Eugeni Llos, director general Perelada; Javier Suqué, presidente de Grup Peralada; Rafael Aranda, de RCR Arquitectes, y Delfí Sanahuja, enólogo de Perelada.

Perelada estrena una bodega pensada para emocionar y dar un fuerte impulso a la DO Empordà

La familia Suqué Mateu culmina una inversión de más de 40 millones en un proyecto diseñado por RCR Arquitectes que quiere convertirse en un icono internacional en sostenibilidad e integración paisajística

La familia Suqué Mateu, propietaria del Grup Peralada, ha cumplido un sueño. Hace más de veinte años que empezó a imaginar la construcción de una nueva bodega en la antigua granja que hay junto al Castillo de Peralada para destinarla a la producción de los vinos que elabora dentro de la Denominación de Origen Empordà. Este proyecto es ya una realidad gracias a una inversión cercana a los 45 millones de euros que ha permitido construir una de las bodegas más bellas e impresionantes de Catalunya. El complejo es un auténtico referente en sostenibilidad e integración paisajística y no tardará en recibir premios y en ser admirado internacionalmente.

La bodega ha sido diseñada por el despacho catalán RCR Arquitectes, que en 2017 recibió el premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura. “A pesar de ser de Olot, no hemos tenido muchas oportunidades de poder hacer piezas de cierta importancia cerca de casa; es una alegría ver ese sueño hecho realidad y poder contar con esta obra nuestra manera de entender la vida y la arquitectura”, reflexiona Rafael Aranda, socio fundador de RCR junto a Carme Pigem y Ramon Vilalta.

Sin fachada visible desde el exterior, puesto que el edificio queda escondido bajo tierra al aprovecharse un desnivel natural del terreno de diez metros, la nueva bodega tiene una capacidad de producción de 2,5 millones de botellas —actualmente Perelada produce 1, 9 millones— y es la primera de toda Europa en conseguir la certificación Leed Gold, la máxima calificación mundial en edificación sostenible. Se han tenido en cuenta múltiples factores, como los materiales utilizados y las innovaciones técnicas que incorpora la bodega en materia de ecoeficiencia energética, con un uso intensivo de la geotermia como elemento más destacado.

Vista exterior de la cubierta de la bodega diseñada por RCR Arquitectes.

Todo el edificio se ha concebido para ser visitable y ofrecer una experiencia única que permita potenciar el enoturismo y dinamizar económicamente esta población del Alt Empordà, donde el grupo empresarial barcelonés organiza cada año el Festival Castell de Peralada y donde también posee un casino, un hotel cinco estrellas, un wine spa y un campo de golf, además del emblemático castillo del siglo XIV, que incluye un claustro gótico y un museo con una importante colección artística. Las visitas a la bodega empezarán a partir de Sant Joan, con la previsión de llegar a los 20.000 visitantes al año. La entrada tendrá un precio de 20 euros e incluye una cata de tres vinos. Si se desea visitar también el castillo, la visita combinada costará 30 euros.

El nuevo complejo, inaugurado este martes por el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ocupa una superficie total de 18.200 metros cuadrados, con unos llamativos jardines con plantas autóctonas. Además de la bodega subterránea, en los edificios restaurados de la antigua granja —obra original del arquitecto barcelonés Adolf Florensa— se ha habilitado un auditorio, una tienda y un restaurante dirigido por el reconocido chef Paco Pérez. Es un wine bar, llamado Celler 1923, donde se podrán degustar los vinos de la casa acompañados de platos inspirados en la gastronomía ampurdanesa de 1923, el año en que el abuelo Mateu fundó la bodega. La empresa ya se prepara para celebrar el centenario dentro un año, con un vino conmemorativo.

“La rentabilidad financiera, por sí sola, no justifica un proyecto como este; buscamos la rentabilidad emocional y dejar un legado para las generaciones futuras y para todo el territorio. La nueva bodega de Perelada es una clara apuesta de la familia por hacer los mejores vinos de la DO Empordà, a la que queremos ayudar a dar un salto y a proyectarse internacionalmente”, enfatiza Javier Suqué, presidente y propietario del Grup Peralada junto con sus hermanos Isabel y Miguel.

Javier Suqué, presidente de Grup Peralada, con el arquitecto Rafael Aranda, uno de los tres socios fundadores de RCR Arquitectes.

Según el empresario, una vez culminada esta inversión, el grupo ya se plantea nuevos proyectos para seguir impulsando el crecimiento de su división vinícola, como invertir en nuevas bodegas en Galicia y Ribera del Duero, donde actualmente no tiene presencia. “Queremos ser un grupo referente en el mercado español del vino. Es razonable pensar que debemos tener algo en Galicia y, en la Ribera del Duero, ya controlamos una finca de 40 hectáreas, pero todavía no elaboramos ningún vino”, explica Suqué. También avanza que después del verano se redoblará la apuesta por el Priorat (Casa Gran de Siurana) con la construcción de una nueva bodega para elaborar vinos de alta gama y un pequeño hotel en Scala Dei, en una antigua casa de veraneo de los monjes cartujos que se remodelará.

Construcción de una bodega para el vino Blanc Pescador en Vilamalla

En el Empordà, la empresa tiene también otras iniciativas en marcha, como la próxima construcción de una bodega para elaborar dos de sus vinos superventas, Blanc Pescador y Cresta Rosa, de los que comercializa más de 4 millones de botellas, fuera sin embargo, de la denominación de origen. Actualmente, estos productos, dependientes de la filial Celler del Pescador, se elaboran en unas instalaciones ubicadas dentro del pueblo de Peralada, pero ahora se trasladará la producción a Vilamalla, a un nuevo edificio que se construirá en unos terrenos situados al lado del centro logístico del grupo. El proyecto estará listo en 2023 y supondrá una inversión de 20 millones.

En 2021 la división vinícola del Grupo Peralada facturó 59 millones de euros, un 7% más. De esta cifra, 19 millones corresponden a los vinos de la marca Perelada y el resto proceden de las otras bodegas del grupo, que elaboran marcas como Chivite, Gran Feudo, Viña Salceda, Oliver Conti, Privat, Casa Gran de Siurana, Cresta Rosa, Blanc Pescador, Cims de Porrera y Finca La Melonera, pertenecientes a diferentes denominaciones de origen, como Empordà, Priorat, Navarra, Rioja, Cava y Sierras de Málaga. Para dirigir toda esta área de negocio, durante la pandemia, Grup Peralada fichó a Jaume Mussons, un alto directivo procedente del grupo Orangina Schweppes y con experiencia previa en otras grandes multinacionales como Cruz Verde-Legrain, Bacardí y Henkel. Globalmente, incorporando las demás áreas de negocio y la actividad de explotación de casinos, Grup Peralada factura unos 250 millones de euros.

La impresionante sala de crianza de los vinos de Perelada.

Según el director de Perelada, Eugeni Llos, estas nuevas instalaciones “suponen un antes y un después”, tanto para la empresa como para la DO Empordà, que debe dar un salto para darse a conocer, puesto que, actualmente, el 70% de sus vinos se consumen en las comarcas gerundenses, con un volumen de exportación muy pequeño. Con 150 hectáreas de vid en propiedad, Perelada produce un tercio de todo el vino de la DO (unos seis millones de botellas), que agrupa a 51 bodegas.

El enólogo de la casa, Delfí Sanahuja, enfatiza que con esta nueva bodega de grandes dimensiones “no se busca hacer más volumen, sino vinos de mayor calidad para poner la DO Empordà en el mapa vinícola mundial”. “Hemos hecho una bodega de emociones, fusionando el arte de la arquitectura con el arte de la enología, y eso debe permitirnos pasar de hacer vinos excelentes a unos vinos excepcionales”.

Aunque ahora se ha inaugurado oficialmente, la bodega ya recibió los primeros kilos de uva durante la vendimia de 2020. El diseño arquitectónico de RCR Arquitectes ha concebido unas grandes sales diáfanas libres de columnas y con una temperatura constante de 16 grados gracias a la energía geotérmica que proporcionan 331 pilotes enterrados a una profundidad de entre 8 y 20 metros. La sala de vinificación contiene 188 depósitos de acero inoxidable de entre 600 y 30.000 litros, cifra que más que duplica los 80 depósitos de las instalaciones anteriores, lo que permitirá vinificar de forma separada las diferentes parcelas y subparcelas de cada finca. Llama especialmente la atención la sala de crianza, iluminada de forma tenue y en la que reposan miles de litros de vino en 4.000 barricas de roble, aunque la capacidad de la estancia es de 8.000 barricas.

Una de las salas del recorrido enoturístico que se puede realizar en la bodega.

La visita a la bodega esconde otra sorpresa: El Temple. Se trata de una bodega dentro de una bodega destinada a la elaboración de los vinos de gama más alta (como los Gran Claustro y Ex Ex o el Finca Garbet, del que sólo se hacen mil botellas al año, a un precio de 110 euros). Este espacio, donde se respira un ambiente casi místico, reposan depósitos de fermentación de hormigón y fudres de roble para crianzas especiales. “El Temple es un espacio de espiritualidad para dar el máximo valor a la uva”, explica Rafael Aranda. “Con este proyecto hemos querido ser muy honestos, contar la verdad y transmitir la esencia de la tierra creando unos espacios que hagan sentir a las personas”, añade el arquitecto.

Este componente emocional que ha guiado a toda la construcción permitirá, según Perelada, ofrecer a los visitantes “una experiencia memorable”. Así, las visitas se realizarán en grupos con un máximo de quince personas, para no truncar ese ambiente, que juega también con un permanente juego de luces y sombras. En forma de recorrido laberíntico, antes de visitar el área productiva los visitantes pasarán por cinco salas donde se proyectan en unas grandes pantallas pequeñas piezas audiovisuales para dar a conocer diferentes aspectos de las fincas más emblemáticas de la bodega: La Garriga, Pont de Molins, Malaveïna, Espolla y Garbet. Una sexta sala, equipada con una espectacular pantalla horizontal, se destina a detallar el proyecto arquitectónico de RCR.

Vista aérea de la bodega, integrada totalmente en el paisaje del Empordà.