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l Portal de l’Àngel, según las métricas prepandèmia, es la arteria comercial con los alquileres más caros de España y la decimocuarta a escala mundial, con una renta de más de 3.400 euros por metro cuadrado y año. Las grandes cadenas de ropa dominan la calle, pero cientos de años atrás este era un espacio donde se celebraban torneos y justas medievales de caballeros y donde se construyeron varios conventos y monasterios.
Para conocer la historia de este céntrico cuadrante formado por el Portal de l’Àngel, las calles Montsió, Amargós y Comtal hay que remontarse hasta el año 1000, cuando Barcelona era una pequeña ciudad con un pasado romano y visigodo con sólo 1.500 habitantes. En aquella época, los barceloneses vivían en sólo 12 hectáreas, dentro del perímetro de la muralla romana.
Se ha encontrado documentación que certifica que en el siglo XII, concretamente, en 1146, la Orden del Santo Sepulcro en Barcelona recibió una importante donación de tierras fuera muralla, en el área actualmente ocupada por las calles Canuda, La Rambla, Plaça Catalunya y el Portal de l’Àngel. Unos años después, en estos solares donde sólo había campos se instalaron unos monjes y la zona se empezó a conocer como la villa Sancti Sepulcri, según explicó esta semana el historiador Pere A. Fàbregas en una conferencia virtual organizada por la Associació del Museu de la Ciència i de la Tècnica i d’Arqueologia Industrial de Catalunya.
Según Fàbregas, la Orden del Santo Sepulcro recibió nuevas donaciones de terrenos donde ahora se encuentran las calles Comtal y Montsió y en 1177 ya tenía en construcción la iglesia de Santa Anna.
En el siglo XIII el actual Portal de l’Àngel vivió una nueva fase de expansión gracias a la llegada de una nueva orden religiosa, los Frailes del Saco, y a la decisión de derribar la antigua muralla romana para construir una de nueva.
La plaza medieval de Santa Anna, la génesis del actual Portal de l’Àngel
Los Frailes del Saco aparecieron en Barcelona procedentes de la Provenza francesa y, tras adquirir en 1262 tierras al obispado y a familias nobles en la entonces Plaza de Santa Anna, comenzaron a construir su iglesia y su convento donde actualmente está la tienda de H&M en el Portal de l’Àngel esquina con Montsió, en el edificio de la antigua Catalana de Gas.
Pero volvamos de nuevo atrás. Los Frailes del Saco fueron una orden efímera, ya que se integraron dentro de otra comunidad, la de los canónigos agustinos, por decisión del Concilio de Lyon (1274). En Barcelona, sin embargo, aún queda un recuerdo de ellos: la calle Espolsasacs, ubicada también en esta zona.
Hacemos ahora un salto en el tiempo. Avanzamos hasta el siglo XV, cuando la Reina María de Castilla, haciendo gestiones con el Papa Martín V, reorganizó los conventos que había en Barcelona. Así, el convento de la Plaza de Santa Anna/Montsió quedó libre porque sus ocupantes se fueron a vivir al convento vecino de la calle Santa Anna. El Papa adjudicó las instalaciones a las monjas dominicas, que tomaron posesión del nuevo convento en 1423.
En aquella época, en el actual Portal de l’Àngel ya no sólo estaba el convento, sino que habían construido sus palacios en la zona importantes familias nobles de la ciudad, como los Albi, Cruïlles, Perelada, Soterra, los marqueses de Vilana, de Barbarà, de Santa Pau y los Cardona, la casa feudal más importante del país, según señala el historiador Fàbregas.
Nos recuerda que en pleno siglo XV el amplio espacio entre la Plaza Santa Anna y las calles Comtal, Arcs y Cucurulla era utilizado para celebrar justas y torneos medievales que eran acompañados de pregones, desfiles, repicar de tambores y fanfarria de trompetas.
Con la llegada de las dominicas, el convento que en su día habían fundado los Frailes del Saco se pasó a llamar Santa María de Montsió e inició una época de gran prosperidad.
Entre bombardeos y exclaustraciones
Más magros fueron los siglos XVII-XIX, un largo periodo marcado por las guerras entre los ejércitos de Francia y España. El convento, cada vez más en el centro de la ciudad, fue bombardeado y las monjas exclaustradas varias veces. La Guerra dels Segadors, el Corpus de Sangre, la peste negra, la Guerra de los nueve años y los bombardeos del duque de Vendôme o la Guerra de Sucesión son algunas de las desventuras vividas por la comunidad dominica. El sitio de Felipe de Borbón en 1714 afectó de lleno a las monjas de Montsió, ya que cayó una bomba en la iglesia.
Con el Decreto de Nueva Planta, el convento de Montsió volvió a renacer y recuperar su influencia en Barcelona. Según relata Fàbregas, Joan Alòs, uno de los dieciséis administradores que tenía el Duque de Berwick en Barcelona, tenía dos hijas monjas en el convento, una de ellas era la priora.
En el siglo XIX, sin embargo, las monjas dominicas lo volvieron a pasar mal, porque el convento fue confiscado por las tropas de Napoleón, hecho que se repetiría de nuevo durante el Trienio Liberal. Santa María de Montsió se salvó de la quema de conventos (en el episodio conocido como las Bullangues de Barcelona), pero las monjas tuvieron que marcharse y el edificio se convirtió en un cuartel militar.
El origen del Liceu
La milicia nacional que habitaba el convento, para conseguir recursos económicos, decidió crear una compañía de aficionados al canto y pusieron en marcha un teatro que celebró su primera representación en 1837. Nació así el Liceo Filo-dramático de Montesión, el origen del actual Gran Teatre del Liceu.
Bajo el reinado de Isabel II, el antiguo convento se convirtió en una escuela pública y gratuita de canto, solfeo, violín, baile, esgrima y declamación y disponía de una orquesta propia. La primera ópera que se representó fue Norma (1838), a la que siguieron diferentes óperas de Rossini, Bellini, Mercadante y Donizetti.
El Liceu de Montsió, sin embargo, volvió a ser bombardeado en 1842, cuando Barcelona se levantó contra el regente Espartero, aquel que dijo la mítica frase de que “Barcelona al menos se ha de bombardear una vez cada cincuenta años”. Según Fàbregas, cayeron sobre la ciudad 1.014 proyectiles, alguno sobre el Liceo Filo-Dramático de Montesión. Una vez Espartero ya se había expatriado, Isabel II logró que el Gobierno cediera a El Liceu el convento de los Trinitarios de La Rambla, donde se construyó el teatro definitivo. La última función en Montsió fue el 8 de septiembre de 1845. El nuevo teatro de La Rambla (el primero iluminado con gas) se estrenó el 17 de abril de 1847 con Anna Bolena de Donizetti.
La vuelta de las monjas
¿Y qué pasó con las monjas dominicas? No se olvidaron de recuperar su antiguo convento. Una vez El Liceu se hubo trasladado a La Rambla, consiguieron que la reina les devolviera Montsió, diez años después. Pero poco les duró la alegría: el convento fue confiscado de nuevo en 1869 cuando Isabel II tuvo que marchar al exilio. Con la Restauración, las dominicas pudieron recuperar el convento (1875), pero amenazaba ya ruina y tenían que buscar una alternativa.
Fue en ese momento de la historia cuando la familia Martí Puig, dedicada al textil, compró las propiedades de Montsió a las monjas y les entregaron también a cambio un solar en la actual Rambla Catalunya con Rosselló, donde construyeron un nuevo convento, la actual Parroquia de San Ramón de Penyafort (las dominicas se trasladaron en 1947 de Rambla Catalunya a Esplugues, donde siguen actualmente, con mucha más tranquilidad que sus predecesoras).
Volvemos de nuevo a Montsió. Los hermanos Pedro y Francisco Martí Puig construyeron una casa en los terrenos que había ocupado el convento de Santa María, aunque la transformación urbanística de todos los metros cuadrados adquiridos a las monjas no finalizó hasta el año 1920. Hay que señalar que tomaron posesión del solar en 1888, el año de la Exposición Universal y también del agrandamiento de toda el área de la Plaza Santa Anna, ya que se prolongó su anchura hasta la Plaça Catalunya, creando la Avenida Portal de l’Àngel, lo que hizo incrementar el valor inmobiliario de la zona en pleno auge del modernismo.
El modernismo y Els Quatre Gats
El hermano mayor, Pedro Martí Puig, se hizo construir una casa por el arquitecto Alexandre Perich en el actual número 24 de Portal de l’Àngel. La reurbanización del antiguo convento también permitió la construcción de las fincas de los números 18, 20 y 22 y abrir por detrás el actual Pasaje del Patriarca.
Los Martí vendieron en 1892 una parte muy importante de los terrenos a la Societat Catalana per l’Enllumenat per Gas, empresa que después sería Catalana de Gas y Electricidad, la actual Naturgy.
Con los recursos obtenidos, el otro hermano, Francisco Martí, encargó a Josep Puig i Cadafalch que le hiciera una casa en la calle Montsió, 3 bis. Fue la primera obra del joven arquitecto modernista, autor de las cavas Codorníu, de la Fábrica Casaramona (CaixaForum) o de la Casa Amatller del Passeig de Gràcia.
Pero esta finca de Montsió, 3bis no es sólo emblemática por Puig i Cadafalch, sino porque en su planta baja, en 1897 abrió la célebre cervecería Els Quatre Gats, donde se reunían los bohemios de la ciudad. Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Isidre Nonell, Isaac Albéniz, Enrique Granados, Pablo Picasso o Lluís Millet eran algunos que lo frecuentaban, según recuerda Pere A. Fàbrega.
Los orígenes de la antigua sede de Gas Natural
Volvamos ahora al Portal de l’Àngel para entroncar con un capítulo importante de la historia empresarial de Barcelona. Hemos explicado que los Martí se vendieron la mayor parte de los terrenos del convento a la Societat Catalana per l’Enllumenat per Gas, la primera empresa que introdujo en España esta nueva fórmula de iluminación en 1842. Esta compañía siempre había estado de alquiler, en diferentes ubicaciones de la ciudad, hasta que en una junta de accionistas decidió en 1891 la construcción de una sede corporativa propia y emblemática como ejercicio de fuerza y poder en un momento en el que la llegada de la electricidad amenazaba su negocio.
Los terrenos que compraron habían sido ocupados por la iglesia, la sala capitular y el claustro del antiguo convento de Santa María de Montsió. La finca tenía 20 metros de fachada en el Portal de l’Àngel (el actual número 22) y se extendía hasta el Pasaje del Patriarca. ¿Y qué precio pagaron? 600.014 pesetas, a razón de “diez y siete pesetas veinte y cinco céntimos el palmo cuadrado”, según se puede leer en una escritura.
La empresa gasista encargó el proyecto al arquitecto Josep Domènech Estapà, que construyó un edificio típico de su estilo, tendente a la monumentalidad, con una majestuosa entrada y una escalinata iluminada por una gran claraboya. Costó 225.431 pesetas.
En este edificio hoy ocupado por H&M, el grupo energético tuvo la sede social durante más de 100 años, de 1895 a 2006. Durante este tiempo, la Societat Catalana per l’Enllumenat per Gas se transformó, primero, en Catalana de Gas y Electricidad (1912) y después en Gas Natural (1991), empresa de la cual el historiador Fàbregas fue directivo. Pero, volvamos un poco atrás.
Del edificio del Portal de l’Àngel cabe destacar que durante los felices años 20 se amplió con el inmueble de al lado y, en la planta baja, se abrió una tienda de estilo Art Decó donde se hacían exhibiciones y clases de cocina para dar a conocer las cocinas, calentadores de agua y calefacciones de gas, que daban el relevo a las de carbón. Hay que tener en cuenta que con la llegada de la electricidad (la empresa competía con la poderosa Barcelona Traction) el gas tuvo que idear nuevos usos, y por eso el interés en abrir esta tienda destinada a utensilios domésticos.
El primer IBM de España
Hacemos ahora un salto hasta los años 60, cuando la sede de la empresa gasista en Portal de l’Àngel estrenó el primer ordenador de España, un IBM 1401 de sólo 8KB. El artífice del crecimiento y modernización de la empresa fue Pere Duran Farell, introductor del gas natural, ya que hasta entonces el gas se producía en unas fábricas, como la que había en la Barceloneta, con carbón, primero, y luego con petróleo.
En 1985 se firma el llamado Protocolo del Gas, que dio paso a una etapa de fuerte crecimiento acelerado por la entrada de dos nuevos accionistas, La Caixa y Repsol, y la absorción, por parte de Catalana de Gas, de Gas Madrid (1991), pasándose a llamar el nuevo grupo Gas Natural SDG.
Según Fàbregas, “fueron momentos difíciles” en los que se cuestionó si la sede social de la nueva empresa tenía que estar en Barcelona o en Madrid. Finalmente se quedó en el histórico edificio de Portal de l’Àngel. Tras la fusión se inició el proceso de expansión internacional, con la entrada en Argentina (1992) y Colombia, México y Brasil (1997).
La gran dimensión que adquirió el grupo Gas Natural hizo reflexionar sobre la necesidad de construir una sede corporativa más moderna y, de paso, volver a la Barceloneta, donde había nacido la empresa en 1842. Los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue ganaron el concurso y la nueva sede se estrenó en 2006.
Para financiar la obra, Gas Natural vendió la histórica sede de Portal de l’Àngel en diciembre de 2001 mediante una pionera subasta por Internet. Se repartieron los inmuebles entre la cadena Benetton (la tienda del número 20 por 24,6 millones de euros) y la inmobiliaria Lar (28 millones para hacer pisos de lujo), aunque luego se revendió una parte de la finca por 34 millones a Mobinmob Real Estate. Esta compañía es la que desde 2006 tiene como inquilino a H&M.
Todo el mundo ha dejado huella en Portal de l’Àngel. No es tan sencillo encontrar un trozo de Barcelona del que se pueda reconstruir la historia con esta precisión
“Todo el mundo ha dejado huella en Portal de l’Àngel”, concluye el historiador. “De los Frailes del Saco a los canónigos agustinos, las dominicas, la Milicia Nacional, El Liceu, los Voluntarios de la Libertad, la desamortización, la familia Martí i Puig, la Catalana del Gas, y finalmente Benetton y H&M”, resume. “No es tan sencillo —concluye—, encontrar un trozo de Barcelona del que se pueda reconstruir la historia con esta precisión y con estos elementos arquitectónicos relevantes, preservados y existentes”.
A partir de ahora, cuando vayan de compras por el Portal de l’Àngel, seguro que ya no verán sólo zapaterías y tiendas de ropa, ¿verdad? Seguro que se imaginarán la Barcelona de los conventos medievales, la Barcelona bombardeada, la de las monjas dominicas que van y vienen, y los orígenes de la exitosa historia de la actual Naturgy, una de las principales empresas nacidas e impulsadas desde Catalunya.