Charla Foment del Treball
Diálogo Per un nou contracte social contra la desigualtat con Eva Granados y Antón Costas. © Foment del Treball

La desigualdad como enemigo del contrato social

El economista Antón Costas y la dirigente socialista Eva Granados discuten sobre los peligros de la polarización entre ricos y pobres en un debate organizado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball

“La desigualdad es un disolvente poderoso del contrato social”, ha defendido el economista Antón Costas en un diálogo con la dirigente socialista y vicepresidenta segunda del Parlament, Eva Granados, en el marco del ciclo de conferencias El progrés en el segle XXI, impulsado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales de Foment del Treball. Costas y Granados han abordado los peligros que la polarización entre ricos y pobres provoca para la convivencia social y la propia estructura económica, que el profesor ve como una termita que poco a poco y desde dentro va destruyendo el sistema en el que habita.

“Es un mal negocio”, ha añadido Granados, que ha expuesto datos que lo constatan, como que en las sociedades más desiguales las personas participan menos en política o sufren más ansiedad y acoso escolar. Un dato curioso que también ha señalado la dirigente socialista —tanto este como los anteriores los ha extraído del ensayo Igualdad (Capitan Swing) de Richard Wilkinson y Kate Pickett— ha sido que los hijos de las familias trabajadoras conocen menos palabras que los de las familias con una posición socioeconómica más elevada.

Para Granados, el peso cada vez más pequeño de los salarios respecto a otros tipos de rentas, la exclusión residencial, la falta de formación y las dificultades para acceder a las prestaciones sociales son algunas de las causas de esta desigualdad. Costas ha añadido otra, la desigualdad territorial, y, en este sentido, ha sostenido que uno de los retos que afronta España es el de crear mejores puestos de trabajo para más gente y en más lugares.

Ambos han coincidido en la necesidad de reeditar el contrato social existente, que Costas ha definido como el reparto de los riesgos de vivir en una economía capitalista que hacen individuos, empresas y Estado. Después del “desastre” de reparto hecho durante los últimos 40 años, trasladando los riesgos a los ciudadanos, el economista ha abogado por reequilibrar los pesos y aprovechar la oportunidad que presenta la crisis de la covid-19 para generar nuevos consensos. Granados ha asegurado que hay que tejerlos con una mirada intergeneracional, de género, reparto de rentas y territorial, y siendo conscientes de la interdependencia social que existe, evidenciada con la pandemia, donde el comportamiento individual no servía sin el colectivo.

El diálogo, bajo el título Per un nou contracte social contra la desigualtat, ha sido moderado por el escritor Jordi Amat e introducido por el presidente del consejo de patrocinadores de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales y presidente de Agbar, Àngel Simon, quien ha defendido la necesidad de un nuevo contrato social que asiente las bases de cómo se tienen que relacionar las empresas y la sociedad. Para esta nueva directriz, Simon ha indicado que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pueden servir como camino a seguir, pero que se tienen que traducir para cada una de las comunidades.

El Estado del Bienestar, una de las partes del contrato social

Costas ha puesto énfasis en que el Estado del Bienestar o la redistribución de la riqueza de una sociedad es una de las partes del contrato social, pero no la única. También se tienen que tener en cuenta la predistribución de la riqueza y la distribución de los excedentes del capital para poder atacar las raíces de la desigualdad moderna.

Por eso, el economista ha apostado por “dotarse de nuevas formas de pensar”, por ejemplo, dejando de ver las prestaciones sociales como un gasto y pasar a concebirlas como una inversión, o defendiendo la competencia como política progresista. A esta última cuestión, Granados ha matizado que hay que encajar la liberalización en el respecto de los derechos de los consumidores y los trabajadores, y ha recordado que las empresas que funcionan mejor son las que tienen más en cuenta a los trabajadores y los forman.