El sector de la salud ocupa la tercera posición de la economía catalana en términos de valor añadido, por detrás del comercio y las actividades inmobiliarias, con 20.334 millones de euros en 2020. Así lo constata el informe El sector salud en Catalunya, elaborado por el Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), que determina que es también el tercer sector en generación de empleo, por detrás del comercio y el turismo y con 369.000 trabajadores.
Así, el informe concluye que el sector de la salud es estratégico para Catalunya, tanto desde el punto de vista económico como social. El documento, además, identifica acciones rentables para mejorar la sostenibilidad del sistema, entre las cuales se encuentra la promoción de la salud mental, con acciones para apoyar a las personas en la comunidad y protegerlas del aislamiento y la soledad no deseada.
El informe destaca que el sector genera actividad económica, investigación, innovación, empleo y tiene una capacidad significativa de generar de riqueza en el conjunto de la economía. Por otro lado, el sistema de salud público y universal garantiza la cohesión social y permite reducir las desigualdades socioeconómicas a través de la atención directa y la generación de entornos más saludables, según el informe del órgano consultivo del Govern.
Por cada euro que se invierte en salud, según el informe, se generan 0,80 euros en el conjunto de la economía catalana. Así, por cada euro de incremento de la demanda final en actividades sanitarias, el valor añadido bruto (VAB) de la economía aumenta en 0,80 euros. El documento también destaca que el 68,5% del valor de las compras que realiza el sector de la salud a otros sectores para poder producir los bienes y servicios es originario de Catalunya.
Un tercio de la población, con doble cobertura sanitaria
El informe también destaca que el gasto privado en salud ha pasado de 3.670 millones de euros en 2006 a 6.055 millones en 2022. El gasto en seguros ligados a la salud se ha duplicado entre 2010 y 2022 y el porcentaje de población con doble cobertura sanitaria alcanzó el 31,4% en 2021, en comparación con el 24,1% en 2013. Las partidas que más crecieron en 2021 fueron las de servicios médicos y hospitalarios (170,0%), servicios dentales (69,4%) y servicios paramédicos (37,4%).
El estudio propone acciones estructurales, como valorar el liderazgo de Catalunya en el ámbito de la salud, el sector farmacéutico y la biotecnología
El documento también identifica retos y amenazas para el sistema de salud. Entre estas, figuran las dificultades para garantizar el relevo generacional del personal sanitario y para atraer y fidelizar talento, y el aumento de la cronicidad y la “insuficiencia” de recursos económicos y humanos para mantener la calidad del modelo de atención. El CTESC señala que uno de los “factores explicativos” de esta situación es el modelo de financiación autonómica.
También advierte de los “déficits” del sistema de atención social; la “desafección” de una parte de la población hacia el sistema público de salud por las “dificultades de acceso a determinados servicios”; la brecha digital; el incremento de los problemas de salud mental; las desigualdades en salud por razón de género, nivel de estudios y clase social y los riesgos globales relacionados con la emergencia climática, las emergencias sanitarias por enfermedades infecciosas y las bacterias resistentes a fármacos.
Propuestas ante los retos
Para hacer frente a estas amenazas, el estudio propone acciones estructurales, como valorar el liderazgo de Catalunya en el ámbito de la salud, el sector farmacéutico y la biotecnología o crear una agencia de evaluación sanitaria independiente. Además, plantea mejorar el acceso a la atención primaria y garantizar la continuidad asistencial entre médico y paciente a lo largo del tiempo; incrementar el número de médicos de familia, el de enfermeras y el de administrativos sanitarios; incorporar nuevos perfiles profesionales a los CAP, y reforzar la atención domiciliaria.
Para mejorar la sostenibilidad del sistema, el documento apuesta por integrar las atenciones social y sanitaria para favorecer la continuidad asistencial; promocionar la salud en el territorio, la salud mental y la vacunación. También sugiere desarrollar programas de cribado y “regular” hábitos y estilos de vida relacionados con el tabaquismo, el consumo de alcohol y sal, la adicción a internet y el juego patológico, con el fin de mejorar la salud de la población.