Joven con monopatín en la Plaza de Sants
Una joven con monopatín en la plaza de Sants © Edu Bayer

Barcelona se transforma sumando espacio público para hacer una ciudad más habitable

La emergencia climática y la pandemia han evidenciado la necesidad de transformar nuestras ciudades, avanzando hacia un modelo con más espacio para las personas y menos coches, que haga del espacio urbano un lugar más cómodo y amable para vivir. El consistorio trabaja desde hace años con esta idea, impulsando las supermanzanas y reforzando el transporte público y la red de carriles bici.

Barcelona es una ciudad compacta, con una elevada densidad residencial, un parque de viviendas envejecido, con déficit de espacios verdes y una movilidad excesivamente dependiente del vehículo privado. Todos estos factores afectan negativamente a la calidad ambiental de la capital catalana y, en consecuencia, la de sus ciudadanos, que conviven con elevados niveles de contaminación y ruido y calles dominadas por los coches.

El Ayuntamiento de Barcelona trabaja para impulsar un nuevo modelo urbano que mejore la calidad de vida de sus habitantes y, a la vez, luchar contra el cambio climático, que puede convertirse en uno de los principales problemas que la ciudad tendrá que afrontar en un futuro cada vez más próximo. El incremento constante de la contaminación durante las últimas décadas y el calentamiento global han situado a la ciudad en una situación de riesgo. Por eso, el 15 de enero de este año Barcelona declaró esta Emergencia Climática, fijándose como unos de los retos transformar el modelo urbano, incrementando el verde urbano, transformando el espacio público para mejorar las condiciones ambientales y de salud y evitando la pérdida de la biodiversidad.

Desde hace tiempo, el consistorio impulsa acciones dirigidas a reducir la presencia de los vehículos privados en el espacio público, fomentando la movilidad sostenible, reforzando el entramado de carriles bici y mejorando la red de transporte público, y creando zonas pacificadas donde moverse a pie, como las que se hicieron hace tiempo en Ciutat Vella o en el núcleo histórico de Gracia, y las actuaciones del Programa Superilles en barrios como la Maternitat i Sant Ramon, Hostafrancs, Horta, Poblenou o Sant Antoni. Zonas con más espacios verdes que contribuyen a la buena salud y el bienestar de las personas y de la biodiversidad de la ciudad. Todas estas políticas tienen que servir para incrementar el verde y los espacios naturales en la ciudad, fomentando también la biodiversidad. Desde el año 2015, se han ganado unas 50 hectáreas de vegetación en Barcelona, destacando la creación de nuevas zonas verdes, nuevos interiores de manzanas o la primera parte del nuevo parque de Glòries. Ahora, el consistorio quiere ir más allá, haciendo de Barcelona una supermanzana.

Jardines de la Maternitat
Familias en el césped de los jardines de La Maternitat © Edu Bayer

Superilla Barcelona: el salto de escala

El cambio más grande en esta transformación del espacio urbano que el Ayuntamiento quiere conseguir en Barcelona es el que está provocando el Programa Superilles, que ahora hace un salto de escala y ritmo, queriendo transformar toda la ciudad en una gran supermanzana. Hasta ahora, el programa actuaba en zonas muy concretas y delimitadas, como en el Poblenou, Horta o Sant Antoni. Pero ahora se propone crear una red de ejes verdes y plazas, con prioridad para el peatón, que se extenderá por toda la ciudad.

Esta red se empezará a hacer realidad prioritariamente en la trama Cerdà y especialmente en el Eixample. Esta zona de Barcelona es la que sufre una presión más elevada de tráfico rodado —350.000 vehículos atraviesan diariamente de manera horizontal la ciudad y gran parte del tráfico del Eixample es de paso—, con más contaminación y más ruido, y es el distrito con una mayor escasez de espacios verdes.

Supermanzana del Poblenou
Imagen de archivo de la supermanzana del Poblenou © Vicente Zambrano González

El proyecto Superilla Barcelona, que aglutina todas las políticas de espacio público que está haciendo el Ayuntamiento, quiere que los vecinos del Eixample tengan una plaza sin coches o una calle pacificada a 200 metros como máximo, mejorando la oferta de espacios de encuentro y disfrute en la zona central de este distrito. Globalmente, en el Eixample se crearán 21 ejes verdes, que supondrán 33 kilómetros de recorrido, y 21 plazas, que sumarán 3,9 hectáreas de espacio ciudadano. Todo esto, implicará ganar un total de 33,4 hectáreas de nuevo espacio prioritario para el peatón y 6,6 hectáreas de verde urbano.

Durante este mandato, se iniciará la transformación de las calles de Consell de Cent, Rocafort, Comte Borrell y Girona en ejes verdes, con lugares de descanso y árboles, y se crearán cuatro grandes plazas en los chaflanes de Consell de Cent con Rocafort, Compte Borrell, Enric Granados y Girona, con 2.000 metros cuadrados cada una.

Recreación de las nuevas calles de Barcelona
Así se imagina el Ayuntamiento de Barcelona las nuevas calles de la ciudad.

Un transformación global en toda la ciudad 

El programa Superilla Barcelona concentra las diferentes iniciativas que está desarrollando el Ayuntamiento para avanzar hacia un nuevo modelo urbano en la ciudad, fomentar la movilidad sostenible y el transporte público y reducir la contaminación en Barcelona. Superilla Barcelona engloba el impulso en la Zona de Bajas Emisiones, que limita la entrada de los vehículos más contaminantes en la ciudad, o la voluntad de limitar a 30 km/hora la velocidad a la mayoría de calles de la ciudad, para hacer que el tráfico sea más seguro para la gente que se mueve a pie.

Asimismo, el consistorio trabaja para recuperar espacio público protegiendo los accesos de 200 escuelas con el proyecto Protegim les escoles o ampliando terrazas de bares y restaurantes. Por otro lado, el proyecto Obrim carrers actúa en grandes vías como la calle de Sants y Gran de Gràcia, cortando el tráfico durante todos los fines de semana, con el objetivo de ir incorporando más calles a esta iniciativa.

Gente caminando por la calle de la Creu Coberta
Gente caminando por la calle de la Creu Coberta © Isaac Planella

Impacto de la covid-19

La pandemia, claramente, ha acelerado esta apuesta del Ayuntamiento. Durante el estado de alarma, cuando solo estaban abiertos los negocios esenciales y pasear se convirtió en una de las únicas actividades de ocio posible, se hizo evidente la falta de espacio público en las ciudades, no solo en Barcelona.

Durante la primera fase de desescalada y ante la necesidad de crear nuevas zonas de paseo, garantizando las distancias de seguridad, el consistorio hizo toda una serie de actuaciones de emergencia, ya guiadas por su concepción de nuevo modelo urbano de Barcelona. Por ejemplo, se ganó espacio público mediante actuaciones tácticas con pintura y mobiliario urbano en calles como Consell de Cent, Rocafort y Girona. Para hacer estas intervenciones urgentes, se ha utilizado el urbanismo táctico, que ya se había usado en la supermanzana del Poblenou, pero la voluntad del Ayuntamiento es que estos elementos se vayan convirtiendo en estructurantes, a través de obras en un futuro próximo.