El conseller d’Acció Exterior, Relacions Institucionals i Transparència, Bernat Solé, ha emplazado al Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (CADS) a abordar un debate sobre el uso, la gestión y el acceso al agua en Catalunya. Solé ha puesto de relieve que se trata de un recurso “básico, preciado y transformador del entorno y la economía” y uno de los temas “más importantes que tenemos como sociedad”, del cual “no se ha hecho ningún gran debate a nivel de país que nos permita abordarlo en su total dimensión”.
El primer paso será impulsar un ciclo de debates sobre el futuro del agua en Catalunya, con expertos y actores sociales relevantes de todo el territorio. De este proceso de reflexión saldrá un documento de conclusiones y propuestas que se elevará al Govern. Solé espera obtener un estudio global que “permita hacer un balance hídrico sin fugas” y a partir del cual poder “proyectar, prever y legislar basándose en unos criterios trabajados, y, a ser posible, consensuados”. Para el conseller, se trata de “el inicio de un planteamiento global”, que puede llegar a ser “el embrión de un pacto nacional para el agua”.
Solé ha incidido en la necesidad de impulsar “un debate honesto, sin el encorsetamiento de los intereses sectoriales y que permita llegar a un acuerdo de país alrededor de uno de los elementos que más condicionan nuestras vidas y que determinarán sin duda el presente y futuro del territorio”. Por eso, el conseller ha animado al CADS a abordar “con amplitud y profundidad” la cuestión “compleja y transversal” del agua, con una reflexión que contemple todas las vertientes posibles: sociológica, económica, ambiental, jurídica o técnica.
Garantizar el acceso al agua, una cuestión social
Actualmente, en Catalunya, el precio del agua puede variar hasta un 748% de un municipio a otro. Además, un 44% de los municipios —que comprenden un 77% del total de población— tiene un modelo de gestión indirecta en el suministro.
En Catalunya, el precio del agua puede variar hasta un 748% de un municipio a otro
A pesar de que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo indica que el coste del agua no tendría que superar el 3% de los ingresos familiares, en 2016, un 8,9% de los hogares del área metropolitana de Barcelona superaba este umbral, y un 3,3% recibió avisos por impago. En cuanto al agua potable, se calcula que consumirla filtrada o envasada puede suponer una diferencia de ahorro de 442 euros al año en un hogar.
La urgencia de mitigar los efectos del cambio climático
Las proyecciones climáticas muestran que, en un escenario de no mitigación, en 2050 la precipitación anual podría reducirse en un 40% en Catalunya, llegando al 75% en verano. A este hecho, hay que añadir un aumento de la irregularidad de las lluvias. Se calcula que el impacto económico de episodios de carencia de agua —como los que se pueden producir a consecuencia del cambio climático— puede llegar a ser del 7,7% del PIB.
Se calcula que el impacto económico de episodios de carencia de agua puede llegar a ser del 7,7% del PIB
“A menudo hemos presenciado debates sectoriales sobre si el destino del agua tiene que priorizar el sector agroalimentario o preservar la buena salud de nuestros ríos y deltas. De hecho, hemos reducido el debate del agua en esta dicotomía, cuando tendría que ser mucho más global”, reflexiona Solé.
Una hoja de ruta para gestionar el agua con visión de futuro y en clave sostenible
El conseller defiende la necesidad de “proyectar las políticas públicas con mirada de futuro, con una visión global y sobre un modelo basado en la sostenibilidad en todos los sentidos” y pone en valor que el CADS “permite tener una visión y un diagnóstico más allá de la inmediatez del momento sobre grandes temas que determinarán nuestro futuro”.
Solé remarca la coincidencia de muchas de las cuestiones planteadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que han fijado las Naciones Unidas para el año 2030. En este sentido, el presidente del CADS, Ramon Roca, concuerda que el reto encomendado por el conseller “encaja perfectamente con la misión del CADS y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”.
El CADS es un órgano colegiado creado en 1998, adscrito al Departament d’Acció Exterior, que tiene como función asesorar al Govern de Catalunya en la integración de la sostenibilidad en sus principales políticas y actuaciones. Lo integran su presidente y catorce miembros, entre los cuales hay personas de prestigio reconocido y representativas de los diferentes sectores económicos y sociales. El consejo formula recomendaciones sobre realidades complejas, con visión sistémica y teniendo presente la diversidad de actores que integran la sociedad catalana.