Foodback Mercabarna
Entidades como el Banc dels Aliments y la Cruz Roja serán beneficiarias del Foodback. ©TNBP

Mercabarna duplicará el aprovechamiento de alimentos gracias al nuevo Foodback

Con una inversión de un millón de euros, se trata de un centro pionero en bioeconomía circular que permite luchar contra el desperdicio alimentario y la emergencia climática e incrementar el volumen de donaciones a las entidades sociales de productos aptos para el consumo

Es importante para Barcelona celebrar en una misma semana la atracción de un evento mundial como la Copa América de Vela y también la inauguración de un centro de referencia en la lucha contra el desperdicio alimentario y el fomento de la economía circular. Con la puesta en funcionamiento del centro de aprovechamiento alimentario Foodback, en cinco años Mercabarna pretende multiplicar por 2,5 el número de toneladas de frutas y verduras que se salvarán de acabar en la basura y que cobrarán una nueva vida al repartirse entre cientos de familias beneficiarias del Banc dels Aliments y de otras entidades sociales como Cruz Roja, Cáritas y la Fundación La Caixa.

Este centro, absolutamente pionero en el sector de los grandes mercados centrales de alimentos, es la pieza central de un nuevo modelo de gestión de los residuos orgánicos en Mercabarna que quiere minimizar el volumen de residuos en consonancia con la lucha contra el cambio climático y, en paralelo, evitar que cualquier alimento no comercializable, pero sí apto para el consumo humano acabe destruido. Se calcula que el desperdicio es la segunda causa a la que se pueden asociar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del sistema alimentario, que supone en su conjunto un tercio de las emisiones globales.

En los últimos cinco años, Mercabarna ha reducido en un 69% el desperdicio alimentario, ya que en 2015 terminaban en la basura 9.400 toneladas de alimentos, mientras que en 2021 se ha cerrado con la destrucción de 3.000 toneladas. Gracias a la puesta en funcionamiento del Foodback, el objetivo es que en 2026 ya no se derroche ni una tonelada de comida apta para el consumo, ya que el reto es tender hacia un residuo cero.

La idea es recuperar todas estas toneladas que ahora se rechazan por no ser comercializables y reaprovecharlas, es decir, hacerlas llegar a aquellos ciudadanos que viven en la pobreza y que muchas veces sufren graves déficits nutricionales. “El 20% de la población tiene una dieta desequilibrada e hipercalórica, en la que faltan productos de origen vegetal esenciales en la dieta”, destaca el presidente del Banc dels Aliments, Lluís Fatjó-Vilas. Según denuncia, este 20% de población con menor renta tiene un gasto alimentario de sólo 2,80 euros por día, lejos de los 4 euros/día que se consideran necesarios para conseguir una dieta saludable. Por este motivo, es imprescindible que estas frutas y verduras no se pierdan y que se hagan llegar a los ciudadanos que presentan estos déficits.

Lluís Fatjó-Vilas: “El 20% de la población tiene una dieta desequilibrada e hipercalórica, en la que faltan productos de origen vegetal”

En 2015, Mercabarna aprovechaba unas 1.000 toneladas al año de alimentos que, de otra forma, se destruirían, cifra que actualmente llega hasta unas 1.500 toneladas. Con el Foodback, el objetivo es más que duplicar este volumen y llegar a recuperar entre 3.000 y 4.000 toneladas en 2026. “El Foodback es un proyecto muy redondo del que debemos estar muy orgullosos, ya que juntamos la lucha contra la emergencia climática, el derecho a la alimentación y la justicia social”, ha subrayado este jueves la alcaldesa de Barcelona, ​​Ada Colau, que ha agradecido el grado de implicación y sensibilidad de los empresarios de Mercabarna.

Según la presidenta del gran mercado central de Barcelona, ​​Montserrat Ballarín, “el desperdicio alimentario es una vergüenza colectiva” y, por eso, el Foodback es un proyecto estratégico para Mercabarna y un ejemplo de unidad, “de suma de esfuerzos y de colaboración entre las Administraciones, las entidades sociales y las empresas privadas. Así, esta iniciativa es fruto de la colaboración de las casi 600 empresas que trabajan en Mercabarna y la implicación de diez entidades como el programa Alimenta del Ayuntamiento de Barcelona, ​​el Banc dels Aliments, Cáritas Diocesana, Cruz Roja Barcelona, ​​Formació i Treball, Fundación La Caixa y Assocome, la asociación de empresas mayoristas.

Foodback Mercabarna
Todas las frutas y verduras que no tienen valor comercial deben pasar por el Foodback, donde se decide si se destruyen o se donan.

El nuevo centro de reaprovechamiento de frutas y hortalizas no comercializables ocupa una nave de nueva construcción de 900 metros cuadrados situada junto al Punto Verde de Mercabarna, es decir, del área de gestión y reciclaje de residuos del complejo alimentario. Ha supuesto una inversión de un millón de euros y su diseño ha contado con la participación de voluntarios del Colegio de Ingenieros. Además de fomentar la bio economía circular y el aprovechamiento alimentario, el Foodback es también un centro de inserción laboral, ya que gracias a la colaboración con la fundación Formació i Treball, por ahora, se han creado cinco puestos de trabajo por personas en situación de vulnerabilidad.

Se calcula que el Foodback tendrá unos gastos anuales de explotación de 400.000 euros, cifra que será asumida por la Fundación La Caixa, el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural de la Generalitat y Mercabarna. Según la consellera Teresa Jordà, este centro “lo debe copiar rápidamente todo el mundo”, ya que permite “convertir los residuos en recursos” y evita el desperdicio de unos productos que han requerido mucho esfuerzo a los payeses que los han producido.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la presidenta de Mercabarna, Montserrat Ballarín; la consejera de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, Teresa Jordà, y Lluís Fatjó-Vilas, presidente del Banc dels Aliments.

¿QUÉ CAMBIA CON EL FOODBACK?

Hasta ahora, cualquier mayorista de frutas y verduras de Mercabarna tenía dos opciones para hacer frente a los excedentes no comercializables: llevarlos al almacén que el Banc dels Aliments tiene en el mismo recinto desde el año 2002 o destruirlos, tirándolos a un contenedor compactador o llevándolos al Punto Verde. Era una cuestión totalmente voluntarista elegir una de las dos opciones, con el hándicap de que el Punto Verde queda más cerca del mercado central de la fruta que el Banc dels Aliments.

Ahora, este sistema cambia totalmente, ya que no se puede ir a verter directamente al Punto Verde y el uso de los contenedores compactadores queda muy limitado, porque, gracias a una inversión de 700.000 euros, en febrero se han instalado unos nuevos contenedores inteligentes que permiten tener un control exhaustivo de toda la materia orgánica que depositan los paradistas. Cada empresa mayorista ahora sólo puede echar al contenedor un máximo de 400 kilos al día y 2.000 kilos a la semana, siempre que sean frutas o verduras dañadas y que ya no sean aptas para el consumo.

Al quedar muy limitado el uso de estos contenedores, ahora los operadores deben llevar todas las mercancías que no puedan vender al Foodback, donde unos técnicos deciden de forma centralizada qué productos deben ir al Punto Verde y cuáles deben entrar dentro del centro de aprovechamiento porque todavía son aptos para consumir. Una vez dentro del Foodback estos alimentos son sometidos a un proceso de triaje para asegurar su estado óptimo y, gracias a la coordinación del Banc dels Aliments, se reparten entre las diferentes entidades sociales.

Una vez inaugurado el Foodback, Mercabarna tiene ahora pendiente la renovación del Punto Verde, que se puso en marcha en 2002 y que recicla el 75% de los residuos generados por todas las empresas. Estas obras de modernización, ya iniciadas, supondrán una inversión de 3,5 millones de euros y terminarán a finales de 2023.

Foodback Mercabarna
Representantes de Mercabarna, de las Administraciones y de las entidades sociales durante el acto de inauguración del Foodback.