Es normal que un empresario tenga a su sociedad en la cabeza: piensa en los centros de trabajo, sus objetivos, los proyectos, en asuntos pendientes y hoy, más que nunca, en planes de contingencia para momentos extraordinarios. Lo que no es tan frecuente es que el empresario tenga en mente donde está cada momento cada uno de sus centros de trabajo, porque estos son barcos.
Por el momento la flota suma 29 unidades, cada una con su idiosincrasia, destinos, tripulantes y misiones. También tiene en mente todas las delegaciones y puertos donde opera, actualmente 23, en España, Marruecos, Argelia, Francia, Estados Unidos, Bahamas… y con algún país más ya en cartera para seguir expandiendo una naviera de la que detenta un 56,5%, mientras que el 42,5% está en manos del grupo Empresas Matutes, con sede en Ibiza.
El empresario en cuestión es Adolfo Utor Martínez, presidente de Baleària, nacido en Alhucemas, un antiguo protectorado español en Marruecos, hace 59 años. Entre las muchas ocupaciones y preocupaciones del naviero está también el puerto de Barcelona y la operativa de una flota que une Catalunya con los puertos de Ciutadella, Eivissa, Palma y Alcudia, lo que supone que durante varios meses al año hasta cuatro de sus barcos operen a diario en nuestra ciudad. Este mismo mes su compañía confirmaba el regreso de los ferrys de alta velocidad a la línea Barcelona-Ciutadella, con travesías diurnas de cuatro horas, reduciendo prácticamente a la mitad el tiempo de viaje de los ferrys convencionales.
Todos estos detalles están en la mente de Utor: el barco designado a cada línea, los capitanes o tripulantes a cargo, la capacidad de bodega de cada uno o las necesidades y características singulares que tiene cada línea, porque, aunque en una naviera que cubre viajes mixtos de pasaje y carga, el objetivo sea unir dos puntos separados por el mar, en cada uno de estos puntos hay una sensibilidad y unas singularidades.
Este mismo mes Baleària ha confirmado el regreso de los ferrys de alta velocidad a la línea Barcelona-Ciutadella, con travesías diurnas de cuatro horas
“No es lo mismo un puerto donde tenemos una única rotación diaria, que un destino como La Savina, en Formentera, donde establecemos un puente marítimo continuo con Ibiza e incluso operamos desde allí a la península por Dénia, una apuesta fuerte y que nos ha ido muy bien”, comenta a The New Barcelona Post el presidente de Baleària, que también tiene siempre en mente la operativa en Barcelona, uno de los puertos estratégicos para su naviera. “Estar en el sector península-Baleares y no preocuparse por Barcelona es, sencillamente, imposible. Tenemos barcos todos los días, incluso en los peores tiempos de la pandemia ahí hemos estado, uniendo las principales islas y Barcelona”, recuerda.
Sus barcos son responsables de buena parte del abastecimiento de Mallorca, Menorca e Ibiza: productos perecederos, recambios, material de construcción, paquetería, productos farmacéuticos, vehículos y un gran porcentaje de lo que se comercializa en los establecimientos de las islas o también de lo que se compra online desde sitios tan dispares como casas en Santa Gertrudis de Fruitera, pisos en Fornells o centros de estudios en Palma de Mallorca. Todo ello viaja cada noche en la bodega de unos ferrys que llegan al amanecer o incluso antes a cada puerto. De ahí también su fijación por la puntualidad y porque todo el engranaje de una naviera funcione tanto durante la navegación como en la operativa portuaria.
“Obviamente analizamos cada día las necesidades de nuestra operativa en Barcelona: quienes mantienen nuestras líneas todo el año son las empresas de transporte y aunque también llevamos pasaje en todas las estaciones, es en temporada alta cuando muchos nos escogen como alternativa al transporte aéreo y eso nos obliga a reforzarnos y esforzarnos más”, indica. Una de las fijaciones de Utor es poder concentrar todas las llegadas y salidas de Baleària en una zona única del puerto. “Las instalaciones actuales son insuficientes y están muy segregadas. Si pudiéramos tener los tres o cuatro barcos diarios operando desde el mismo punto del puerto, con una buena terminal propia en concesión por parte de Port de Barcelona, daríamos una mayor calidad de servicio a nuestros clientes. Todos saldríamos ganando y con ello seremos imparables”, reconoce.
Cuando habla de este tema pone como ejemplo la mejora de la percepción de sus viajeros que se produjo cuando se estrenó la nueva terminal del puerto de Dénia, bautizada como Baleària Port y también describe con ilusión el proyecto que tiene en València, donde la autoridad portuaria de esa ciudad ha dado luz verde hace pocas semanas al proyecto de conversión de unos antiguos astilleros en una espectacular terminal para Baleària, recuperando el patrimonio industrial de esa ciudad.
Este naviero habla con tanto conocimiento y con tanta ilusión del sector porque lo conoce bien. Esto ultimo no es un tópico empresarial: lo conoce de verdad, pues cuando era muy joven tuvo trabajos de lo más variado que le llevaron a contactar finalmente con el sector que más le interesaba: el marítimo. Fue cuando alternó sus estudios de Derecho con el trabajo en el puerto vendiendo billetes para la línea Dénia-Ibiza, encargándose también del amarre y desamarre de los barcos en el puerto de la península más cercano a las Pitiusas. En la antigua naviera Flebasa pasó por todos los cargos desde los 23 años: comercial, contabilidad, delegaciones y finalmente la asunción de la dirección general de la compañía donde empezó.
Este naviero habla con tanto conocimiento y con tanta ilusión del sector porque lo conoce bien
Años más tarde, en 1998, Utor convenció a un grupo de capitanes, administrativos y directivos de Flebasa para crear una sociedad anónima laboral de la que nacería Baleària Eurolíneas marítimas, rimbombante nombre que comercialmente quedó en Baleària y que empezó con un único barco con su tripulación, además de ocho empleados. A partir de ahí el crecimiento tanto en propio como gracias a la adquisición o integración de antiguas competidoras forma ya parte de la historia de una naviera, como también es historia su llegada a Barcelona en 2003 con un ferry de alta velocidad recién construido en Italia y diseñado especialmente para poder operar en el antiguo puerto de Ciutadella, en Menorca uno de los destinos favoritos de los barceloneses. La foto de su llegada fue sonada en el sector: no solo era un nuevo actor en la plaza, sino que llegaba con un barco modernísimo que quedó amarrado junto al de la entonces prácticamente monolítica Trasmediterránea, a la que poco a poco fue arañando cuota de mercado. Tras la línea de Ciutadella también se abrieron otras a Alcudia, Maó, Palma e Ibiza.
Con ello no se dejó de crecer y modernizar flota, que es uno de los empeños del naviero: “No solo se ha de dar calidad y que la experiencia a bordo sea buena, sino que nos ha preocupado mucho la digitalización de absolutamente todos los procedimientos, tanto para pasaje como en la operativa, y darle una vuelta de verdad al tema medioambiental. No un greenwashing sino una apuesta real por ser más sostenibles. Por eso todos los barcos nuevos ya van con motores alimentados por Gas Natural Licuado (GNL) y los barcos de generaciones anteriores los vamos remotorizando progresivamente para que funcionen con GNL”, aclara cuando describe un combustible que baja de manera notable las emisiones respecto al fuel y que además de ser una apuesta clara de la naviera, lo es también del Port de Barcelona, pionero en el mediterráneo en suministrarlo.
“Todos los barcos nuevos ya van con motores alimentados por GNL y los barcos de generaciones anteriores los vamos remotorizando progresivamente para que funcionen con GNL”, expone Utor
Obviamente 2020 ha sido un año de retos para la compañía que dirige Utor, que como se comentaba, siquiera paró en las semanas de confinamiento total del país, demostrando formar parte del engranaje para que los territorios estén unidos, aunque haya mares y océanos por medio. “A pesar de todo hemos demostrado fortaleza financiera, y una gran capacidad de reacción, flexibilidad y adaptación. Ha sido impresionante el esfuerzo realizado por todos los equipos y estamos preparados para afrontar la recuperación con nueva energía, optimismo, cohesión y motivación. No hay otra”, indicó Utor, esta vez en la presentación de resultados de la compañía, en la que se constató que la importante reducción del pasaje en la zona del estrecho —la frontera marroquí quedó cerrada a personas— y Baleares se vio compensada con el crecimiento de viajeros en las rutas hacia Canarias y la estabilidad en el transporte de mercancías en general y el crecimiento de la carga rodada hacia y desde Canarias.
Como afirma el presidente de Baleària, el futuro pasa por la digitalización, la mejor coordinación de todos los procedimientos, la optimización de recursos, la sostenibilidad, la igualdad de género —desde hace unos años todos los barcos que se van incorporando a la flota llevan nombres de mujeres ilustres para compensar una carencia histórica en el sector— y obviamente también pasa por Barcelona, un puerto clave con el que la naviera quiere seguir trabajando y mejorando sus operaciones. Como ejemplo de la apuesta, el ya comentado regreso del servicio de barcos de alta velocidad como complemento a los ferrys convencionales y de nueva generación que sirven de puente a Baleares.