Hace más de 20 años que la doctora Laura Soucek, del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), trabaja para inhibir el gen Myc, clave en el desarrollo y el mantenimiento de la mayoría de tumores. Pese a la creencia generalizada de que era intratable, por cuestiones como su localización en el núcleo de las células cancerosas, Soucek persistió en una investigación que cada vez está más cerca de llegar al mercado. El método que la doctora encontró para inhibir a este oncogén fue a través de Omomyc, una mini-proteína terapéutica que impide que Myc pueda fijarse en el ADN. En pacientes con cáncer, cuando el Myc consigue fijarse en el ADN, hace que las células enfermas se multipliquen de manera descontrolada. Con Omomyc, Myc se ve imposibilitado para promover el crecimiento de tumores.
Después de demostrar en fase preclínica que la proteína desarrollada en el VHIO era capaz de entrar en las células y alcanzar su núcleo, donde se encuentra la oncoproteína Myc, así como frenarla, se inició en abril de 2021 un ensayo clínico en los hospitales Vall d’Hebron de Barcelona, San Chinarro y la Fundación Giménez Díaz, estos dos últimos en Madrid. En el ensayo, han participado 22 pacientes a los que se les administró el fármaco por vía intravenosa una vez por semana para comprobar su seguridad y ver si había signos de control del cáncer. Los participantes tenían diversos tumores sólidos —localizados en órganos y no en la sangre— con metástasis, incluidos sarcomas, cánceres de páncreas, de colón y de pulmón, y habían recibido al menos tres tratamientos previos, agotando todas las soluciones terapéuticas posibles.
Omomyc ha conseguido completar con éxito el ensayo clínico de fase I y está listo para pasar a un ensayo de fase II, convirtiéndose en el primer inhibidor de Myc que lo consigue. “Este fármaco es la primera mini-proteína dirigida a Myc que se prueba en un ensayo de fase I y demuestra que es capaz de inhibir la función de este oncogén de una forma segura y efectiva”, sostiene la doctora Elena Garralda, directora de la Unidad de Investigación de Terapia Molecular del Cáncer (UITM) – CaixaResearch del VHIO.
Según los resultados del ensayo, que se acabó pudiendo evaluar solo en 12 pacientes, ocho pacientes —más de la mitad— mostraban una enfermedad estable en la que se había detenido el crecimiento del tumor después de nueve semanas de tratamiento. “Todavía es muy pronto para evaluar la actividad del fármaco, pero estamos viendo la estabilización de la enfermedad en algunos pacientes”, añade la doctora.
Garralda destaca el caso de un paciente con cáncer de páncreas, uno de los más difíciles, que permaneció en estudio durante más de seis meses, y en el que el tumor se redujo un 8% y hubo una reducción del 83% en el ADN derivado del tumor que circula en el torrente sanguíneo. También hay un paciente con un tumor de la glándula salival cuya enfermedad se mantiene estable y todavía está en el estudio después de 16 meses, y un paciente con sarcoma, que había respondido muy poco a tratamientos previos, que se mantuvo estable durante 8 meses.
El estudio para probar Omomyc también tenía que evaluar los posibles efectos secundarios del nuevo fármaco. Los efectos adversos más comunes fueron reacciones leves a la infusión intravenosa, como escalofríos, fiebre, náuseas, sarpullidos y presión arterial baja. A medida que se fueron probando dosis más altas, se produjeron más reacciones, pero se pudieron tratar fácilmente. “Lo más emocionante es que los marcadores biológicos muestran claramente que estamos inhibiendo Myc con éxito. Además, los efectos secundarios adversos son en su mayoría leves, lo cual es importante cuando comenzamos a pensar en los próximos pasos y en combinar Omomyc con quimioterapia u otras terapias”, expone la doctora Garralda.
Otro aspecto importante se ha centrado en evaluar la vida del fármaco en el organismo del paciente y ver si era suficiente para poder tener un impacto sobre el tumor. Se ha concluido que Omomyc permaneció durante al menos 50 horas en la sangre, y, posiblemente, todavía más en los tumores.
La combinación de Omomyc con tratamientos ya existentes servirá para evaluar su eficacia en la fase II, después de obtener unos resultados preliminares muy esperanzadores en la fase I. Según explica la doctora Laura Soucek, están en conversaciones con empresas farmacéuticas para poder desarrollar un nuevo ensayo. Prevén que empiece entre la primavera y el verano del año que viene.