Henkell Freixenet
La bodega Schloss Johannisberg, elaboradora de vinos riesling, es la joya de la corona del grupo.

Henkell Freixenet factura 1.181 millones y apuesta por la estabilidad accionarial

Cinco años después de la fusión, las familias Ferrer y Oetker valoran muy positivamente su alianza y no prevén cambios. Gracias a su liderazgo mundial en vinos espumosos, el grupo creció un 8,5% en 2022, ejercicio en el que se han invertido 39 millones. La marca Freixenet genera el 40% del volumen de negocio.

Hace cinco años, el 30 de abril de 2018, Josep Ferrer Sala, el patriarca de Freixenet, plantó un fresno en los jardines del palacio de Schloss Johannisberg como símbolo de la alianza que su familia acababa de firmar con el grupo alemán Henkell, que adquirió el 50% de las acciones de la emblemática compañía con sede en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), líder del sector del cava. 

Pedro Ferrer, junto al fresno que plantó su padre en los jardines del palacio de Schloss Johannisberg. @TheNBP

Una placa con los nombres de José Ferrer y de su esposa, Glòria Ferrer, recuerda junto al fresno —árbol icónico para Freixenet, ya que el nombre de la compañía deriva de una finca conocida como La Freixeneda por abundar los fresnos— la fecha en que se forjó la alianza, de la que existe plena satisfacción por ambas partes una vez transcurrido el primer lustro. 

“La visita a Schloss Johannisberg fue uno de los últimos viajes internacionales que realizó mi padre, que ahora ya tiene 97 años”, recuerda su hijo mayor, Pedro Ferrer, co-consejero delegado del grupo Henkell Freixenet, mientras pasea por los bucólicos viñedos de la que está considerada como la bodega de vinos riesling más antigua del mundo. Situada a orillas del Rin, esta espectacular finca de 50 hectáreas y el palacio que la preside es una de las joyas de la corona de Henkell y se encuentra a solo 20 kilómetros del cuartel general del grupo vinícola, situado en la ciudad de Wiesbaden, capital del estado federal de Hesse. 

“Lo malo en una empresa es cuando los accionistas no están alineados. Con la familia Oetker nos llevamos muy bien, el balance de esta alianza es muy positivo. Formar parte del grupo Henkell nos ha aportado mucha estabilidad y músculo financiero durante la pandemia”, destaca Pedro Ferrer. En la misma línea, el también co-consejero delegado de Henkel Freixenet, Andreas Brokemper, asegura que “las dos empresas han sido ganadoras” de esta operación corporativa, ya que existía una gran complementariedad geográfica, si bien admite que la marca Freixenet es mucho más conocida en el mundo que Henkell, por lo que la enseña germana ha salido también beneficiada.

Ambos dirigentes han hecho pública su buena entente durante un encuentro con la prensa celebrado este martes en la central de Wiesbaden en el que también han puesto de manifiesto que no prevén cambios accionariales en los próximos años. “A medio plazo, el accionariado se mantendrá estable, seguro”, enfatiza Ferrer. “No hay razones para el cambio”, apunta Brokemper. El 50% de Henkel Freixenet pertenece al grupo familiar alemán Geschwister Oetker y el otro 50% está en manos de José Ferrer y sus hijos (42,5%) y de su sobrino, José Luis Bonet (7,5%). 

La compañía vinícola, líder mundial en producción de vinos espumosos, ha cerrado el ejercicio de 2022 con una facturación neta (excluyendo impuestos) de 1.181 millones de euros, cifra que supone un crecimiento del 8,5% respecto a los 1.088 millones de 2021 cifra que supone un crecimiento del 8,5% respecto a los 1.088 millones de 2021 y que marca un nuevo récord histórico. Han avanzado especialmente las ventas en América (+28,7%) y en la Europa del Este (+9,2%), aunque también se registran buenos crecimientos de entre el 3% y el 4% en el resto de Europa, mientras que en Asia, la zona que tiene un menor peso, las ventas se han mantenido invariables.  

Pedro Ferrer y Andreas Brokemper, co-consejeros delegados del grupo Henkell Freixenet.

Con un total de 107 millones de botellas, la marca Freixenet genera el 40% de los ingresos del grupo, siendo la enseña más relevante de la empresa germano-española. Por orden de relevancia, las otras marcas más destacadas de Henkell Freixenet son la enseña italiana de prosecco Mionetto —la más vendida del mundo—, los vinos espumosos alemanes (sekt) Henkell, el champán Alfred Gratien, el licor de coco Mangaroca y la marca de vinos tranquilos Heart.

Los 107 millones de botellas comercializadas en el último año con la marca Freixenet igualan el récord de 2021 e incluyen tanto la producción de cava, como de vinos tranquilos y prosecco, el espumoso italiano de mayor crecimiento internacional y del que Freixenet ya embotella 14 millones de botellas en las bodegas que el grupo posee en Italia.

En total, Henkell Freixenet cuenta con bodegas en nueve países europeos y también en California (Estados Unidos) y México, estas dos últimas heredadas de la compañía catalana. Opera con filiales propias en 33 países, aunque sus productos están presentes en más de 150, con una cuota de mercado mundial en valor del 9,5%. Entre los planes más inmediatos del grupo destaca la apertura de una filial en Uruguay, en línea con el fuerte potencial de crecimiento que ofrece el mercado latinoamericano. Además de Norte América, con Estados Unidos a la cabeza,  Asia y África también son, según Brokemper, dos mercados de futuro para el grupo.

La sede central de Henkell Freixenet en Wiesbaden, en Alemania. @TheNBP

Brokemper y Ferrer aseguran que hoy por hoy no está previsto efectuar adquisiciones y que su apuesta pasa por maximizar el crecimiento orgánico. “En el pasado, ambos grupos realizamos muchas adquisiciones; ahora no dependemos de nuevas operaciones, podemos vivir sin compras”, explican los ejecutivos.

Por categorías, el vino espumoso, del que es el mayor productor mundial, genera el 66% del volumen de negocio y es también uno de los segmentos más dinámicos, con un alza de las ventas del 11% en 2022. En esta división se engloba el cava, el champán y los sekt de alta gama que Henkell también elabora con el método tradicional champennoise o de segunda fermentación en botella (10% de su producción). Además, esta área incluye la elaboración de prosecco y el resto de espumosos (90% del total) elaborados por Henkell con el método grand vas, charmant o cuvée close, en el que la segunda fermentación no se realiza en botella, sino en un tanque de grandes dimensiones de acero inoxidable. En la venta de espumosos, Henkell Freixenet se beneficia de una de las tendencias mundiales de mayor crecimiento en el mundo, el auge del spritz, con fenómenos como los cócteles de Aperol, que se elaboran con prosecco y cada vez más también con cava.

La segunda mayor división del grupo es la de vinos tranquilos, ya que genera el 22% de las ventas, un alza del 2,6% en el último año. Finalmente, el área de licores aporta el 11% de la facturación y en 2022 creció un 25,5%. 

Inversión de 39 millones

Pedro Ferrer y Andreas Brokemper aseguran que el pasado año, Henkel Freixenet ejecutó una inversión récord de 39 millones de euros, un 50% más. El grueso de esta cifra, 30 millones, se ha destinado a la bodega de Sant Sadurní d’Anoia, donde, por un lado, se ha instalado una nueva línea con capacidad para ejecutar el proceso de degüelle de 15.000 botellas de cava por hora. En paralelo, se ha invertido en las obras de ampliación de la bodega, lo que permitirá incrementar el área de crianza en 35 millones de botellas de cava. Otros 9 millones se han destinado a terminar la nueva área de producción de la bodega de Minonetto en Italia, que también ha estrenado un centro de visitas. 

Henkel Freixenet posee 3.500 empleados, de los cuales, 650 se encuentran en Alemania. 

La finca de Schloss Johannisberg está rodeada de 50 hectáreas de viñedos de la variedad riesling.

La familia Oetker, integrada por ocho hermanos, decidió en 2021 dividir en dos su grupo empresarial. El negocio vinícola, es decir, Henkell Freixenet, ha quedado englobado en el nuevo hólding Geschwister Oetker, cuya propiedad se reparten los tres hermanos pequeños de la saga empresarial germana: Alfred —que ocupa la presidencia de Henkell Freixenet—, Ferdinand y Julia Oetker. Además de la empresa vinícola, este grupo empresarial, que ha establecido su sede en Fráncfort, posee una cadena hotelera, una empresa química (Budenheim) y una compañía de ingredientes para el sector de la panadería y pastelería (The Martin Braun Gruppe), con unas ventas conjuntas de más de 2.000 millones. Los otros cinco hermanos Oetker se han quedado con el grupo Dr. Oetker, dueño de la popular empresa de pizzas y también del 25% del grupo cervecero barcelonés Damm, entre otros muchos negocios.

En Alemania, Henkel Freixenet posee dos bodegas, una en la sede central de Wiesbaden y la situada en el subsuelo del palacio de Schloss Johannisberg. Se trata de dos propiedades que cuentan con una larga historia y donde se elaboran, respectivamente, 130 millones de botellas y 250.000 botellas al año. Fundada originalmente en la ciudad de la ciudad de Maguncia (Mainz), Henkell fue la primera empresa alemana en producir vino espumoso, en el año 1832. En 1909 estrenó la bodega de Wiesbaden, donde el grupo centraliza la producción de sekt, del que Henkel es el segundo mayor productor del país. Si se suman los productos de Henkell y los de Freixenet, en Alemania el grupo controla una cuota de mercado del 20%. Los vinos espumosos de Henkell se elaboran en Wiesbaden con uvas cultivadas en la propia Alemania, pero también con vinos base que importan de España, Italia y Francia.

Las salas de crianza de los vinos riesling de Schloss Johannisberg. @TheNBP

Por el contrario, la producción de Schloss Johannisberg procede íntegramente de las 50 hectáreas de viñedo plantado exclusivamente con la variedad riesling que rodean el chateau, cuyas laderas llegan hasta la orilla del Rin. La belleza del entorno atrae cada año a más de 150.000 visitantes, que pueden disfrutar del restaurante y de la visita a la bodega subterránea, fundada por unos monjes benedictinos en el siglo XI. El subsuelo de la bodega alberga un tesoro inesperado para el visitante: una biblioteca enológica en la que se guardan más de 13.000 botellas históricas que permiten estudiar y poner a prueba la capacidad de envejecimiento y la evolución de los vinos riesling con los años. La botella más antigua data de 1748.

La bibioteca subterránea con botellas históricas de la bodega alemana, que visitan cada año más de 150.000 personas.