La cotidianidad actual está marcada por la rapidez y la hiperconexión. El dominio de los estímulos constantes canalizados por plataformas como redes sociales no invita a la introspección y, por el contrario o precisamente por ello, el malestar emocional es una constante para muchos. Las secuelas de la pandemia y los tabús destapados en torno a la salud mental han contribuido a dar visibilidad al problema. La startup Liseners ha emergido del panorama emprendedor barcelonés como herramienta para dar respuesta a esta situación, y con un objetivo: dar recursos a sus usuarios para manejar sus problemas a través de la escucha activa y el apoyo emocional.
¿Y cómo plantea ofrecer esta escucha activa? Mediante sesiones online con su equipo de liseners. Los escuchadores de la plataforma trabajan con el fin de que “el usuario salga liberado de la sesión”, que se realiza por videollamada con o sin cámara, detalla el CEO de la empresa, Gonzalo Comella. Con 21 años, ha impulsado la startup para poner al alcance de otros un servicio del que él mismo hubiese querido disponer en su adolescencia, relata a The New Barcelona Post. “Entonces fracasaba en el colegio, y eso te conduce a generar un complejo propio. Me hubiese ayudado alguien que me hiciera ver que uno no vale por tener un título, sino por su experiencia de vida. Ojalá pueda aportar yo lo que yo no pude tener”.
Comella empezó a emprender con 17 años y, después de impulsar varias iniciativas vinculadas al ámbito financiero, se percató de la necesidad de atender a un malestar emocional tan común en la sociedad: “Dimos en la tecla: todo el mundo merece un espacio para el apoyo emocional de calidad, pero no todo el mundo puede costearse una atención psicológica”. Con el fin de “democratizar la escucha activa y el apoyo emocional para ponerlo al alcance de todos” por un precio asequible, apostó por promover Liseners como alternativa a la terapia psicológica tradicional. Su equipo impulsa la iniciativa desde la incubadora que la fundación sueca Norrsken estrenó en otoño en la Barceloneta, con un modelo que recuerda al del Teléfono de la Esperanza. Liseners aspira a ofrecer un servicio diferencial por su apuesta por la tecnología y por la posibilidad de elegir al interlocutor.
En este sentido, la plataforma ofrece al usuario múltiples liseners con perfiles y experiencias diversos, y puede elegir con cuál de ellos desarrolla la sesión en función de la naturaleza de sus necesidades. Son perfiles variados, pero con un denominador común: “Cuentan con una experiencia de vida o alguna particularidad por la que pueden proveer de un buen servicio de escucha”. Este valor añadido lo otorgan vivencias como haber sufrido una pérdida, un trastorno o una enfermedad, así como situaciones vinculadas a la autoestima, la familia y el desarrollo personal, entre muchas otras.
Comella asegura que, proporcionando al usuario perfiles que hayan podido vivir experiencias similares a las suyas, “consigue que el nivel de empatía sea muy superior, y que el tipo de escucha que ofrezca el lisener vaya mucho más alineado con su situación”. Esta experiencia de vida es una condición sine qua non para ser escuchador de la plataforma, pero no es el único requisito para serlo: los nuevos liseners deben realizar una formación de dos sesiones con uno de los que ya tenga experiencia en la plataforma. Esta formación es indispensable, pero desde una perspectiva no intrusiva: “No queremos interferir hasta tal punto que las sesiones sean protocolarias; cada lisener tiene su forma de escuchar y su estilo, y es justamente la riqueza del proyecto”.
Los usuarios pueden valorar a sus interlocutores, y la empresa vela por garantizar “un servicio de extrema calidad” teniendo en cuenta sus puntuaciones. La plataforma está concebida para ofrecer tanto sesiones puntuales como de continuidad, en un espacio confidencial y “libre de juicios”. Los usuarios pagan cerca de 20 euros por sesión y, de ellos, los escuchadores cobran unas dos terceras partes, mientras que aproximadamente un tercio recae en la empresa.
La plataforma ofrece al usuario múltiples liseners con perfiles y experiencias diversos, y puede elegir con cuál de ellos mantiene la sesión en función de sus necesidades
Después de desarrollar la plataforma durante 2023, Liseners empezó a operar hace un mes, y ha ofrecido una veintena de sesiones, cifra que augura incrementar a medida de que acelere campañas y herramientas para dar a conocer el servicio. Comella sitúa el objetivo de la empresa en facturar entre 150.000 y 200.000 euros en su primer año.
En paralelo al aumento de los usuarios, incrementará también la plantilla. El equipo de la startup está configurado ahora por Comella, una psicóloga, un experto en negocios y el director de márketing, que se ha embarcado recientemente en el proyecto con un porcentaje como socio. En función de cómo evolucione la iniciativa, Comella prevé incorporar a un responsable tecnológico y a uno de finanzas. La intención actual del equipo pasa por validar el modelo de negocio en España, y estudiar entonces la posibilidad de abrirlo al sur de Europa y a Latinoamérica. Lo valorarán durante un proceso de aprendizaje que acaban de emprender y mediante el que ambicionan llegar al máximo de usuarios a los que ofrecer un refugio virtual de empatía y escucha activa.