Planta residuos Gavà-Viladecans
La planta de selección de residuos de Gavà-Viladecans. © Robert Ramos (AMB)

La planta de selección de residuos de Gavà-Viladecans aumenta su capacidad en un 40%

Se invertirán 1,5 millones de euros anuales para procesar el aumento de envases que se reciclan, que ha pasado de las 24.000 toneladas anuales a las 33.000 toneladas

La mayor concienciación social sobre el impacto medioambiental de los envases está haciendo aumentar la cantidad de bolsas depositadas en los contenedores amarillos, a lo que también está contribuyendo nuevos contratos de recogida de residuos como los de Barcelona o Cornellà de Llobregat que fomentan la recogida selectiva, ya sea con sistemas como el puerta a puerta o contenedores inteligentes. Este crecimiento del plástico que se lleva a reciclar ha provocado la necesidad de ampliar la capacidad de la planta de selección de Gavà-Viladecans, desde donde se separa y prensan los envases, dando servicio a la mitad de los municipios del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

El centro de tratamiento de residuos ha añadido un nuevo de turno para poder procesar todos los envases que descargan los camiones de basura, haciendo que se pase a trabajar 24 horas durante cinco días. Con tres turnos, de ocho horas cada uno, la capacidad anual ha pasado de las 24.000 toneladas anuales de envases a las 33.000, casi un 40% más. Para poder aumentar la capacidad de procesamiento, se invertirán 1,5 millones anuales, presupuesto que incluye la contratación y la formación del personal para el nuevo turno nocturno, con la incorporación de 16 trabajadores. La plantilla total se sitúa en los 50 empleados.

Con una superficie de seis hectáreas y completamente automatizada, la planta de Gavà-Viladecans está operada por el grupo Tersa, empresa pública participada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y el Ayuntamiento de Barcelona. Una de sus filiales es Semesa, encargada de la selección de envases. Para dar servicio a los 36 municipios metropolitanos, el centro de Gavà-Viladecans se complementa con otro en Montcada i Reixac.

El crecimiento registrado en la planta del Baix Llobregat está en línea con el que se está produciendo en el resto de Catalunya, donde hay un total de 13 centros de selección de envases. En Catalunya, Ecoembes, organización privada que actúa como asesor técnico de las plantas de selección, prevé un crecimiento interanual del 7% de los plásticos reciclados en 2022, por encima de la media española. En 2021, se reciclaron 279.000 toneladas de envases en esta comunidad autónoma.

Precisamente, esta subida se intensifica en el área metropolitana de Barcelona, situándose en el 10%, debido al cambio en el contrato de limpieza y de recogida de residuos de la capital catalana, donde la nueva contrata quiere incentivar más la recogida selectiva. “Barcelona está haciendo de tractor para el área metropolitana”, valora Enric Ibañez, coordinador de Ecoembes en Catalunya, quien cifra el aumento de los plásticos reciclados en la ciudad de hasta un 15% cuando se acabe de desplegar completamente el nuevo contrato. También han incidido el aumento del reciclaje de plásticos los cambios en las contratas de Sant Just Desvern y Cornellà de Llobregat, con la implantación de contenedores inteligentes, y en Ripollet, donde se ha instaurado un sistema de recogida puerta a puerta.

Más de 100 camiones de basura al día

Por la planta de selección de Gavà-Viladecans pasan cada día más de 100 camiones de basura. Son los encargados de traer los envases que han recogido en los contenedores amarillos. Una vez descargados, se vuelcan en cintas que los van separando según el tipo que sean: bricks, botellas, latas, tarrinas, tapones, aerosoles, bandejas o envoltorios de aluminio, entre otros.

En un primer momento, una máquina los filtra por tamaño, según sean botellas o bolsas, y descarta el material que no se puede reciclar, un 30% de todo lo que se lleva a los contenedores amarillos. Por las cintas, se ve pasar materia orgánica, cartones, juguetes, calzado, ropa, neumáticos, madera… Hasta facturas del banco.

Luego, se rompen las bolsas y los envases pasan por separadores ópticos y metálicos, que los redirigen a los correspondientes lineales según el tipo de plástico que sean. Después, se realiza un control manual por si ha fallado alguna fase y ya se prensan. Las balas que resultan del proceso se envían a las empresas recicladoras o se subastan.