A la espera del impacto del nuevo giro comercial de Estados Unidos, el Puerto de Barcelona ha cerrado un ejercicio 2024 superando por primera vez unos ingresos de 200 millones de euros, cifra récord por tercer año consecutivo para la infraestructura. Una facturación que ha llevado a unos beneficios de 63 millones de euros, un 26% más en comparación con el año pasado. Por primera vez, la autoridad portuaria tendrá que pagar el impuesto de sociedades, por una cuantía de algo menos de tres millones de euros.
Los buenos resultados se han sustentado en un total de 69,7 millones de toneladas movidas por el puerto, acercándose a la cifra más alta de la serie histórica, la conseguida en 2022 con casi 71 millones de toneladas. Para los resultados de 2024, fue clave, especialmente, el comportamiento de los contenedores, con un crecimiento del 18,5% en comparación con el año anterior, llegando hasta los 3,89 millones de TEU —unidad de medida de los contenedores que equivale a 20 pies—. Ha sido una consecuencia de la guerra en Gaza, que ha paralizado el canal de Suez, la principal puerta de entrada en el Mediterráneo para los barcos provenientes de Asia. La ruta alternativa pasa por Gibraltar, con los buques parando en los enclaves cercanos para descargar mercaderías, dejando imágenes de colas de barcos esperando a atracar en Barcelona. Para un barco que venga a la ciudad desde Shanghái, se han sumado más de 10 días a la ruta.
El dinamismo de los contenedores, especialmente en el tránsito, se acompañó de crecimientos en el resto de tráficos, con una única excepción, los vehículos, que registraron una caída de casi el 14%, hasta las 682.000 unidades después de años de muchas subidas. Una muestra más de la ralentización que vive el sector por la baja adopción del vehículo eléctrico, así como por los aranceles impuestos por la Comisión Europea ante la competencia desleal de los fabricantes chinos. En el Puerto de Barcelona, con más de 187.000 coches importados, la mitad proceden del gigante asiático. Mejor le fue a la exportación de vehículos, con un 5,5% más gracias al buen comportamiento de Seat.
A pesar de este enfriamiento en la industria de la automoción, España continúa siendo el segundo país productor de coches en Europa y el octavo del mundo, por lo que sigue atrayendo nuevas inversiones. Una de ellas será la nueva terminal de vehículos que construirá NYK en el muelle Príncep d’Espanya, la primera que tendrá la naviera japonesa en el país. Para el puerto, será una oportunidad para aumentar la capacidad de almacenamiento y atraer nuevos tráficos. Se prevé que entre en funcionamiento a finales de 2026.
Otros tráficos que también crecieron fueron los de pasajeros, una vez superado completamente el parón por la pandemia. Los ferris se mantuvieron estables en los más de 1.700 pasajeros, pero los cruceros volvieron a aumentar. Después del récord de hace un año, con 3,5 millones de cruceristas, la cifra ha subido hasta los 3,6 millones de cruceristas, un 2,4% más. Ante el creciente malestar ciudadano, la solución para el Ayuntamiento de Barcelona pasa por reducir el número de terminales. Para este 2025, se prevé que el número de escalas aumente.
Nuevo ciclo inversor
Con la fortaleza de su actividad encima de la mesa, el Puerto de Barcelona prevé arrancar un nuevo ciclo inversor a partir de este año, con la previsión de cerrar muchas adjudicaciones en 2025, con un desembolso de más de 332 millones de euros. Entre ellas, hay 94 millones para el Muelle de Catalunya, con la previsión de empezar las obras este verano, y 124 millones para nuevos puntos de amarre en el Muelle de la Energía, que sustituirán a los construidos en los años sesenta, que se habían quedado anticuados y pequeños para los buques actuales. También se seguirá avanzando en el proyecto de electrificación del puerto, con más de 30 millones de euros para hacer llegar la electricidad a los cruceros.
Unos proyectos de futuro que se complementarán con la concreción de otros a lo largo de este 2025, como la finalización de la rehabilitación del edificio de Portal de la Pau, la apertura del muelle donde se encuentra el WTC, permitiendo el paseo por sus laterales, y del muelle de Pescadores, donde se podrá asistir a la subasta de pescado. Se pondrá manos a la masa a obras que se vieron atrasadas por la Copa del América, competición náutica que también sirvió para renovar la parte más cercana a la ciudad de la infraestructura, agilizando proyectos que llevaban años olvidados en un cajón, como el bus náutico. “Es un buen legado”, remarca su presidente, José Alberto Carbonell. La competición supuso unas pérdidas de 3,5 millones de euros para el Puerto de Barcelona, resultado de unos gastos de 4,5 millones de euros para adaptar el espacio donde se ubicaron las bases de los equipos participantes y unos ingresos de 1 millón de euros.
Además de trabajar por acercar más el puerto a la ciudad, con una segunda jornada de puertas abiertas, “más divertida”, según ha avanzado Carbonell, la infraestructura estrenará este año los puntos de conexión eléctrica para los ferrys que amarren en la ciudad, como hace unos meses hizo con la terminal de contenedores Hutchison Ports Best. También se abrirá un concurso para construir una hidrogenera. La inversión que se ejecutará este año se situará en los más de 80 millones de euros, por encima de los 67 millones de 2024. Una cifra que aún crecerá más en 2026 con la materialización de las adjudicaciones que verán la luz este año.