Transformar el entorno social mejorando el bienestar de las personas y su acompañamiento. Ante un objetivo compartido que mueve a múltiples entidades, algunas rompen con los medios habituales y se lanzan a sondear nuevas soluciones más allá de las tradicionales. Es en este contexto en el que opera Social Digital Lab, un laboratorio de innovación para la transformación social que busca en las nuevas tecnologías respuestas a retos sociales como el envejecimiento, la dependencia y la atención a la infancia y adolescencia.
La iniciativa explora estas soluciones y posibilidades desde un espacio de más de 1.000 metros cuadrados en el 22@. Concebido como un entorno de experimentación y banco de pruebas para la innovación social, el proyecto ha repoblado salas que hasta hace poco acogían oficinas de Suara Cooperativa. La entidad, especializada en la atención y acompañamiento a personas con más de 4.500 trabajadores, apostó por el teletrabajo después de la pandemia. Fue entonces cuando la cooperativa, con 40 años de trayectoria, decidió reconvertir el espacio que liberaron los 130 empleados que trabajaban desde la oficina en este centro de innovación, inaugurado recientemente de forma oficial.
Desde este espacio, el proyecto impulsa múltiples iniciativas orientadas a redefinir el modelo de acompañamiento a las personas a través de soluciones tecnológicas. Y lo hace en colaboración con el ecosistema innovador barcelonés, trabajando junto a universidades y startups, en un proceso en el que desempeñan un rol fundamental los propios trabajadores de Suara, como cuidadores y educadores. Juntos, analizan las diversas áreas en las que trabaja la cooperativa, que van desde la infancia hasta la vejez, pasando por la inserción laboral y pisos asistidos para jóvenes, entre otros ámbitos. Este proceso de innovación colectiva, en el que participan también administraciones y usuarios, avanza buscando aliados en tecnologías innovadoras, como la robótica, la realidad virtual y la impresión 3D.
¿Y qué puede aportar la impresión 3D a los retos sociales? “Precisamente eso es lo que estamos explorando”, explica a The New Barcelona Post el director del área de Innovación de Suara Cooperativa, Jordi Picas. Ante dos flamantes impresoras 3D recién recibidas, Picas elucubra sobre las potenciales aplicaciones de esta tecnología en la mejora de la calidad de vida de las personas a las que atienden la cooperativa: diseñar utensilios totalmente personalizados para personas con movilidad limitada, como cucharas que faciliten su autonomía al alimentarse, es una de las primeras posibilidades que evalúa este centro precursor.
Mientras que las aplicaciones de la impresión 3D se encuentran aún en fase de estudio, el Social Digital Lab ya absorbe las potencialidades de otras tecnologías, como la realidad virtual. En las instalaciones del 22@ se dispone de una sala inmersiva para ofrecer estímulos personalizados y adaptados a las necesidades de diversos perfiles. Estos pueden ir desde jóvenes con problemas de salud mental hasta personas que sufren un deterioro cognitivo, a las que esta tecnología puede trasladar a lugares insospechados para trabajar su estimulación intelectual, incluso a su hogar de la infancia.
Recrear estos entornos mediante gafas de realidad virtual es otra de las líneas que impulsa Social Digital Lab, en colaboración con la startup Oroi. Esta tecnología permite acercar la realidad virtual a personas dependientes que no pueden desplazarse a salas inmersivas, así como desarrollar proyectos en innumerables campos, como el que el laboratorio impulsa con la startup V-Tools, dirigido a la prevención de la violencia machista entre alumnos de Secundaria.

El director de innovación de la cooperativa lo explica junto a Martí Quílez, del Centre de Vida Independent (CVI). Se trata de un piso con todas sus estancias que está enclabado dentro de las instalaciones de Suara. Un piso dentro de un piso, que recrea un hogar para impulsar soluciones que permitan que ancianos y personas con necesidades especiales puedan seguir residiendo en sus respectivas viviendas si así lo desean. Con este propósito opera desde hace 15 años la Associació per la Vida Independent (AVI), que cuenta con un equipo multidisciplinar y que trasladó esta vivienda simulada a las instalaciones de Suara hace dos años. Para investigar sobre tecnología, accesibilidad y autonomía, el piso dispone de todos los elementos con los que habitualmente interactúa una persona en la vida cotidiana, que van desde la cocina hasta el baño y el comedor, empezando por la ineludible puerta de entrada, que por sí misma ya puede suponer una barrera para muchos.
Así, la entidad aspira a avanzar junto al Social Digital Lab hacia la asistencia domiciliaria del futuro, mediante estudios personalizados de los usuarios y con planes específicos, que pueden incluir obras para adaptar funcionalmente la vivienda y la instalación de sensores con diversos fines, como la detección de caídas. El piso simulado está concebido precisamente para testar estas soluciones mediante proyectos piloto, así como para impulsar la formación y la investigación sobre cómo deben ser las viviendas para facilitar el cuidado domiciliario. “A escala internacional, no conocemos ningún otro proyecto que lleve a este nivel las tecnologías aplicadas a los cuidados”, asegura Quílez, que recuerda que se está avanzando hacia una población cada vez más envejecida.

Precisamente ante este envejecimiento de la sociedad, el Social Digital Lab impulsa proyectos como el Casal Online, que quiere dar respuesta a la soledad no deseada de las personas con dificultades para salir de su domicilio. Consiste en un aparato que se conecta a su televisión que les permite conectarse en remoto a talleres y espacios de encuentro que impulsa Suara durante cuatro horas diarias. “Empezamos una prueba con 60 personas, y ahora tenemos a más de 400”, detalla Picas. Además, los grupos de interacción mediante esta herramienta se diseñan en función del lugar de residencia de los usuarios, lo que facilita su encuentro al margen de este proyecto.
Junto a l’Associació per la Vida Independent, Social Digital Lab aspira a avanzar hacia la asistencia domiciliaria del futuro
Con el foco puesto en sus trabajadores, el Social Digital Lab también ha impulsado la plataforma Benestarum, que ofrece a sus empleados acompañamiento psicológico, fisioterapéutico y nutricional, además de asesoramiento financiero. Esta herramienta de Suara ha despertado el interés de una decena de empresas, y diversas compañías lo ofrecen ahora también a sus respectivas plantillas. Además, el Social Digital Lab ha impulsado también el portal Aliura, que engloba recursos para personas en situación de dependencia y para sus familias.

En colaboración con universidades y empresas emergentes, el laboratorio desarrolla proyectos en el ámbito de la robótica, sobre todo vinculados al cuidado de ancianos y personas dependientes, tanto en su domicilio como en centros residenciales. Entre otras iniciativas y junto a la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y startups, estudia las funcionalidades de un robot en una residencia de ancianos. Llamado Ari y mediante herramientas de reconocimiento facial e IA, el robot facilita la labor de trabajadores y ayuda a acompañar a los usuarios. Lo hace en tareas como la práctica de ejercicio y el contacto con familiares con videollamada, entre otras posibilidades encaminadas a repensar el acompañamiento a personas que lo necesitan en su día a día.
Para impulsar este laboratorio de innovación social, Suara Cooperativa invierte parte de sus excedentes en este ámbito, sobre todo financiando los espacios, personal y estructura, ya que gran parte de los proyectos que promueve reciben subvenciones de fondos públicos. Sin embargo, la cooperativa está explorando nuevas vías de financiación, como intensificar el acceso a proyectos europeos y recurrir a instrumentos de financiación alternativos. Además, analiza la posibilidad de hacerlo colaborando con otras organizaciones y entidades, para avanzar en proyectos sociales de base tecnológica que ambicionan transformar la sociedad y dibujar el sector de los cuidados del futuro. Y es que “el mundo social y las tecnologías estaban muy lejos, hasta que la pandemia demostró su utilidad”, generando un binomio que el Social Digital Lab quiere exprimir encarando la innovación tecnológica desde una mirada social.