Desde hoy, Barcelona cuenta con un nuevo sistema de transporte público. No circula por las calles de la ciudad ni tampoco lo hace sobre raíles o usando cables de tracción. La gran novedad es que el servicio es acuático y se mueve por el interior del puerto. Se trata del Bus Náutico, que el miércpñes se presentó en público y que, a partir de este jueves, inicia sus servicios regulares entre dos muelles: el de Drassanes, a los pies del monumento a Cristóbal Colón y el de Llevant, atracando entre el astillero MB92 y la Fundación Barcelona Capital Náutica.
Unir diferentes puntos del puerto con un servicio regular ha sido un proyecto recurrente. El bus náutico, planteado con diferentes denominaciones y filosofías, ha estado en los planes de la autoridad portuaria a lo largo de las últimas décadas con diferentes etapas y recorridos que nunca llegaron a cristalizar.
Unos antecedentes ya muy lejanos de algo similar estarían en el origen del servicio de Las Golondrinas, hoy 100% dedicadas a paseos turísticos para locales y visitantes. En sus primeros tiempos, los vaporcitos unían el Portal de la Pau con los baños de Sant Sebastià, navegando prácticamente en línea recta desde Colón hasta la playa.
En una segunda fase, ya más cercana en el tiempo, aunque estaríamos hablando aun del siglo pasado, Las Golondrinas llegaban hasta el final del rompeolas, donde llegó a haber un faro que fue sustituido por el Porta Coeli, un restaurante y terraza que forman parte de una manera de entender el ocio y la relación de la ciudad con el mar de una Barcelona ya desaparecida.
Los tiempos cambian
Aquel puerto era muy diferente al actual. Salvo contadísimas excepciones no estaba tan abierto a la ciudad y un muelle de Espanya totalmente rodeado de embarcaciones de recreo, espacio para el ocio y por donde pasear, era impensable por entonces. Los Juegos de 1992 consolidaron la primera apertura gracias al Moll de la Fusta y el Port Vell consiguió ser un centro de atracción.
Como cualquier proyecto ambicioso, el de un Port Vell abriéndose a la ciudad ha pasado por diferentes fases de brillo. La celebración de un evento del peso de la Copa del América ha servido como argumento para acelerar algunos proyectos dormidos o con fechas de ejecución mucho más lejanas. De estas ya hemos hablado con frecuencia en el The New Barcelona Post: el área de la bocana norte, los nuevos paseos del rompeolas, la conversión del maremágnum o la recuperación de los tinglados, entre otros.
El bus que navega
Uno de los muchos proyectos en los que la histórica regata ha servido para que el puerto se pusiera manos a la obra, ha sido el bus náutico, para lo que se convocó un concurso al que se presentaron tres candidatas, como recordaba el miércoles Francisco Iglesias, consejero delegado de Alsa, la empresa ganadora que reconoció frente al alcalde de Barcelona y el presidente del puerto que sus dos competidoras eran muy buenas “aunque nosotros presentamos la mejor oferta técnica y económica”, apostilló el directivo de la centenaria empresa de movilidad de origen asturiano.
Y es que Alsa arranca este servicio en Barcelona con dos catamaranes de cero emisiones, pues son 100% eléctricos y funcionan con energía solar y conexión eléctrica. Las placas solares instaladas en las cubiertas de ambos barcos generan el 40% de su consumo. Los barcos se llaman Ecocat Dos y Ecocat Tres. Y a pesar de su nombre no son embarcaciones gemelas. Una tiene 11,90 metros de eslora y capacidad para 56 pasajeros en un único puente, mientras que la otra tiene 14,70 metros y puede acomodar a 84 pasajeros en dos puentes, con el superior al aire libre.
Ambos catamaranes fueron construidos por Metaltec Naval, un astillero cántabro vecino del aeropuerto de Santander, de ahí que su matrícula naval sea la de esa ciudad. Ambos navegan a una velocidad de crucero de cinco nudos, unos 9,20 kilómetros por hora y tienen autonomía de ocho horas de servicio ininterrumpido, uniendo los dos extremos de la línea en 10 minutos, pasando junto a la base del equipo Emirates New Zealand, el World Trade Center (WTC) y los astilleros Marina Barcelona 92.
Estación marítima clásica
Mientras que en el Portal de la Pau el servicio tiene una taquilla junto a la tienda de productos de la Copa del América, el bus náutico tiene una terminal propia en el muelle de Llevant. Se ha aprovechado uno de los antiguos tinglados recuperados para convertirla en una pequeña estación de pasajeros con servicio de billetes y restauración. El edificio, que por uno de los lados da al pantalán de embarque, por el otro queda justo frente al final del paseo Joan de Borbó, donde están los accesos al hotel W, Marina Vela, la base del Luna Rossa Prada, el equipo italiano que participa en la Copa América y el Barcelona Nautic Center, un gran centro de reparación de barcos, que junto a MB92 acumula centenares de trabajadores en la zona. Desde la operadora del servicio y el puerto ven también a todas estas personas que se desplazan por motivos laborales a la zona como clientes potenciales del servicio.
Se prevé que todos los trabajadores que se desplazan hasta el muelle de Llevant sean clientes del nuevo servicio
El presidente del puerto, Lluis Salvadó, recordó ayer que “el Port Vell recibe más de 25 millones de visitas anuales y sólo en el ámbito de la Bocana Nord, donde hay empresas como Marina Barcelona’92, el hotel W, Desigual, la fundación Norrsken o Marina Vela, entre otras, van a trabajar 3.400 personas al día. Por ello, este nuevo medio de transporte dará respuesta a las necesidades de movilidad de ciudadanos y turistas y favorecerá el crecimiento de las actividades culturales, deportivas y lúdicas relacionadas con el mar”.
Por su parte, el CEO de Alsa, Francisco Iglesias, señaló que “el inicio de la operaciones del Bus Náutico en el Port de Barcelona supone para su empresa una gran satisfacción, pues en el proyecto se unen y dan la mano tres líneas estratégicas en las que la compañía viene trabajando intensamente: la sostenibilidad, con un servicio 100% cero emisiones, que además ayuda a reducir la congestión; la multimodalidad, en este caso operando un servicio de transporte marítimo; y por último, la movilidad turística, en la que queremos seguir creciendo con nuevos proyectos”.
Billetes a menos de dos euros
El servicio que arranca hoy estará activo durante 12 horas al día con frecuencias de salida de entre 15 y 30 minutos. El billete sencillo costará 1,9€ con la posibilidad de comprar billete de ida y vuelta. Para pasajeros más habituales existirán abonos de 10 viajes y también para dos y 30 días, además de diferentes descuentos para niños, jóvenes y para personas mayores.