Andrea ros
La actriz y divulgadora perinatal Andrea Ros, en el Club Juno House de Barcelona. ©Carolina Santos
UN GRANINI CON...

Andrea Ros: “La maternidad es una oportunidad para honrar al cuerpo”

Artista, actriz, divulgadora perinatal, doula, experta en salud mental, madre millennial, escritora y podcaster. Andrea Ros (30 años) triunfó como actriz desde muy pequeña y, desde entonces, ha cosechado grandes éxitos en el mundo de la interpretación. Su éxito también es enorme en la divulgación de la maternidad: ha publicado el libro ‘Lo hago como madremente puedo’, ha creado el ‘Refugi de les Mares’ y es copresentadora del podcast ‘La vida secreta de las madres’. 

— De muy pequeña ya salías en series y películas de alto nivel como Salvador (Puig Antich) o Mar de fons. Años más tarde, has protagonizado la serie Zorras o la obra musical La Llamada y has trabajado en series como Amar es para siempre o Mar de plástico, entre muchas otras. ¿Cómo te llega esa inquietud por la interpretación y la creatividad desde tan pequeña?

— No es que haya personas creativas y personas no creativas, sino que todas lo somos, pero el mundo adulto nos lo acaba quitando. Algunas profesiones nos permiten seguir conectados a eso. Siempre he vivido la interpretación como un juego. Me meto en la historia y luego salgo, como lo hacen los niños cuando juegan.  

— Con 24 años fuiste madre. ¿Esto afectó a tu carrera como actriz?

— La palabra “afectar” es compleja. Puso en pausa algo, pero ya me pareció bien. Yo escogí ser madre y todas las consecuencias de ser madre. Lo que pasa es que esas consecuencias me llevaron al activismo. Hay algo en el mundo de la interpretación que es que los embarazos son como crónicos. O sea, tú te quedas embarazada y no te llama nadie porque “Andrea está embarazada”, pero la realidad es que igual tu hijo ya tiene tres años. Esto pone de relieve mucha maternofobia. Tenemos tanto desconocimiento del proceso materno que lo demonizamos.

— Tu vivencia te llevó al activismo. 

— Entusiasmada por esa vivencia, de repente, me topé con un montón de cosas que me pasaban que nadie me había contado antes. Y dije: ¿cómo puede ser que toda la humanidad esté viviendo esto y nadie esté contándolo? Entonces lo compartí con algunas colegas y todas me decían que a ellas también les pasaba. Pensé: todas vivimos esto y nadie habla de esto. Entonces decidí empezar a contarlo yo. 

— ¿Cómo fue ese proceso?

— Estando en la cama con mi chico, yo lloraba y lloraba y lloraba porque no entendía… Y pensaba: tengo a mi lado a mi chico que es la hostia, no estoy sola… Las que no tienen los recursos, ¿cómo lo hacen? Y le dije: no quiero que ninguna mujer esté sola nunca más. Y ese ha sido mi motivo. Mi foco ha sido hacer todo lo posible para que realmente ninguna mujer vuelva a estar sola. 

— Y allí empezó todo.

— Sí, me hice un Instagram, aparte del de actriz. Empecé a organizar desayunos, me formé como doula y en salud mental. Empecé a divulgar y ví que se me daba bien explicar conceptos complejos de forma sencilla. Y a partir de ahí, publiqué mi primer libro y creé el espacio El refugi de las mares, en Barcelona, que está formado por un equipo de doulas, y acompañamos a grupos de embarazo y de postparto. 

— ¿Confirmaste y corroboraste que las madres se sentían solas?

— Con estos grupos, las mujeres sienten que no están locas. Crees que lo que te está pasando sólo te pasa a ti. Cuando te das cuenta de que no, el alivio es gigante. También sentir que perteneces a algún grupo. La maternidad, la matrescencia, —que es el cambio cerebral que sucede durante la maternidad— es idéntico a la adolescencia. ¿Y qué hacemos en la adolescencia? Te segregas por grupitos: los pijos, los punkis, los emos, porque necesitas reafirmar tu identidad. Necesitas que lo tuyo sea lo válido y lo demás, lo ves mal. 

“Con los grupos de embarazo y postparto las mujeres sienten que no están locas”

— Y en la maternidad pasa un poco lo mismo…

— No sabes quién eres: te acaba de petar la vida por los aires, te ha cambiado completamente la identidad. Tu cerebro es otro y necesitas pertenecer a algún sitio. Necesitas definirte. Por eso hay tanta lucha entre las que dan la teta, las que dan el biberón, las que colechan, las que no… Porque para que lo mío sea bueno, lo tuyo tiene que estar mal. Luego ya te relajas. A partir de los dos-tres años de tu bebé, ya sabes quién eres como madre y ya dices: es verdad, lo de la otra no está mal. 

— Históricamente, las madres siempre han sufrido una exigencia brutal. En tus vídeos ironizas sobre el concepto de madre millennial. ¿Cuáles son las exigencias añadidas que sufren las madres millennial?

— Nuestras madres no podían cuestionarse qué tipo de madre querían ser porque la lucha de esa generación era poder volver a trabajar. Esta ola del feminismo dice: este achievement ya lo hemos conseguido, ahora queremos maternar como queremos.  Queremos hacerlo distinto. Eso significa que tenemos que ser una madre espléndida, una trabajadora espléndida, una compañera espléndida… Necesitamos ser 27 personas a la vez. Tenemos mucha exigencia y exceso de información, pero nos falta acompañamiento. La información sin acompañamiento no sirve de nada. 

— De todo esto sale el podcast de La Vida secreta de las Madres. Lo empezasteis hace un año en Podimo y ya cuenta con más de 37.000 seguidores. ¿A qué atribuís este éxito tan rápido?

— Paola Roig —la copresentadora del podcast— y yo ya teníamos unas redes muy potentes, tenemos una relación muy íntima con nuestras seguidoras. La que nos sigue lo hace desde hace ya muchos años y se ha pasado al podcast. Y pasa lo que te he contado antes, pero a gran escala. Piensan: alguien está poniendo palabras a lo que yo siento. Las mujeres no tienen tiempo para pensar porque están pensando en todo lo que tienen que hacer. Entonces, de repente, alguien me nombra desde el humor, desde el rigor… Y eso es lo que queríamos con el podcast: ser rigurosas con la información, pero desde el sentido del humor.

“Las madres millennial tenemos exceso de información pero falta acompañamiento”

 — Una de las exigencias que se les hace a las madres es la física. Se les pide que vuelvan a tener el mismo pecho, la misma barriga, el mismo cuerpo, en tiempo récord.

— La violencia estética hacia las mujeres es en todas las etapas. El postparto físico dura un año, aproximadamente. La maternidad es una oportunidad para honrar al cuerpo. Es algo que no hacemos porque nos dicen que tenemos que ser flacas y guapas todo el rato. Mi cuerpo ha hecho cosas muy importantes. Solo por estar viva, tu cuerpo ya es valioso. Pero el cuerpo de la mujer está para ser sexualizado. Entonces, si no te puedo sexualizar, no vale. 

— Otra de las claves del éxito del podcast es que habláis con mujeres muy conocidas como Irene Montero, Rigoberta Bandini o Diana Gómez sobre su maternidad.

— Para mí tan importante es el relato de Irene Montero, como el relato de cualquiera de las mujeres que nos acompañan todos los días, pero soy muy consciente del impacto que tiene hacia afuera… Es que necesitamos referentes. Si esta persona a la que yo tanto admiro ha pasado por esto, de repente, yo valido lo que a mí me pasa.

— Este año tenéis cerrados 18 bolos por toda España ¿Cuál ha sido la respuesta de vuestras seguidoras?

— Está siendo una locura. Lo que nos hace demostrar que sí se podía, que la maternidad no es de nicho. Vienen muchísimas personas a vernos que no son madres. Esto ha demostrado que las madres estaban ahí, sedientas de contenido. 

“Estamos demostrando que la maternidad no es de nicho”

— Hablas mucho de vuestras seguidoras y de la necesidad de este contenido ¿Cuáles son los mensajes que os mandan?

— “Gracias, gracias, gracias”. “Me siento más aliviada, me siento comprendida, ahora veo que no estoy loca”. Se genera una especie de red invisible entre mujeres. Se demuestra que esto era posible, que el mundo en el que vivimos no está bien y lo hemos demostrado. No era una utopía lo que decíamos. Hemos hecho shows con decenas de bebés y hemos podido hacer el show sin ningún tipo de problema, madres dando pecho… Cuando no se hace es porque no se quiere.