La habitación de Carmen Mola

Leo las declaraciones de los autores (son tres) de la novela ganadora del Premio Planeta. “En la writer’s room lanzan las ideas y las soluciones de la trama y triunfa la que convence a los otros dos”, describe Jorge Díaz, quien afirma que al final “no podría dilucidar quién ha escrito cada parte”.

Writer’s room. Aún no hay nombre en español, porque el concepto es nuevo. Normalmente, los escritores, si podemos, tenemos un despachito, con el ordenador, los bolis, los folios y una pizarrita. Si el despachito tiene puerta (si es una habitación separada de las otras, en la casa), entonces se puede desgravar. Si se da el caso de que, además de plantar un árbol y escribir un libro, también has tenido un hijo, puede pasar que el escritorio esté en el comedor o la habitación, o que ni siquiera tengamos mesa y escribamos en los bares o la cama o el sofá. En este caso no nos podemos desgravar nada. Writer’s room significa que cabe más de uno y es un concepto que proviene del mundo de los guionistas: el que hace la Biblia (el que, en inglés, está debajo del rótulo created by) y los que le dan forma de diálogo (los que en inglés salen debajo del writen by).

Entiendo la idea de escribir guiones para el teatro, la radio y la televisión en grupo y creo que puede ser divertido. Me imagino que en la writer’s room de Carmen Mola habrá nevera, mueble bar, luz natural, limpieza profesional, pantallas de tele, sofá, quien sabe si canasta de básquet, y seguro que unas sillas de gamer de las que no provocan dolor de cervicales. A mi, sin embargo, me parecería imposible escribir una novela con alguien más (a no ser que fuese un heterónimo). La única ventaja que le veo a la writer’s room (hablo por mi) es que si tienes otros compañeros que escriben contigo tienes que vestirte y ponerte zapatos. Quiero decir que no imagino a los tres señores Carmen Mola escribiendo en bata y zapatillas, como ahora escribo yo, tan ricamente, sola.

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