Gabriel Masfurroll es empresario y filántropo. Cofundador del Grupo Clínicas Mi (Clínica Tres Torres de Barcelona y Clínica NovAliança de Lleida). “La vida es holística y todo está conectado. La armonía ha guiado mi vida”, reivindica al más puro estilo Steve Jobs.
Masfurroll ha sido fundador de USP-Hospitales, vicepresidente del Barça, presidente del Consejo social de la UAB, miembro del Consejo mundial de Kreab o socio de 2PlayBook, Stockcrowd, Liberia Community, Opinat o Quantfy, entre otros. También ha trabajado en Sant Pau —donde conoció a Cristina que es el amor de su vida—, la Fundación Puigvert, la Quirón o Sanitas, entre otros. En total ha pisado más de 1.000 hospitales de todo el mundo, le gusta mucho viajar e incluso se cogió un año sabático para hacerlo.
Es un empresario vintage, curioso e hiperactivo que cree mucho en el destino. Su vida ha sido y es una carrera de nadador de fondo donde cada brazada es una experiencia vital acompañada de nuevos aprendizajes. “El deporte me ha enseñado a tomar decisiones muy difíciles”, explica. Perdió a su padre por Alzheimer y perdió a un hijo con síndrome de Down y ahora sufre cáncer de colon, pero lejos de rendirse continúa nadando un par de horas al día. Es su catarsis personal. Alto y claro: “Que la vida sigue y uno se lo tiene que mirar todo en positivo”.
Participó en la creación de la Fundación catalana para el síndrome de Down, la Fundación Aura o la Fundación Barça. Ha recibido también la Creu de Sant Jordi o el premio emprendedor del año por la revista Emprendedores o EY. Pisar su despacho es como pasear por un museo de la historia del fútbol donde no faltan libros, camisetas o fotografías de Cruyff, Messi o Maradona ni tampoco la guitarra de Paco de Lucia. Música de salud, deporte y vida.
— En el Costa i Llobera descubrió la pasión por la natación.
— Se me daba bien y me dieron una beca para entrenar y competir. Viví una doble vida como estudiante y deportista que me duró más de una década.
— Hijo y nieto de empresarias.
— He tenido una vida estrambótica y poco vocacional. Vengo de una familia de mujeres empresarias que empezaron de cero en Manresa y acabaron vendiendo en Estados Unidos. ¡Invitaron a mi abuela al desfile de cuando el hombre llegaba a la Luna! Una señora de Manresa con un pequeño taller que acabó siendo una gran modista. Las dos tenían que pedir permiso para viajar a sus maridos a causa de la ley y la época, pero los hombres de mi familia eran el back office.
— ¿Qué implica ser empresario?
— Lo aprendí en casa y choca mucho con la percepción actual. Hoy le llamamos emprendedor porque la palabra empresario está demonizada, pero emprendedor y empresario son cosas diferentes. Un emprendedor tiene empuje y quiere crear cosas. Puedes ser buen emprendedor y mal empresario. Y viceversa. El empresario emprendedor es aquel que hace crecer la empresa y la hace sostenible a lo largo del tiempo.
“Puedes ser buen emprendedor y mal empresario y puedes ser buen empresario y mal emprendedor”
— ¿Cómo es la visión sostenible?
— Hay que crear un entorno con el equipo, los proveedores, los accionistas o los clientes. Hay que crecer de forma conjunta y crear riqueza para cada uno y para la sociedad. Si la empresa crece entonces también paga más impuestos y ayuda la sociedad a progresar. No acabo de entender el ecosistema actual donde se hacen empresas deprisa y se venden cuanto antes.
— Volvamos a la piscina y a las aulas.
— Estudié Económicas porque me imaginaba dirigiendo la empresa familiar, pero llegó la época de la famosa crisis del petróleo y cerraron muchas empresas como la nuestra. Mis hermanos y yo nos hicimos cargo de las deudas familiares. Encontré trabajo en el hospital de Sant Pau donde conocí a mi mujer que era enfermera. Todo esto ha marcado mi vida.
— “La vida son puntos de conexión”, recuerda usted a menudo del famoso discurso de Steve Jobs.
— Creo mucho en el destino y toda mi vida ha estado marcada por decisiones que me han llevado hasta donde estoy ahora.
— Asegura que “la realidad ha superado los sueños”. ¿Cómo eran sus sueños?
— Mis sueños de adolescencia y emancipación eran muy sencillos… Encontrar un buen trabajo para ser feliz, disfrutar, progresar, crear una familia y dar una buena formación a nuestros hijos y acabar la vida con dignidad.
— ¿Cómo es su realidad?
— He vivido una vida muy intensa porque soy muy curioso y bastante hiperactivo. Siempre he procurado que todo estuviera relacionado y es precisamente esta interrelación la que ha enriquecido mi vida.
— ¿Cómo es su vida?
— Holística. Una vida llena es una vida holística.
— “Curar y cuidar” es la filosofía de Clínicas Mi.
—He visitado más de 1.000 hospitales en todo el mundo. Cuando entras como enfermo en un hospital seguramente estás preocupado, angustiado y estresado. Y tu entorno también. Cuando entras como enfermo en un hospital quieres una solución y que te curen, pero el componente emocional de que te cuiden es tan importante como que te curen. Tengo cáncer de colon y me están tratando y cuidando.
“Una vida llena es una vida holística”
— ¿Qué le viene a la cabeza cuando oye la palabra cáncer?
— Que la vida sigue y uno se lo tiene que mirar en positivo. He estado meses jodido por la quimioterapia, pero hacerlo público es mi catarsis personal y mi forma de desestigmatizar la palabra cáncer.
— ¿Qué fue lo primero que pensó?
— Cuando te dicen que tienes cáncer, el impacto es fuerte y los otros ya te ven en el otro barrio. No es así. La medicina ha avanzado mucho. No quiero ser frívolo porque yo también tengo mis momentos malos, he caído muchas veces y me he hartado de llorar, pero soy positivo así que ¡adelante! Yo lo he vivido desde el otro lado y he visto todas las enfermedades porque un hospital no es una oficina y hay que pisar y conocer a fondo tanto médicos y pacientes como tratamientos y tecnología.
— Humanizar la medicina.
— Soy un vintage y recuerdo cuando éramos jóvenes y decíamos que si no era bueno quería decir que era artificial. Ahora le hemos dado la vuelta y resulta que la inteligencia artificial irá por delante de la inteligencia humana. Imposible. La inteligencia humana es crucial e insustituible para bien y para mal.
“Hacer público que tengo cáncer es mi catarsis personal y forma de desestigmatizar esta palabra”
— ¿Clínicas Mi es familia empresaria o empresa familiar?
— Es la evolución de una familia que se ha transformado en empresaria. Tengo DNA emprendedor, me he formado como profesional sanitario y he trabajado en muchos sectores del ámbito sanitario hasta crear la empresa USP Hospitales. Primero éramos solo dos personas y acabamos siendo 7.000 trabajadores en diferentes países.
— Todo éxito tiene su peaje.
— Llegué a mi límite de caos y situación de estrés brutal, así que me lo vendí y me cogí un año sabático.
— Un año sabático.
— Me apunté a un programa del IESE y visité muchas universidades. Mis hijos me recomendaron que no me quedara en casa y me fui por todo el mundo. Me encontré mucha gente de mi edad que ya habían hecho su vida y de hecho, todavía nos escribimos a menudo y nos encontramos una vez por año. Es fantástico. Hice un switchoff y cambié el rumbo de mi vida.
— ¿Cuál era el nuevo rumbo de vida?
— Nuevos proyectos, fundaciones, consejos de administración… Mi hijo mayor [Gaby] tiene mucha vocación hospitalaria desde muy pequeño. Estudió Derecho en Esade, pero no quería trabajar como abogado y empezó a hacer carrera en USP. Un buen día salió la oportunidad de comprar Clínica Tres Torres y me propuso hacerlo juntos.
“Con USP Hospitales llegué a mi límite de caos y estrés, así que me lo vendí y me cogí un año sabático”
— Todo en familia. Todo en equipo.
— Le dije que sí, pero con la condición que el proyecto fuera suyo así que yo solo hago de mentor y soy presidente no ejecutivo del consejo de administración. Al cabo de un tiempo también salió el proyecto de la Clínica NovAliança de Lleida. Yo soy la patum de Clínicas Mi [Ríe]. Ahora he bajado un poco el ritmo porque tengo que concentrarme en recuperarme del cáncer.
— Muchos ánimos y mucha fuerza…
— Hay gente que se piensa que todo es fácil cuando eres empresario. Cristina y yo empezamos sin nada y con deudas de la empresa familiar, pero nos casamos y asumimos el riesgo de vivir juntos y salir adelante. Durante 10 años no llegábamos a final de mes y teníamos que sacar dinero en descubierto y con intereses muy altos. Alex nació con síndrome de Down.
— ¿Cómo os cambió la vida?
— No entraba dentro de nuestros planes y no teníamos ni un duro, pero realmente nos cambió la vida. El mundo del síndrome de Down estaba entonces muy poco desarrollado y junto con Ramon Trias Fargas o Montserrat Trueta decidimos crear la Fundación catalana para el síndrome de Down que ahora es una de las más importantes del mundo. Después de 10 años en el patronato decidí dar paso a gente nueva. Cuando la naranja está exprimida….
“Hay gente que se piensa que todo es fácil cuando eres empresario”
— La Fundación Alex nació en 2006.
— Cuando Alex se murió lo pasamos muy mal y cuando Alex nació fue un choque importante. Los problemas son problemas hasta que los asumes y son una circunstancia más de la vida. Empezamos a investigar, nos repartimos los papeles y Cristina se dedicó mucho a la estimulación precoz de Alex, mientras yo me dedicaba a crear instrumentos para mejorar el síndrome de Down. Hay dos años de mi vida que no puedo recordar.
— ¿Qué pasó?
— Yo dirigía la Clínica Quirón de Barcelona y estábamos reunidos en Vallromanes para preparar el presupuesto del año siguiente. Era un 28 de diciembre y me llamaron para decirme que bajara porque Alex estaba mal. “Baja, baja, baja”… No sonaba nada bien. Cuando llegué a la clínica me dijeron que Alex se había muerto. Vomité y a partir de entonces hay dos años oscuros de luto donde no recuerdo nada. La historia de Alex era íntima, pero creamos la fundación para romper el círculo vicioso que no nos llevaba a ninguna parte.
— Una fundación que ayuda y os ayuda.
— Con la fundación es cómo si él hubiera vuelto e incluso nuestros nietos hablan de su tío. Alex no está vivo, pero está vivo para nosotros. Gracias a él hemos podido ayudar a muchas personas y también impulsamos la famosa LISMI que es una ley que está muy bien, pero que no se ha cumplido.
— Habéis luchado mucho por la responsabilidad social: infancia protegida, personas con capacidades diferentes y colectivos en riesgo de exclusión.
— Mi problema es que no sé decir que no y me gustaría que alguien me explicara qué es el tiempo libre. [Ríe]. Todo es holístico. En 1989 me ofrecieron dirigir la Fundación Jiménez Díaz y tomamos la decisión entre todos. Siempre lo decidimos todo en equipo y esto es muy importante.
“Con la fundación es como si Alex hubiera vuelto y gracias a él hemos podido ayudar a muchas personas”
— El gerente de Sant Joan de Déu, Manel del Castillo, asegura que “el sistema sanitario se está derrumbando por falta de recursos pero, sobre todo, por falta de reformas” y por “el miedo al cambio” y “la dificultad de consensuar un gran pacto”. Defiende “una gestión pública que sea moderna, empresarial y orientada a resultados”.
— Lo veo de forma muy parecida. El crecimiento demográfico es exponencial. Cuando yo era joven había unos 39 millones de habitantes en España y ahora hay casi 50. Es una demanda muy importante y también hay mucha inmigración. El sector sanitario no se puede multiplicar, el Estado puede hacer lo que puede hacer y por eso soy muy partidario de la colaboración publicoprivada.
— ¿Más y mejor colaboración publicoprivada?
— Se demoniza mucho la palabra empresario y la colaboración publicoprivada. Somos un país muy latino con una serie de prejuicios difíciles de solucionar. La medicina privada hace muy buen trabajo en Catalunya y ya hace más de 100 años que existe. La gente cree y confía. No hay que romper, sino ayudar y regular bien la relación entre el sector público y el sector privado.
— ¿Cómo?
— Que funcionen de la mano, que no se invadan y que trabajen de forma conjunta. En Lleida nos encontramos un hospital que se estaba muriendo y lo hemos hecho todo nuevo. Lo está disfrutando mucha gente del Catsalut y la demanda es tan fuerte que supera la oferta. Hay que organizar todos juntos y sacarnos estos prejuicios de encima. ¿Cómo? Haciendo bien las cosas.
“Se demoniza mucho la palabra empresario y la colaboración publicoprivada. El sector público y el privado tienen que funcionar de la mano y trabajar de forma conjunta”
— ¿Hacer bien las cosas?
— Hay gente que hace las cosas mal hechas tanto en el sector público como en el sector privado. Yo hice el primer plan estratégico de un hospital público en España con Vall de Hebrón en 1989. Conozco bien el sector público y el sector privado.
— ¿Cómo ve la ciudad de Barcelona?
— Vengo de una Barcelona gris, triste y apagada. Era una ciudad que estaba junto al mar pero no veía el mar. Barcelona se transformó con los Juegos Olímpicos y se convirtió en una de las mejores ciudades del mundo. Teníamos ese orgullo y hemos ido hacia peor en todos los sentidos.
— ¿Por qué?
— Quiero mucho a esta ciudad. Gracias a la natación viajé por todo el mundo y me imaginaba viviendo en muchos sitios, pero no cambiaría Barcelona por ningún otro lugar. Ahora nos estamos esforzando para hacerlo mal… Hasta la crisis de 2008 vivimos del 1992 cuando éramos el centro del mundo.
— No se puede vivir toda la vida de los Juegos Olímpicos de hace 30 años.
— Empezamos a tambalear con la crisis económica y la ciudad ha ido empeorando desde entonces. Barcelona ya no es tan segura y no está tan limpia… Se podrían hacer muchas cosas porque es una ciudad extraordinaria. Barcelona no necesita refundarse, pero sí renovarse y sin hacer inventos extraños.
— ¿Qué inventos?
— No hay que tocar la Barcelona de Cerdà y ahora mismo la estamos destrozando. El Plan Cerdà era mundialmente reconocido y ahora estamos haciendo unos inventos de mil demonios. Circular por Barcelona es un caos digno del Far West. O las leyes son para todos o… No vamos bien. La estructura política del mundo es multipolar y aquí estamos en un proceso de anarquía.
“Barcelona no necesita refundarse, pero sí renovarse sin inventos extraños. Circular por la ciudad es un caos digno del Far West y más vale no tocar la Barcelona de Cerdà”
— ¿Anarquía?
— Tenemos elecciones a finales de mayo y es imposible ver como se podrá conformar un gobierno municipal. Los partidos no se quieren, sean de derechas o izquierdas. Queremos una ciudad organizada y bien gestionada. Barcelona es como una gran comunidad de propietarios. Tenemos que aprovechar con sentido común nuestra querida ciudad que puede mejorar muchísimo, pero que ahora mismo es una ciudad low-cost. A mí me sabe muy mal todo esto sobre todo para nuestros hijos y nietos, pero para lo que me queda en el convento…
— ¿Qué une a un empresario y a un deportista?
— No sé lo que los une, pero sí lo que me ha servido a mí. La natación me ha dado fortaleza y unas herramientas que me han ido muy bien para la vida. Empecé a nadar más tarde que el resto de mis compañeros y los primeros años perdía siempre todas las competiciones y lo comentaba con mi padre.
— ¿Qué le decía su padre?
— Tienes dos opciones: tirar la toalla o esforzarte para superarlo. Aprender a perder es ganar y es muy bueno. Echo mucho de menos a mi padre porque fue una persona extraordinaria y murió muy joven con Alzheimer. Recuerdo que me hablaba mucho de la importancia de la constancia, la tenacidad, el esfuerzo y la disciplina. Todo esto me ha servido después a lo largo de mi vida y el deporte me ha enseñado también a tomar decisiones muy difíciles. La armonía ha guiado mi vida.
— El anterior entrevistado de Persona a Persona, Salvador Alemany, le hace la siguiente pregunta: ¿Qué ha aprovechado de la experiencia Barça para la gestión hospitalaria y viceversa?
— Parafraseando a Peter Drucker y tal como me dijo un profesor universitario, la empresa más difícil de gestionar en todo el mundo es un hospital. Yo le respondí que no había gestionado nunca un club de fútbol. Tiene ego, vanidad y el paradigma de la irracionalidad y las emociones descontroladas. Esto no se puede arreglar.
“Gestionar un club de fútbol es más difícil que gestionar un hospital por el ego, la vanidad y el paradigma de la irracionalidad y las emociones descontroladas”
— ¿Y el Barça?
— Decimos que el propietario del Barça es el socio, pero nosotros somos asociados. No se nos explica nada. El club se creó como asociación y ahora ya no tiene ningún sentido. Hay que refundar el club y convertirlo en una cosa diferente.
— ¿En qué hay que convertir el club?
— No hablo de una sociedad anónima, sino de que el Barça tenga un modelo parecido al de La Caixa. Es decir, crear una fundación con las raíces y los valores del club que tenga al menos un 51% de la sociedad que gestiona el club y que a la vez esta fundación pueda establecer alianzas para ayudar a hacer crecer el club. Yo impulsé la Fundación Barça, pero lo dejé porque su presupuesto no tenía ningún sentido. El Barça tiene una gobernanza decimonónica y está condenado a pasar una importante travesía en el desierto si no se hacen bien las cosas. Ya vamos tarde.
“El Barça tiene una gobernanza decimonónica y tendría que tener un modelo parecidoal de La Caixa con una fundación que tuviera al menos el 51% de la sociedad que gestiona el club”
— Salvador Alemany también le pregunta: ¿Qué factores de una persona determinan su condición de empresario y, concretamente, qué le impulsa al crecimiento?
— Déjame que sea malo… Empresario es el que tiene una idea, crea algo y se rasca el bolsillo. Hoy en día hay muchas personas a las que llaman empresarios y no lo son.
— ¿Y qué son?
— Altos directivos que no se han rascado el bolsillo ni se han jugado el pan para crear una empresa.
“Empresario es aquel que tiene una idea, crea algo y se rasca el bolsillo. Hoy en día hay muchas personas a las que llaman empresarios y no lo son”
— ¿Ejemplos?
— ¿De empresarios? ¡Muchísimos! Juan Roig, Amancio Ortega, empresarios catalanes… Los empresarios son los que crean riqueza y los directivos tienen mucho conocimiento para liderar empresas pero no son empresarios. Hay que diferenciar entre emprendedores, grandes directivos y empresarios. Hay empresarios que no son buenos directivos y buenos directivos que no podrían ser nunca empresarios.
SIETE DE VIDA
1. Referente: Mi padre y mi mujer
2. Libro: El Principito, de Saint-Exupéry
3. Película: El puente del río Kwai, de David Lean
4. Canción: Imagin, de John Lennon, y T’estimo, de Lluís Llach
5. Rincón preferido: Donde estén mis personas queridas
6. Lema de vida: Vive y deja vivir
7. Sueño: Ver crecer a mis nietos