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na notable representación de destacados científicos e investigadores que desarrollan su actividad en centros de investigación de Barcelona y Catalunya, vinculados a las principales universidades, logran cada año las becas del Consejo Europeo de Investigación (ERC). Se trata de la primera organización paneuropea que financia la llamada “investigación puntera o investigación en la frontera del conocimiento”.
TheNBP reunió en Cosmocaixa* a cuatro científicos que lograron la financiación para sus proyectos en 2019 y nos explicaron las fortalezas, y también las debilidades, de la ciencia y la investigación en la ciudad. Barcelona y Catalunya tienen talento y capacidad para atraerlo, pero no consigue consolidarlo. El entorno de trabajo es excelente, con grupos teóricos y experimentales que son punteros, pero la edad media de los investigadores es cada vez más alta y faltan los mecanismos locales para financiar más ciencia e investigación.
Aún así Catalunya es una de las grandes regiones de Europa con mayor índice de éxito en la captación de fondos del ERC que permiten crear grupos interdisciplinares que colaboran con universidades del resto de mundo, para lograr grandes avances científicos. En la última convocatoria de 2020 y, según los datos del Departament d’Empresa i Coneixement, han sido diez los programas becados en Catalunya, que significan el 70 % de las ayudas otorgadas en el conjunto del Estado y un 5,4% de las concedidas a distintas instituciones de Europa.
En el encuentro participaron el profesor de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) en el Institut de Ciències Fotòniques (ICFO) Antonio Acín; el catedrático de Arquitectura de Computadores de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Antonio González; el también profesor de ICREA en el ICFO Maciej Lewenstein, y el profesor de Investigación ICREA en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Antoni Rosell Melé.
Forman parte del grupo de científicos europeos más destacados y creativos y todos ellos se encuentran ya inmersos en el desarrollo de sus proyectos en los que integran a estudiantes de doctorado, postdoctorados y colaboran con equipos de investigadores de otras universidades. Más de 5.000 científicos de toda Europa han logrado, como ellos, financiar sus proyectos en las diferentes fases de sus carreras para los proyectos más audaces, con un alto componente de riesgo, pero también con altas posibilidades de éxito para conseguir pasos de gigante en el avance científico.
El mejor recurso, las personas
Antonio Acín dirige el grupo de Teoría de la Información Cuántica del ICFO. Es físico por la Universitat de Barcelona (UB) e ingeniero de Telecomunicaciones por la UPC, además de doctorado en Física Teórica por la UB. Con su proyecto Certification of Quantum Technologies quiere diseñar el método para certificar que las herramientas cuánticas para los nuevos dispositivos “funcionan” y cumplen las expectativas de avance estimadas respecto a lo que ya existe hasta el momento. “Soy un investigador que desarrollo física teórica y el mejor recurso del que dispongo, además de los ordenadores y el software, son las personas: estudiantes de doctorado y postdoctorado”.
Faltan los mecanismo locales para financiar la investigación
En su opinión Barcelona es un hub de tecnología cuántica con grupos teóricos y experimentales que son punteros. El entorno de trabajo es excelente y es bueno que se conozca que aquí se hacen bien las cosas, con un buen nivel competitivo. “Me siento apoyado por el Instituto de Ciencias Fotónicas, pero si no se obtienen los recursos del ERC, faltan los mecanismo locales para financiar la investigación”, apunta Acín.
La investigación también requiere innovación
Antonio González es catedrático del Departamento de Arquitectura de Computadores de la UPC. Lidera el grupo de Investigación ARCO (Aquitectura y Computación). Con su proyecto CoCoUnit: An Energy-Efficient Processing Unit for Cognitive Computing trata de explorar la unidad energética para que la nueva computación “funcione de manera parecida a como funciona el pensamiento cognitivo humano”.
Es probable que para ello sea necesario cambiar la manera en que se diseñan los ordenadores, señala González. Los computadores de hoy son eficientes para hacer cálculos rápidos, “pero queremos investigar diseños revolucionarios que sigan sistemas muy diferentes, muy parecidos a cómo funciona el cerebro humano, que es la máquina más eficiente que existe”. A modo de ejemplo, compara cómo el reconocimiento de imágenes por ordenador consume cientos de kilovatios para tener precisión, mientras que el cerebro humano apenas consume 20 vatios, porque está construido de manera más eficiente.
Es necesario mejorar la vinculación de la universidad y la empresa, dar más apoyo a las startups y atraer capital riesgo
Para González, Barcelona ofrece un buen entorno de trabajo para la ciencia. “Es una ciudad atractiva para las áreas tecnológicas y con capacidad de atraer a gente de todo el mundo, y con cierto éxito en las ayudas de la Unión Europea y de los planes nacionales”. En su opinión es necesario poner más énfasis en la innovación, para cerrar el círculo y hacer posible que las ideas y logros que se obtienen desde la investigación se transformen en servicios y productos con impacto socioeconómico para los ciudadanos. Es en este punto donde se requiere el apoyo de la industria.
“Es necesario mejorar la vinculación de la universidad y la empresa, dar más apoyo a las startups y atraer capital riesgo. Contar con grandes empresas para enriquecer este ecosistema es fundamental y sólo en un entorno así puede crecer la investigación y la ciencia”, sostiene.
El ICFO, uno de los centros más importantes del mundo
El físico teórico polaco Maciej Lewenstein es profesor del ICREA en el ICFO. Se formó en Varsovia, realizó el doctorado en Alemania y después asistió, ya como doctor, durante tres años en Harvard a Roy J. Glauber, que en el 2005 fue galardonado con el Premio Nobel por su contribución a la teoría cuántica de la coherencia óptica. En su regreso a Alemania, durante ocho años, conoció a la que hoy es su mujer catalana, por quien aplicó para trasladarse a Barcelona.
Con la beca para la investigación Novel Quantum Simulators-Connecting Areas financia a doctores y postdoctorados por cinco años. Califica el ICFO como uno de los centros más importantes del mundo y su valoración es muy satisfactoria, pero reconoce que si no fuera por las becas ERC sería muy difícil hacer investigación. Lewenstein completa su fecunda actividad científica con el amor al arte y la cultura. “Soy crítico de jazz, y escucho música creativa y vanguardista. La conexión con el arte me ayuda”, defiende.
Hay que consolidar el talento joven
El también profesor investigador del ICREA en el ICTA-UAB Antoni Rosell Melé se formó como ingeniero en el Institut Químic de Sarrià (IQS), pero como investigador se formó en Reino Unido, donde se doctoró en Química por la Universidad de Bristol. En 2001 regresó a Catalunya como uno de los primeros investigadores de ICREA y desde la UAB contribuyó a crear el nuevo ICTA. Confiesa que Reino Unido le marcó y se considera un investigador británico, pero quiso regresar a Catalunya para hacer investigación al mismo nivel del país anglosajón.
Hay que consolidar aquí a la gente joven con talento y atraer, además, talento internacional
Porque esta fue su gran apuesta y porque considera, además, que Barcelona cuenta con un entorno excelente de grandes científicos que ha crecido por el impulso de los profesionales, se permite también una visión crítica constructiva. “Nuestra mayor deficiencia en la universidad es la falta de capacidad para consolidar el talento joven”, advierte Rossell. La edad media de los investigadores y profesores universitarios es cada vez más alta, en torno a los 50 años, cuando deberíamos disponer de más creatividad, competitividad y dinamismo. Hay que consolidar aquí a la gente joven con talento y atraer, además, talento internacional. Tal vez sea la falta de recursos estructurales. De hecho, Rosell destina una parte de la financiación a la compra de instrumentación científica.
New geochemical approach to reconstruct tropical palaeo-atmospheric dynamics es el proyecto becado en el 2019 y en el que se encuentra inmerso para estudiar la atmósfera, el impacto del humo por los incendios tropicales y sus efectos. “El clima ha cambiado siempre, pero mostramos una gran resistencia a lo desconocido, cuando la especie humana es, sin embargo, la que ha mostrado más resiliencia, tenacidad y capacidad para adaptarnos de todo el planeta”, señala. La diferencia es que ahora “queremos entender lo desconocido, saber a dónde vamos para estar preparados para el futuro”.
* Estas imágenes se registraron antes de la pandemia.