La inteligencia artificial y sus consecuencias está siendo un tema recurrente en los medios de comunicación, dentro de un debate en el que los gobiernos reclaman una regulación a la que se oponen las empresas tecnológicas. Por eso, en medio de este proceso, es muy oportuna la exposición sobre la materia en el CCCB titulada IA: Inteligència artificial, coproducida con el Barcelona Supercomputing Center (BSC) a partir de una muestra comisariada por el Barbican Centre de Londres.
La exposición, que se podrá visitar hasta el próximo 17 de marzo de 2024, es realmente efectista, con la posibilidad de interactuar con una decena de dispositivos y rodeada de una atmósfera casi de película distópica. Así, el CCCB se constituye en un marco ideal para reflexionar sobre este fenómeno que, evidentemente, ofrecerá ventajas pero también consecuencias impredecibles e inquietantes.
Ante nosotros, se está abriendo un mundo que hasta ahora solo conocíamos por la ciencia ficción. Robots que sustituirán muchas de nuestras actividades, coches que se conducirán solos y softwares y algoritmos que gestionarán todos los aspectos de nuestra vida. Hasta acabamos de ver que la inteligencia artificial ha sido capaz de resucitar a los Beatles. Por cierto, diga lo que diga quien quiera, la canción Now and then, más allá de ser una curiosidad para los coleccionistas, está muy lejos de la brillantez de una composición Lennon-McCartney de los buenos tiempos. Seguramente por eso, John Lennon la descartó y solo dejó constancia en un trozo de cinta mal grabada. Alguien lo tenía que decir. Y lo dice un beatlemaníaco capaz de gastarse una pasta en una grabación de un concierto casi inaudible.
Estos días hemos asistido a una cumbre internacional alojada por el Gobierno británico en la que mandatarios de las principales potencias y las tecnológicas han sido incapaces de llegar a un acuerdo sobre el futuro de la inteligencia artificial. Algo habrá que hacer para no poner más obstáculos de los necesarios al desarrollo de una tecnología que nos puede proporcionar mayor calidad de vida pero que ahora mismo da más miedo que otra cosa.
Hay que construir una seguridad jurídica alrededor de la inteligencia artificial que ponga coto a los desmanes incontrolados en forma de malignos chatbots y aplicaciones que nos pueden fabricar realidades paralelas que nos arruinen la vida. Ya hemos visto algunas experiencias de fotos y vídeos fake.
Nos tendremos que acostumbrar a estar rodeados de máquinas que piensan y que pueden aprender. En la mítica 2001: Odisea en el espacio, Arthur C. Clark creó el computador HAL, que acabó imponiendo su voluntad a la tripulación de una nave cuando se sintió amenazado. Entonces, leímos la novela y vimos la película con admiración. Nos dio que pensar, pero no podíamos pensar que ese futuro distópico estaba tan cerca. En un mundo futuro lleno de HALs que dirigirán casi por entero nuestras vidas, acabaremos reducidos a simples datos, y si enfermamos, un algoritmo acabará decidiendo si vale la pena, por ejemplo, operarnos y el grado de prioridad que se nos otorga.
Hay que construir una seguridad jurídica alrededor de la inteligencia artificial que ponga coto a los desmanes incontrolados en forma de malignos chatbots
El británico Mustafa Suleyman es uno de los grandes especialistas mundiales en inteligencia artificial, fundador de una de las primeras grandes compañías del sector. Acaba de publicar el libro La ola que viene, que va camino de convertirse en un bestseller. En él alerta de los peligros que supone esta tecnología si no se regula, algo que considera prioritario porque está avanzando todo muy deprisa. Que esto lo diga alguien como Suleyman inquieta. Inquieta mucho. Espero que en algún momento aparezca por Barcelona presentando el libro o dando alguna conferencia. Quisiera que me aclarara en directo algunas cosas.
De momento, recomiendo visitar la exposición del CCCB y reflexionar sobre lo que nos viene encima.
