Del teléfono de cable rizado a los smartphone y el whatsapp. Cambiando la tecnología, pero manteniendo la esencia y el propósito: apoyar a quienes lo necesiten a través de la escucha activa y la orientación inmediata, con el teléfono como canal. El objetivo de la Fundació Ajuda i Esperança consiste en ofrecer atención social desde el anonimato y la confidencialidad, para mejorar la salud mental y el bienestar emocional de quienes sufren por situaciones como la soledad y la incomunicación. La fundación cuenta con diversos servicios especializados, como el Teléfono de la Esperanza, contra la soledad no deseada; el Teléfono de Prevención del Suicidio, y el chat para jóvenes, que en 2022 sumaron un total de 43.000 atenciones.
La fundación se constituyó en 1986 a partir de una iniciativa impulsada dos décadas antes en Barcelona. Este proyecto inicial atendía llamadas a través del Teléfono de la Esperanza de Barcelona, que seguía la estela de la primera estructura organizada de auxilio telefónico de emergencia, fundada en 1953 en el Reino Unido. Setenta años después, el servicio sigue operando en la capital catalana, adaptado a la evolución tecnológica y a las demandas comunicativas de la sociedad. Y no sólo se ha adaptado, sino que ha sumado servicios y tecnologías en los últimos años. En este contexto, recientemente ha contado con el apoyo del Institut Català de Finances (ICF) de la Generalitat, con un crédito de cerca de 300.000 euros, a través de la línea Crèdit Circulant. El ICF trabaja para que emprendedores, autónomos, empresas y también entidades como esta puedan impulsar sus proyectos estratégicos. Con este crédito, la fundación mejora su tesorería para continuar poniendo sus teléfonos al servicio de la ciudadanía.
A través de sus teléfonos, voluntarios de la entidad atienden llamadas a cualquier hora de todos los días de la semana, y ofrecen apoyo y orientación a quien lo requiera. Un equipo de un total de 400 voluntarios y once trabajadores de la fundación lo hace posible. Así, se trata de una entidad con una estructura interna “pequeña, pero que tiene un alcance global”, según el director general de la fundación, Enric Morist. Advierte que “tener un problema de salud emocional o sentirse solo es una bomba de relojería”.
La atención telefónica para prevenir el suicidio es el servicio más especializado de la fundación, y ha evitado 283 suicidios que se habrían producido de forma inmediata
Cuando uno de los 400 voluntarios recibe una llamada al Teléfono de la Esperanza, ofrece escucha activa, y también orientación. Habitualmente aconsejan acudir a un centro de salud, servicios sociales o a la administración. “Somos complementarios del sistema público”, y desde el Teléfono de la Esperanza se realiza una primera atención de personas que de entrada descartan acudir a otros servicios, explica Morist. En gran parte, levantan el teléfono por la garantía de anonimato: “La confidencialidad es una fortaleza” del servicio, al que se accede marcando el 93 414 48 48.
Morist constata que se han incrementado los problemas de salud mental, y que se trata de un efecto colateral de la pandemia. Así lo indican los datos: el Teléfono de la Esperanza atendió el año pasado a más de 34.000 personas, cifra que representó un 8,3% más que en 2019, el año previo al Covid. Esta cifra muestra un retorno progresivo a la normalidad, después de que en 2020 se produjera un incremento del 74% respecto al año anterior, y de que en 2021 se registrara un aumento del 36,8% respecto a cifras precovid. Ahora, los problemas de salud mental “son la pandemia del siglo XXI”, alerta el director general de la fundación.
El Covid no sólo representó un punto de inflexión para la salud mental, sino que también lo fue para el Teléfono de la Esperanza. Hasta entonces, todas las llamadas se atendían desde el Portal de l’Àngel de Barcelona, donde se ubica su sede. El confinamiento y el aumento de la demanda llevó a articular mecanismos para permitir la atención telefónica a distancia, y así ha continuado funcionando hasta ahora. El hecho de poder atender las llamadas desde cualquier lugar ha permitido agrandar la red de voluntarios, independientemente del lugar en el que residan: “Nos abre el mundo”.
Este no fue el único cambio que la pandemia provocó en la fundación. En otoño del mismo 2020 y en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, la entidad puso en marcha el Teléfono de Prevención del Suicidio. Esta es la primera causa de muerte entre los hombres de 15 a 44 años en Barcelona, y la segunda entre las mujeres, después del cáncer de mama. La atención telefónica para prevenir el suicidio es el servicio más especializado de la fundación, y ha evitado 283 suicidios que se habrían producido de forma inmediata, según Morist. Lo han logrado a través de esta escucha activa y mediante la conexión directa con los servicios de emergencia, que se activan en el caso de riesgo inminente de suicidio.
El Teléfono de Prevención del Suicidio, en el 900 92 55 55, atendió en 2022 cerca de 6.000 llamadas, un 3,6% más que el año anterior. De entre las llamadas, se produjeron 86 de suicidio inminente o en curso. Otras 263 personas habían intentado quitarse la vida durante el mes previo a la llamada, y otras 482 lo habían hecho en algún momento anterior de su vida. Las cifras rompen el estigma que vincula un intento de suicidio con una llamada de atención, y señalan que las ideas suicidas pueden regresar a lo largo de la vida si no se recibe una atención adecuada. Ante esta situación, voluntarios seleccionados mediante entrevistas reciben una formación específica, realizan prácticas, y cuentan con servicio de atención psicológica de apoyo y supervisión.
Un chat para llegar a los jóvenes
La pandemia afloró problemas de salud mental en gran parte de la población, también en los jóvenes. “Sólo vemos la punta del iceberg”, ya sea por un creciente malestar emocional o porque éste se exterioriza más, después de que se hayan roto tabúes en torno a la salud mental. En el caso de los más jóvenes, mantener una escucha activa por teléfono no era una opción: son reacios a las llamadas. Así, la fundación y el Ayuntamiento de Barcelona pusieron en marcha en julio de 2022 el chat de apoyo emocional para jóvenes, dirigido a personas de entre 14 y 25 años. Fue el primer servicio de estas características vehiculado a través de la aplicación de Whatsapp, y ha atendido más de 2.000 conversaciones hasta octubre. El chat, que se activa con un mensaje al 679 33 33 63, quiere combatir el creciente malestar emocional en los jóvenes, después de un aumento de estados depresivos, de sensación de soledad y de conductas suicidas y autolesivas: se dan en un 38% en el caso de chicas entre 13 y 19 años, y en un 20% en chicos, según una encuesta del Ayuntamiento de 2022.
Con un 70% del total de los contactos, las mujeres jóvenes son las principales usuarias del chat, al cual también pueden dirigirse personas del entorno de estos jóvenes y adolescentes. A lo largo de los primeros 14 meses de funcionamiento, el servicio ha avisado en 25 ocasiones a los servicios de emergencia, debido a que la salud y seguridad del menor o joven estaba en riesgo. Después de la experiencia en Barcelona, ahora el servicio se extiende. La Generalitat y la fundación han activado el chat Obro Feel para ofrecer apoyo emocional a adolescentes y jóvenes entre 14 y 29 años. El proyecto, como prueba piloto, servirá también para detectar de forma precoz problemas de salud mental como la depresión, ideas suicidas y trastornos de conducta alimentaria. Después de sumar estos servicios y de agrandarlos, la fundación prioriza ahora darlos a conocer entre los jóvenes. Entre otros canales, lo hará con campañas de difusión y prevención en institutos, con el propósito de mejorar la salud mental en una sociedad con un creciente malestar emocional.