recoge su historia de vida. Según los resultados, se asigna un grupo de trabajo y se recomienda una serie de actividades. Más adelante se realizará otro test para hacer un seguimiento de la evolución de la persona.
Las actividades programadas se realizan en grupo y también de forma individual y están centradas en el bienestar físico, emocional y social de la persona. Algunas de estas actividades son la terapia con muñecas, fisioterapia grupal, musicoterapia, terapia con animales, psicomotricidad o actividades intergeneracionales con la colaboración de escuelas vecinas. A estas se les suman salidas, como la visita al Monasterio de Montserrat, a la playa o al mercado de Santa Llúcia, entre otras propuestas de recreo y descubrimiento.
Potenciar la autonomía y capacidades de las personas no debería dejar de hacerse nunca, tampoco una vez se avanza ya en la vejez. En los centros de día, existen especialistas preparados para aportar a la persona recursos pensados para su mejora en todos los sentidos, y agrandar, además, su entorno social, porque estar en contacto con otras personas les supone una mejora física y, también, emocional.
