Sound Earth Legacy apoya proyectos para aportar soluciones a la crisis medioambiental. © Cameron Venti

Sound Earth Legacy: la ONG que combate el cambio climático desde Barcelona

El silencio, el aislamiento, la estancia en los polos y la grabación de sonidos es lo que ha llevado Andrea Lamount a crear Sound Earth Legacy: la primera organización no gubernamental, sin ánimo de lucro y de Barcelona que apoya proyectos científicos y tecnológicos para aportar soluciones a la crisis medioambiental que vivimos y provocamos los humanos, así como impulsar programas para mitigar el cambio climático.

Los escarabajos vuelan al atardecer es una novela que la escritora sueca Maria Gripe escribió en 1978. La historia pasa por tres amigos que aceptan el encargo de cuidar una casa deshabitada. Uno de los tres, Jonás, recibe un magnetófono como regalo de cumpleaños. A partir de los sonidos grabados en la casa solitaria tienen lugar una serie de descubrimientos desconcertantes que ayudarán a esclarecer el pasado y el origen del lugar.

Más allá de los de la novela, los escarabajos, efectivamente, aparecen al atardecer y en espacios poco transitados. Al caminar se mueven con las mismas facultades de quien va ebrio, decididos y tortuosos, hacia un destino del que parecen estar convencidos. En cuanto al color, los icebergs son el contraste más absoluto, y como escarabajos blancos discurren alrededor de los polos. Y los polos, como un atardecer eterno en la quietud de una casa desierta, esconden secretos que, como la mayor parte de secretos, sólo se hacen presentes si se escuchan en silencio.

Dice Dalai Lama que, a veces, el silencio es el prólogo de la respuesta más adecuada ante una pregunta compleja porque, con el silencio, las respuestas no se contagian de emociones. Pero el silencio, como comprobamos durante los meses de confinamiento, puede llegar a ser incómodo y catalizador de ansiedad, reacción que no es otra que la respuesta al miedo que sentimos cuando nos vemos obligados al viaje interior al que nos impone el silencio. Por eso algunas personas viven con la tele o la radio encendidas en todo momento, a pesar de no prestar atención, porque de esta manera evitan ser engullidas por la espiral de la quietud.

Los polos, como un atardecer eterno en la quietud de una casa desierta, esconden secretos que, como la mayor parte de secretos, sólo se hacen presentes si se escuchan en silencio. © Michel André

Ninguno de nuestros hasta cinco sentidos no está preparado para comprender sino es el exterior que nos rodea. O quizá sí. Pero en todo caso no los hemos entrenado para ningún otro fin que no sea éste. Es probable, pues, que los hayamos infravalorado. Que nos quede pendiente un elevado porcentaje de aprovechamiento de sus capacidades. En el Laboratori d’Aplicacions Bioacústiques de la Universitat Politècnica de Catalunya (LAB) lo tienen claro. El LAB investiga la producción y la recepción de sonidos biológicos a través de los que buscan comprender nuestras relaciones con la naturaleza.

¿Por qué el oído?

El oído de los mamíferos se desarrolla muy pronto, mientras aún estamos en el vientre de la madre. Por lo tanto, el oído es de los primeros sentidos que ponemos en práctica. Nos permite sentir el mundo que nos rodea. Antes de nacer nos comunicamos al ritmo de los latidos del corazón. Y a medida que evolucionamos incluso llegamos a descifrar la música, sonidos en secuencia rítmica que actúan de canal con el fin de ensanchar emociones.

Los mamíferos desarrollan el oído muy pronto, mientras están en el vientre de la madre. © Hans Jurgen

En este sentido, el LAB estudia los efectos del sonido producido por las actividades humanas y cómo, este sonido, interfiere en las poblaciones animales y en su comunicación. Por ejemplo, durante el confinamiento, probablemente descubriste el sonido de tu calle o de tu barrio por ausencia del mismo. El sonido que antes dabas por integrado en tu cotidianidad resulta que, en realidad, era una interferencia constante que borraba una parte de tu capacidad sensitiva. Para algunas personas —y para otras especies— este descubrimiento fue toda una suerte. Para otros, en cambio, un mal trago que les provocaba soledad.

La soledad de los polos: el secreto para escuchar el silencio

En 1934, durante el invierno que pasó solo en una base meteorológica en la Antártida, el almirante Richard Byrd escribió: “Los que sobreviven con cierto grado de felicidad son aquellos que pueden vivir por completo con los propios recursos intelectuales, tal como los animales que hibernan viven de su grasa”. Treinta años más tarde, en 1966, John Dudeney, una de las también leyendas de la Antártida, pasó dos años y medio confinado en la Base Faraday. Entonces Dudeney tenía veintiún años. Ahora tiene setenta y cinco y vive confinado en su casa. Mantiene el contacto con su familia a través de videoconferencia, similar a cuando, a mediados de los sesenta, desde la Faraday, intercambiaba mensajes morse de entre cien y doscientas palabras.

“Los que sobreviven con cierto grado de felicidad son aquellos que pueden vivir por completo con los propios recursos intelectuales, tal como los animales que hibernan viven de su grasa”, escribió el almirant Richard Byrd en 1934

Los elementos expuestos hasta ahora: el silencio, el aislamiento, la estancia en los polos y la grabación de sonidos es lo que ha llevado Andrea Lamount a crear Sound Earth Legacy, la primera organización no gubernamental, sin ánimo de lucro y de Barcelona que apoya proyectos científicos y tecnológicos para aportar soluciones a la crisis medioambiental que vivimos y causamos los humanos, así como impulsar programas para mitigar el cambio climático. Sound Earth Legacy es un proyecto ambicioso y tiene, como campaña de lanzamiento, apoyar la primera expedición bioacústica a los Polos Ártico y Antártida: Listen to the Poles, una misión encabezada por el investigador y director del LAB, Michel André.

El investigador Michel André en la Antártida © Josh Forwood

¿Cómo nace Sound Earth Legacy?

Andrea Lamount, fundadora de la ONG, ejercía de directora de cine documental. Después de pasar por Naciones Unidas y Médicos del Mundo, entre otros, se adentra en el ámbito de la industria musical. Concretamente en proyectos que vinculan la música y la sostenibilidad medioambiental. El origen de Sound Earth Legacy tiene lugar en Colombia, cuando Andrea se mete en un reportaje sobre el post conflicto armado.

Este reportaje la lleva a visitar pequeñas comunidades indígenas que habían quedado incomunicadas. Esta incomunicación le despierta la inquietud por descubrir cómo, el sonido, impacta en nuestra comunicación y en el comportamiento social hacia el medio ambiente. En el año 2018 planta la semilla de Sound Earth Legacy. El motor sería sensibilizar a la población sobre el impacto del cambio climático a través del sonido y de la música y, de este modo, dar apoyo tangible a proyectos científicos orientados a encarar cambios reales. Así es como la ONG entiende el mundo. Así es como nace la misión para preservar los sonidos de la naturaleza que, posiblemente, algún día desaparecerán como tantos ya lo han hecho.

La ONG quiere sensibilizar a la población sobre el impacto del cambio climático a través del sonido y de la música. © Derek Oyen

¿Qué es Sound Earth Legacy?

Sound Earth Legacy es un puente entre la ciencia, el sonido y la música que busca impulsar una labor divulgativa y científica a través de piezas musicales únicas que se podrán descargar en exclusiva a través de su plataforma Planetary Music, que verá la luz el próximo 2021. Grandes artistas de renombre internacional que ya se han unido a la causa y que van desde la electrónica, pasando por músicos de bandas sonoras de cine, hasta estilos más contemporáneos y multidisciplinares, serán los creadores de estas piezas únicas que incorporarán los sonidos del planeta. Los fondos recaudados a través de estas piezas se destinarán a la ejecución de proyectos para encarar y reorientar el cambio climático.

Una conversación entre música y ciencia: los primeros pasos de Sound Earth Legacy

En paralelo, la ONG, a través del proyecto Listen to the Poles, del investigador Michel André, trabaja para preservar los sonidos de la tierra con el fin de mantener el equilibrio en la biodiversidad, prolongar la supervivencia de especies, incluidos los humanos, e investigar sobre cómo el sonido juega un papel determinante en los lugares más frágiles de la Tierra. Michel André es el precursor de la tecnología LIDO (Listen to the Deep Ocean), la cual permite monitorizar el sonido de los océanos a nivel global. Actualmente cuenta con más de un centenar de estaciones de escucha en los océanos de todo el mundo con el objetivo de controlar y mitigar los efectos negativos que el ruido originado por los humanos provoca en los ecosistemas marinos.

El investigador Michel André liderará la primera expedición bioacústica a los Polos Ártico y Antártida.

Estudios recientes apuntan que determinados sonidos vinculados al origen de los tiempos nos podrían reconectar con las emociones y la capacidad empática para hacer frente a la crisis climática y la pérdida de diversidad. Andrea cree que aún tardaremos años, pero es optimista. Los escarabajos del atardecer también son lentos y optimistas en su camino. Y errantes, como los icebergs.

Todo sea para reconocer cómo nos lo montábamos cuando, la Tierra, el hogar de todos —la nuestro, también— era una casa casi deshabitada. Reconocérnos quizás nos ayudará a entender cómo vivir en armonía. Quizás, de esta manera, sabremos cómo volver a empezar, si es que aún estamos a tiempo.

Determinados sonidos vinculados al origen de los tiempos nos podrían reconectar con las emociones y la capacidad empática para hacer frente a la crisis climática y la pérdida de diversidad. © Michel André