Usted no lo sabe, pero Jordi Fornas forma parte de su vida. Se ha cruzado con él cuando ha consultado la Enciclopèdia Catalana o cuando, en librerías o bibliotecas, se ha encontrado con volúmenes de las colecciones La Cua de Palla o El Balancí, con editoriales como Península o Edicions 62, con traducciones de grandes novelas de Capote o Miller al catalán o, también, con Joan Fuster o con Perich, o con Manuel de Pedrolo o con Francisco Candel. Se ha colado en su colección de discos, ya sea en forma de portada de Serrat, de Raimon, de Lou Bennett, de Núria Feliu, de la Nova Cançó o de algún conjunto de rock en català de los 60. Lo ha tenido usted en su revistero, en cabeceras como Serra d’Or o en Presència.
Nacido en 1927 en una Barcelona donde pasó toda su vida, Jordi Fornas fue pintor, escultor, fotógrafo y, sobre todo, uno de los grandes nombres olvidados del diseño gráfico. Su producción parte del expresionismo para acabar desembocando en un léxico donde convergen abstracción, estructuralismo y reflexión. “Fue una pieza clave del engranaje de la revuelta cultural catalana de los 60”, afirma el diseñador leridano Pau Llop que, aprovechando que se cumplen los diez años de la muerte del artista, ha recogido su legado en una exposición y en un volumen (el primero en abordar su figura como grafista) recién editado por el Institut d’Estudis Ilerdencs, bajo el título Fornas. La Imatge de la Catalunya dels 60.
“Empecé a descubrir su obra gráfica a raíz de comprar discos editados por Edigsa. Las cubiertas me encantaron y cautivaron. A partir de ahí, tiré de los hilos y contactos hasta que descubrí toda la obra gráfica de Jordi Fornas para Edicions 62, Serra d’Or y un largo etcétera”, explica Llop, enamorado del legado de artistas como Joan Pedragonsa, Pla Narbona i fotógrafos como Colita, Oriol Maspons o Leopoldo Pomés. Llop rememora —todavía con una mueca de sorpresa— que nunca había encontrado ninguna reseña ni publicación extensa sobre el legado del artista: “Cosa que me animó a trabajar en ello”.
— ¿Y cuánto tiempo te ha ocupado llevar a cabo todo este proceso?
— Pues unos diez años para todo el proceso del libro y la exposición.
Un artista para todo el universo catalán
Sorprende que este gran homenaje a un barcelonés total como Fornas venga de Lleida. Pau Llop lo aclara de manera inequívoca: “El vínculo con Lleida y con cualquier otro punto de Catalunya es el hecho de que el diseño y obra de Fornas es para todos los Països Catalans. Desde los discos de Jordi Barre en la Catalunya Nord a los libros de Porcel en ses Illes; del libro Lleida. Problema i realitat de Lladonosa, Porta, Miquel, Vallverdú i Gabernet (siempre de Lleida) hasta el primer libro de Edicions 62, que no es otro que Nosaltres els valencians de Joan Fuster”.
Este vínculo profundo con todo el territorio de habla y cultura catalana es el que motiva a Paul Llop a apostar por seguir reivindicando la figura del diseñador: “La intención es que la exposición sea itinerante y seguir divulgando la obra de Fornas allá donde se pueda”.
— ¿Sabes cuándo podremos ver la expo en Barcelona?
— Aún no puedo concretar ninguna fecha, tiempo al tiempo.
De momento, ahí está el libro, con un prólogo de Jordi Amat que ahonda en la figura del diseñador y artista en el proceso de refundación del imaginario catalanista a caballo entre los últimos coletazos de los 50 y los albores de los años 70.