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eentje Michiels, de Bélgica, y Camilo Macías, de Colombia, se conocieron hace diez años en Argentina, donde tuvieron una hija, y se acabaron mudando a Barcelona en 2015, ciudad donde han optado por emprender. Tan solo un año más tarde, crearon InCityBox, una empresa especializada en regalos corporativos gourmet. Su proyecto funcionó especialmente para eventos corporativos, congresos, empresas turísticas… Pero la actual pandemia torció sus planes por completo. “Fuimos trabajando bien y creciendo. Hasta que llegó el coronavirus”, lamenta Michiels. Tras meses sin facturar, decidieron repensar su negocio, centrado en los sectores “más golpeados” por la crisis, y optaron por darle una vuelta impulsando The Impact Gift Co., añadiendo “una nueva mirada más local y consciente” a su propuesta.
La nueva iniciativa de Michiels y Macías propone a las compañías regalos gourmet “con impacto social”, apoyándose en más de quince organizaciones sin ánimo de lucro y empresas sociales que emplean a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social para ofrecer productos de proximidad y ecológicos. Las Galletas El Rosal del Grup Alba, los embutidos Mallart, los productos ecológicos de Aliments Onyar y Can Moragues, los vinos y los aceites de L’Olivera, las mermeladas “imperfectas” de Espigoladors son algunos de los socios que han buscado esta pareja para su nueva aventura. La gran mayoría son de Catalunya, menos uno, Apadrina un Olivo, un proyecto que quiere combatir el fenómeno de la España Vaciada con la dinamización del pueblo de Oliete, en Teruel, a través de la recuperación de sus olivos.
Pero ahí no queda la cosa. The Impact Gift Co. también busca dotarse del componente social en todo el proceso de elaboración y envío de los paquetes: el centro especial de trabajo La Calaixera, en Barcelona, se encarga del servicio de transporte; las cajas de madera de los lotes las elaboran artesanalmente en el centro Ilersis, en Lleida, y el montaje y la manipulación de todos sus productos se realiza en la Fundación Cares, ubicada en el Port de Barcelona.
“Es una placer trabajar con ellos”, explica Michiels, que no quiere ponerse “cursi”, pero remarca la satisfacción que les da poder apoyar a este tipo de entidades. “Cada vez que visitamos una fundación, nos inspiramos para hacer las cosas mejor porque las personas que trabajan en ellas son muy especiales, con un corazón enorme, paciencia, ideales… Y, a ellos, este trabajo les genera mucha satisfacción y nos contagian”, valora. Además, Michiels defiende que sus productos no solo son de muy buena calidad, ecológicos y artesanales sino que están hechos por personas que “de otra manera no podrían incorporarse en el mercado laboral”, de lo que, muchas veces, depende su desarrollo y autonomía personal.
Para estos emprendedores, The Impact Gift Co. les permite aprovechar sus puntos fuertes, gracias a su experiencia en comercialización, comunicación y diseño, para apoyar a organizaciones que emplean a los más vulnerables.
The Impact Gift Co. se acaba de estrenar —la semana pasada lanzaron la página web y terminaron el catálogo hace unos pocos días— y ambos trabajan a contrarreloj para contactar con sus antiguos clientes y buscar a nuevos que puedan estar interesados en su producto. “Aquí estamos, poco a poco, uno por uno”, resume Michiels. La Navidad se presenta como punto de inflexión: si funciona, se plantean ampliar su propuesta y crear una plataforma de comercio electrónico que ponga a disposición de los usuarios otro tipo de productos, como camisetas y bolsos. Pero, siempre, con componente social.