En Barcelona hay ocho triciclos que pasean a personas mayores y las sacan de la monotonía de las residencias. ©Xavi Calvo

Todos tenemos derecho a sentir el viento en la cara

En Bici Sense Edat gana en la categoría de Innovación Social en los Premis d’Acció Social Maria Figueras i Mercè Bañeras, que reconocen el trabajo de personas, entidades, servicios y proyectos que desde la acción social, sin ánimo de lucro y con capacidad emprendedora contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en Catalunya.

Ole Kassow es un ciudadano danés que, todos los días, al ir en bici a su trabajo pasaba por delante de una residencia de ancianos viéndolos allí sentados dejando al tiempo pasar. Un día se preguntó, “¿qué pasará conmigo el día de mañana cuando sea mayor, con lo que disfruto con la bici?”. Teniendo en cuenta las dificultades de movilidad de mucha gente mayor, tuvo la brillante idea de usar un triciclo, con el que podría pasear con esos mayores. Así nació en Dinamarca Cycling Without Age en el año 2012. María Elisa Acosta Ojeda y Guadalupe Fernández Maza están al frente de En Bici Sense Edat desde 2016. Ellas fundaron este movimiento en Barcelona que no deja de ganar adeptos por toda Catalunya. Ahora, además, acaban de recibir un premio en la categoría de Innovación Social por este proyecto.

Esta asociación sin ánimo de lucro, trabaja para mejorar la calidad de vida, la salud y el bienestar de las personas mayores. Su objetivo es promover un envejecimiento activo y el buen trato a este colectivo bajo la idea de facilitar la creación de nuevas relaciones intergeneracionales que luchen contra la soledad no deseada. El pasajero es quien elige la ruta que van a tomar, en el marco de un paseo en que ambos participantes —paseante y paseador— comparten, se relacionan y se conectan. Aquí no hay cuidadores, aquí hay compañeros. Y lo que se genera es algo mayor: compartir la sensación de libertad.

Esta actividad es posible gracias a la utilización de triciclos eléctricos especialmente adaptados y conducidos por personas voluntarias que, previamente, reciben una formación teórica y una práctica, tanto para aprender y tener en cuenta las necesidades especiales del colectivo, como para saber manejar el triciclo. Un punto importante a destacar es que, gracias a esos motores eléctricos, cualquier persona a partir de 18 años puede ser voluntaria, pues es más necesaria tener cierta agilidad en la conducción que no fuerza.

Aquí no hay cuidadores, aquí hay compañeros. Y lo que se genera es algo mayor: compartir la sensación de libertad

En Barcelona hay 8 triciclos que van rotando por diferentes residencias y entidades que dinamizan proyectos con gente mayor. Los paseos duran aproximadamente unas dos horas, y se realizan todos los días de la semana. De esta manera, se van creando vínculos entre los voluntarios y los usuarios, que no pagan nada, y se recolectan las historias no sólo de una vida, sino que también se hace memoria histórica de la ciudad y los cambios que ha sufrido a través de los años. Uno, aprende a mirar con otros ojos después de saber que, en ese portal de esa calle, alguien se dio por primera vez un beso 50 años atrás.

Los paseos duran unas dos horas y son posibles gracias a más de cien voluntarios. ©Xavi Calvo

Con ese principio de recolectar historias para que no se pierdan, trabajan nuevas iniciativas de los voluntarios como Tercera, una idea nacida de un trabajo final de proyecto, que quiere ser una publicación con la que recopilar estos relatos junto a imágenes captadas por cámaras ofrecidas a los paseantes; o Fem Memòria, un proyecto audiovisual en clave femenina que nos cuenta la historia de mujeres mayores de la ciudad.

Desde su fundación en 2016, han paseado con 3.500 personas y tienen más de 100 voluntarios en sus filas, además de contar con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y unas 50 entidades y equipamientos, no sólo de la ciudad, sino también de Sant Just Desvern y Terrassa. Su éxito se hizo patente durante la primera cursa solidaria que organizaron, llamada La Gran Pedalada, con el lema Avancemos juntas contra la soledad no deseada, en donde cada uno podía sumar kilómetros, mediante una aplicación móvil, fuese realizando la actividad que fuese. El total de participantes fue de 470, también de otras partes del mundo, y se consiguieron sumar 7770 kilómetros contra la soledad.

Pasean durante casi 9 meses al año, incluido diciembre, que es uno de los meses con más demanda, ya que, como nos cuentan, hay personas que llevan más de quince años sin ir a plaza Catalunya y ver las luces de Navidad. En 2020, condensaron toda su actividad en tres meses, llegando a pasear con 700 personas, siguiendo todos los protocolos de seguridad y reduciendo a un solo pasajero por trayecto. Pero la necesidad post confinamiento de salir a la calle ha sido tan grande para este colectivo —recordemos es el más afectado por la pandemia— que la retribución ha nivel emocional y de salud se ha notado con creces.

En su primera cursa solidaria, llamada La Gran Pedalada, con el lema Avancemos juntas contra la soledad no deseada, sumaron 7770 kilómetros contra la soledad

Tienen historias que emocionan especialmente. Me cuentan la de una usuaria que no se comunica con habla debido a que padece un grado de demencia avanzado. Pasado el confinamiento, la psicóloga del centro le dijo “vamos a ir a las bicis hoy”, y de repente, vieron como movilizó todo su cuerpo y se llenó de alegría al volver a poder pasear. Se bajó del triciclo pletórica queriendo abrazar a todos. O la de un voluntario que descubrió que pasea con la primera persona que lo sostuvo en brazos. O la de un padre y un hijo que pasean juntos escuchando ópera a todo trapo desde un walkman.

Durante el 2021 se han propuesto consolidar el programa en el contexto sanitario actual y poder llegar un nuevo tipo de beneficiarios: las personas con discapacidad o diversidad funcional. Y para poder sumar con ellos a nivel individual, no sólo podemos hacernos voluntarios, sino que, además de hacernos socios por un módico precio anual, se pueden hacer donaciones puntuales. Y si tenemos una empresa, podemos sponsorizar o participar haciendo un voluntariado corporativo.

Si hay algo que consigue este movimiento es ayudar a paliar el aislamiento y la soledad de muchas personas mayores, retornarles alegría y bienestar, con un paseo y una frase: “cuéntame cosas, te escucho”. Devolverles un poquito de libertad, porque todos tenemos derecho a sentir el viento en la cara.

El objetivo es ampliar el servicio a personas con discapacidad. ©Xavi Calvo