Catalunya cuenta con 255 zonas de baño costeras, con unos niveles de calidad del agua excelentes, superiores al 95%. Durante la temporada de verano, los técnicos de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) analizan más de 3.000 muestras para comprobar que el agua es apta para el baño y que está libre de microorganismos no deseados. Se realizan hasta nueve muestreos quincenales en todas las playas para asegurar una calidad óptima para los bañistas y garantizar que se cumplen todos los parámetros establecidos por la directiva europea.
En este monitoreo participan los laboratorios que la Agència de Salut Pública de la Generalitat tiene en Girona, Barcelona, Tarragona y Tortosa, ya que es en estos centros donde los técnicos de la ACA envían las muestras para analizar. Este proceso requiere de un cierto tiempo, de entre 24 y 48 horas, ya que las técnicas de laboratorio que se aplican no son inmediatas. Para poder analizar si la muestra contiene restos de contaminación fecal, es decir, microorganismos que no viven en el mar sino en el intestino humano (enterococos intestinales o la bacteria escherichia coli), se deben realizar cultivos en placas de petri y, posteriormente, con el microscopio, contar las colonias para ver si se superan los umbrales de calidad.
Habitualmente, las muestras dan negativo, es decir, no contienen contaminación fecal, ya que la existencia en Catalunya de 530 estaciones depuradoras de aguas residuales —que dan servicio al 97% de la población— facilita mucho la gestión y la buena calidad de las aguas del litoral. A veces, sin embargo, se producen episodios de contaminación por aguas fecales provocados por averías o por fenómenos meteorológicos adversos o lluvias muy fuertes que provocan riadas y el desbordamiento de los sistemas de saneamiento. Se calcula que un tercio del litoral catalán tiene un riesgo alto de contaminación por episodios de lluvia.
Cuando esto ocurre, la Agència Catalana de l’Aigua necesita poder actuar con mucha rapidez, ya que se tienen que tomar decisiones como cerrar playas o restringir las zonas de baño en las que no se puede garantizar la calidad. En estos episodios de estrés en la gestión, el modelo habitual de análisis de muestras en los laboratorios de salud pública no es idóneo, ya que requiere de mucha espera para obtener los resultados (entre uno y dos días) y no se puede actuar con la suficiente rapidez a la hora de cerrar o volver a abrir una playa.
Ante este hándicap, la ACA se ha aliado con el Institut de Ciències Fotòniques (ICFO) para desarrollar conjuntamente un dispositivo portátil que permitirá hacer tests rápidos de la calidad del agua a pie de playa, sin necesidad de trasladar las muestras a un laboratorio y con unos resultados que estarán disponibles en menos de tres horas y con el mismo grado de fiabilidad gracias a la tecnología de la luz. El objetivo es que el ICFO pueda patentar este dispositivo y que a través de una spin-off, denominada Sixsenso Aqua, fabrique y comercialice este sistema de control rápido de las aguas de baño.
La Agència Catalana de l’Aigua invertirá 578.000 euros en este proyecto, iniciado el pasado mes de septiembre y que se desarrollará durante tres años. “Disponer de esta tecnología supondrá un salto cualitativo impresionante en nuestro sistema de gestión“, asegura Mariona de Torres, responsable de la calidad de las aguas del litoral catalán. Según la técnica de la ACA, el dispositivo “será una herramienta de gestión rápida complementaria al sistema tradicional” que permitirá resolver en cuestión de horas estos episodios de contaminación.
El objetivo de la ACA y del ICFO es tener desarrollado y validado un prototipo —similar a un maletín portátil— en 2023. Hasta ahora, todos los trabajos y pruebas que se han realizado han sido muy satisfactorios, lo que llena de optimismo al equipo de investigación.
Así funciona la tecnología
El ICFO, con sede en Castelldefels (Barcelona), ya hace ocho años que trabaja en un método de detección rápida de microorganismos en el agua utilizando la luz. El acuerdo de colaboración con la ACA consiste en llevar a cabo una aplicación práctica de una tecnología que ya existe y que ahora permitirá dar respuesta a un problema real. Según De Torres, una de las grandes ventajas del dispositivo que se está desarrollando es que permitirá integrar en el mismo análisis varias muestras, lo que proporcionará una visión global de la calidad del agua de una zona de baño.
¿Y cómo funcionará esta tecnología? Lo primero que hará el dispositivo será someter las muestras de agua a un proceso de concentración y filtración. En segundo lugar se aplicarán a las muestras unos reactivos que permitirán identificar los microorganismos no deseados a través de un sistema conocido como marcaje genético. Se trata de una técnica totalmente innovadora que permite identificar el ADN de los microorganismos objeto del análisis. Si forman parte de la muestra, y una vez se aplica el reactivo, estas bacterias quedan marcadas por una luz fluorescente. Es en este momento cuando se aplica la tecnología del ICFO, que permite medir la intensidad de la luz fluorescente que emite la muestra. Según el nivel de intensidad de esa fluorescencia, se podrá determinar si el agua cumple o no con los parámetros de calidad establecidos. “Es como si pusiéramos una bombilla en cada bacteria y así las podemos medir y saber si la concentración es excesiva”, explica gráficamente la directiva de la ACA. La colaboración con el ICFO también permitirá crear un sistema de monitorización de la presencia de fitoplancton en la costa catalana.