La empresa barcelonesa MiiN Cosmetics, especializada en la venta de marcas de cosmética coreanas, acaba de abrir una tienda insignia de más de 400 metros cuadrados en un emblemático local de la calle Balmes. Se trata del inmueble de dos plantas que luce, a escasos metros de la calle Pelayo, el histórico logo de otra firma de cosmética, Bella Aurora, una marca estadounidense que llegó a Barcelona en 1914. Son múltiples los inquilinos que han pasado por el edificio a lo largo de estos más de cien años; la empresa Julia Tours fue de las últimas en ocuparlo, pero, desde la pandemia, el local permanecía cerrado.
El singular establecimiento, esta vez teñido de color rosa, ha vuelto a cobrar vida hace escasamente diez días gracias a Miin Cosmetics, que ha decidido transformarlo en su flagship, es decir, en un motor para incrementar la visibilidad y la notoriedad de la marca, que, hasta ahora, contaba en Barcelona con una pequeña tienda ubicada en la calle Pau Claris con Diputació —el origen de la firma— y con otra en L’illa Diagonal. En total, la enseña cuenta ahora con 14 puntos de venta entre Barcelona (3), Madrid (3), Bilbao, Valencia, Sevilla y Zaragoza y en capitales europeas como París, Milán y Múnich. La apertura de esta tienda en pleno centro de la capital catalana ha supuesto una inversión de 700.000 euros.
El objetivo de la compañía es abrir en los próximos meses diez tiendas más en España e Italia y cerrar el año con una red de 24 tiendas y una cifra de negocio de 17 millones de euros. De conseguirlo, la firma se anotaría un crecimiento del 70% respecto a 2022, ejercicio en el que facturó 10 millones. Los planes de MiiN Cosmetics son ambiciosos, ya que la empresa piensa en grande y ha trazado un plan de negocio que aspira a alcanzar los cien establecimientos en 2028, un objetivo que, de cumplirse, multiplicaría por diez la facturación de la cadena, según avanza a The New Barcelona Post su fundadora, la joven emprendedora Lilin Yang.
De origen chino, Yang ha encontrado en Barcelona el lugar ideal desde donde construir un proyecto empresarial que inició en 2014 y que ahora quiere expandir por toda España y Europa, sin descartar abordar a medio plazo nuevos continentes. Además de las catorce tiendas que ya ha inaugurado en los últimos años gracias al auge que está experimentando la cosmética coreana, el gran éxito de Yang es que en muy poco tiempo ha convertido a su empresa en el referente para las marcas coreanas que quieren introducir sus productos en el mercado europeo.
Así, MiiN importa ya en exclusiva a Europa hasta 30 marcas líderes del país asiático, vendiéndolas no solo en su red de tiendas propias, sino también a otras importantes cadenas del sector como Sephora o Douglas. Es decir, además del canal B2C o de venta directa al consumido final, la compañía tiene un importante negocio de distribución o venta mayorista (B2B) que genera ya alrededor del 35% de sus ventas. Esta estrategia se complementa con un tercer canal que también es estratégico para la marca, la tienda online, disponible en prácticamente todos los países europeos. “Cada canal aporta alrededor de un tercio de la cifra de negocio”, explica Yang, un equilibrio que considera básico y que le ofrece “seguridad” porque le permite hacer frente a las posibles crisis o ciclos que puedan producirse en cada una de las tres divisiones.
¿Y quién es Lilin Yang? Nacida en China, asegura que desde pequeña se sintió muy atraída por España tras leer una novela de un escritor taiwanés que hablaba del país. Su primer viaje para conocer en persona esa España que había leído fue en 2005. Efectivamente, le gustó lo que vio y decidió quedarse para estudiar español y luego turismo en las universidades de Alcalá y de Salamanca, respectivamente, y vivió en Madrid hasta que se mudó a Barcelona hace diez años. A lo largo de todo este tiempo, viajaba con frecuencia a Asia y volvía siempre con una maleta llena con sus marcas de cosmética coreana preferidas, que aquí no podía encontrar. Al principio, eran cremas para uso propio, pero luego empezó a llenar maletas con productos para vender a amigas y a amigas de amigas, hasta que decidió emprender y montar su propio negocio de importación. Y así fue como en 2014 abrió un pequeño local de 25 metros cuadrados en la calle Pau Claris, al que siguió una tienda en Madrid y otra en Múnich, hasta hoy, que ha tejido una red de catorce establecimientos, todos propios.
Yang explica que desde los inicios tiene un socio suizo, aunque no está en el día a día del negocio, y que todo el crecimiento se está financiando con recursos propios gracias a que la empresa ha sido rentable desde el primer año. “Nunca hemos repartido dividendos y tampoco hemos querido endeudarnos”, explica la consejera delegada, tras señalar que, hoy por hoy, no están buscando socios o compañeros de viaje.
Según la empresaria, el mercado de la belleza está en alza y cada vez hay un mayor conocimiento y apetito por los productos made in Korea, un país que ha visto acelerar la exportación de su cultura gracias a exitosas series de televisión como El juego del calamar. “En Corea, el negocio de la cosmética es muy importante; es ya el tercer mayor exportador del mundo en este sector, por detrás de Francia y Estados Unidos”, afirma. Yang destaca que el cuidado extremo de la piel forma parte de la cultura coreana, que pone el foco no tanto en el tratamiento, sino en la prevención mediante el seguimiento de unas estrictas rutinas y el uso de unos productos de alta calidad que son fruto de una “inversión muy fuerte en I+D para la mejora continua de las fórmulas”.
En su nueva tienda insignia de la calle Balmes, MiiN Cosmetics comercializa 32 marcas coreanas, con un total de 500 referencias, cuyo precio medio Yang considera “accesible” para el gran público. Dos de las marcas, Meisani y Ondo, son marcas propias desarrolladas por la empresa a partir de 2020 y fabricadas por proveedores coreanos. Su creación no es trivial, sino todo lo contrario, ya que hay que tener en cuenta que de las 30 marcas que representa solo tiene la exclusividad para Europa, por lo que si MiiN quiere iniciar su expansión fuera del continente, podrá hacerlo apoyándose en estas dos enseñas. En este sentido, Yang avanza que, en 2024, MiiN abrirá una oficina comercial en Seúl para empezar a expandir las marcas propias.
Al principio, MiiN Cosmetics se centraba únicamente en productos para el tratamiento de la piel, pero ahora comercializa también artículos para el cuidado del cabello y perfumes. En dos semanas, entrará, además, en una nueva categoría de mercado con amplio potencial: la venta de maquillaje. Yang anuncia también que con la flagship de Balmes, la compañía se expande a una nueva área de negocio, la prestación de servicios, ya que la tienda está equipada con cabinas para poder realizar tratamientos cosméticos y, en unas semanas, ofrecerá también a los clientes la posibilidad de hacerse la manicura o la pedicura.
“Queremos que esta flagship se convierta en la Korean Beauty House de referencia en Europa; no es sólo una tienda, es un espacio donde ofrecer una experiencia completa a los clientes y donde mostrar y divulgar todo el potencial de productos que ofrece la cosmética coreana”, afirma Lilin Yang.
La consejera delegada viaja cada tres meses a Corea para descubrir las últimas novedades y estar siempre al día y asegura que “ha probado en su propia cara cada uno de los productos que venden las tiendas MiiN”, marca que, por cierto, significa “persona bella” en coreano, según explica.
MiiN Cosmetics cuenta ya con una plantilla de cien trabajadores y sus oficinas corporativas están en la calle Bruc de Barcelona. En paralelo, el almacén que recibe las cremas que se importan por barco desde Corea se encuentra en Badalona, desde donde se realizan las expediciones a la red de tiendas propias y se preparan los pedidos tanto para los clientes mayoristas como los recibidos a través de la tienda online.
“Me encanta Barcelona, me encanta España. ¡Este país me ha dado suerte!”, concluye divertida Yang.