Barça
Roger Vinton ha publicado 'La telaraña azulgrana', una crónica del poder en Can Barça desde 1899 hasta 2024. ©Àngel Bravo

El poder mal explicado del Barça

'Tenim un nom, el sap tothom'. O eso dice el canto del Barça escrito por Josep Maria Espinàs y Jaume Picas con música de Manuel Valls.

Som la gent blaugrana, tant se val d’on venim

Una bandera ens agermana

S’ha demostrat que mai ningú no ens podrà tòrcer

Todo buen nombre es el preludio de una gran historia. Este es el caso de La Telaraña azulgrana (Península, 2024) escrito por Roger Vinton. El hombre que todavía utiliza pseudónimo en alta sociedad para abrazar la libertad y huir de la autocensura. Su referente Mark Lombardi también pintaba los rompecabezas de los más poderosos en forma de telaraña.

La Telaraña azulgrana es la crónica del poder en Can Barça desde 1899 hasta 2024. La historia hasta ahora nunca explicada de un club que el autor nos avanza con un café en un reservado de la librería Laie ante la atenta mirada de un cuadro de Pablo Picasso. Recuerda a la enciclopedia del añorado periodista Ramon Barnils.

El relato lo haces o te lo deshacen, con más o menos azúcar. “La historia del Barça está mal explicada, por desidia de los historiadores”, insiste el autor.

La alineación titular de ejemplos es sobradamente desconocida: la historia antes del mítico jugador húngaro Ladislau Kubala y su posible venta a la Juventus, el archivo del capitán Joaquín Peris de Vargas, el caso del filipino Juan de Garchitorena de Carvajal, el expediente del presidente Gaspar Rosés i Arús, los silbidos de 1925 al himno de España, la catalanidad hecha azulgrana, el sobrenombre de culés en el campo de la antigua calle Industria, la campaña para echar Diego Armando Maradona o el auténtico origen del Más que un club.

El Barça es mucho más que una pelota que entra a portería o que a veces se estrella contra el palo. Detrás de cualquier club de fútbol también hay los secretos de una comunidad católica o protestante, de un sindicato de ferroviarios o de un grupo de policías y cuerpos de seguridad.

Barça Roger Vinton Blaugrana llibre
La Teranyina blaugrana (Columna Edicions, 2024), editado en castellano por Península.

La historia del suizo Joan Gamper quién fue fundador del Barça tampoco se ha explicado demasiado bien, recuerda Roger Vinton. Dimitió como contable de Ferrocarriles de Sarriá. Tenía problemas de salud y hacía la travesía de los Pirineos para curarse. Dicen que fue marginado por el club y que pactó su suicidio con un amigo a causa del crac bursátil del 29. Vinton pone en entredicho y rompe el relato oficial: Gamper tenía una gran visión de negocio e internacionalizó el Barça hasta que el cisne negro de la Guerra Mundial hizo caer la economía del club en picado. De hecho, las finanzas azulgranas darían para un spin-off de esta telaraña.

Dice el autor —se ha leído todas las actas del club desde 1911 hasta el 1936 y más allá— que “el gran absurdo es separar política y deporte” y que por eso nos interesa tanto la cultura del fútbol.

¿Injerencias políticas en un nom que sap tothom? ¡Unas cuántas! Por ejemplo, los hechos de 1925 donde se llegó a proponer la disolución del Barça cuando la asamblea de socios era considerada “el peor enemigo del club”, la CNT durante 1937 y la comisión de trabajadores con el secretario Rossend Calvet, la gestión de la transición entre 1939 y 1946 o la creación de un Club Estado por “interés político” como el Real Madrid a manos de los hermanos Padrós, de Mataró.

En la telaraña azulgrana tenemos 384 páginas y 125 años de historia donde la tradición y el relato no siempre cuadran con los documentos. El periodista Ramon Besa recuerda que “la historia del Barça se mueve entre dos almas” como son el azul y el grana, la cordura y el arrebato o el mar y la montaña. Objetivar el dualismo es muy complejo y añadir dialéctica todavía más: tesis, antítesis y síntesis.

Quizás en Can Barça nos falta precisamente esto: un buen silbato de síntesis.

Según Roger Vinton, los mejores presidentes del Barça son Joan Gamper, Gaspar Rosés, Montal padre e hijo —el primer algodonero fichó Kubala y el último algodonero fichó Johan Cruyff —, Josep Sunyol —presidente en 1938 después de ser fusilado en 1936, sí lo han leído bien— y Joan Laporta durante su primera etapa años después del famoso Elefant Blau. Desde entonces dicen que vivimos todavía en el régimen del 2003, es decir, el legado de la hornada de directivos que acompañó el joven Laporta en aquella lucha histórica con el publicista Lluís Bassat por la presidencia del club.

Xavi Hernández con el presidente Joan Laporta. @Àngel Bravo

Todo el mundo quiere controlar el Barça y subirse a su telaraña. Parece que las élites lo consideran suyo y quien se lo hace suyo pasa a ser élite. Remata el autor a boca de gol que el tipo de élite que gobierna ahora el club está formada por financieros, ejecutivos y profesionales liberales. Antes, eran los empresarios de piedra picada. Es el reflejo de un cambio de época a la sociedad. “Gobierna el club quien manda en la economía”, concluye.

Alerta, pero, que La Telaraña azulgrana no es un libro de fútbol.

Es poder y cultura. Como el Barça.

Y ahora sí, ahora queremos la pelota.

En palabras del mismo David Carabén, el barcelonismo tiene una firme voluntad de liderazgo y de asumir toda la responsabilidad sobre su destino, donde la manera de hacer las cosas es un factor diferencial: el proceso, incluso por encima del resultado final.

Y a todo ello, el autor del manifiesto encuentra concomitancias con la manera de ser del pueblo catalán, una nación de comerciantes refractaria a los autoritarismos. Juego de combinación, colectivo, con precedentes tanto en la Ars Magna de Ramon Llull como en el trencadís de Antonio Gaudí, y un reflejo claro de tradiciones como las sardanas y los castellers. 

Ojalá seamos capaces entre todos de dotar el club de los instrumentos necesarios para asegurar su supervivencia, tal como lo conocemos, durante ciento veinticinco años más.