Nueve científicas catalanas ultiman los detalles para una misión espacial en la estación Mars Research Desert Station (MDRS), una instalación en el desierto de Utah que recrea las condiciones de vida en Marte. Este no debería ser un arranque que sorprendiera a estas alturas, pero lo sigue siendo, con la brecha de género haciendo mella en muchos sectores, entre ellos, el científico. Las integrantes de Hypatia I son las primeras investigadoras locales, de diferentes disciplinas y edades, que han sido seleccionadas para hacer una misión en esta estación de simulación ubicada en Estados Unidos. Con un presupuesto de 50.000 euros, ha sido financiada por la Generalitat, la Fundació Catalunya La Pedrera y la Fundació Banc Sabadell, entre otros.
“Sin duda alguna, hemos progresado mucho desde que las mujeres estábamos excluidas de la comunidad científica, pero el camino es largo y aún queda mucho por hacer”, señala la astrofísica Mariona Badenas-Agustí, comandante de la misión Hypatia I. Los datos hablan por sí solos. Hace 62 años, el ruso Yuri Gagarin fue el primer astronauta que hizo un viaje espacial tripulado y, desde entonces, solo una de cada diez personas que han ido al espacio han sido mujeres, la mayoría, además, blancas. Y, de los 12 astronautas que han pisado la Luna, todos eran hombres, blancos y estadounidenses.
“Con este proyecto, queremos contribuir a una ciencia más inclusiva y diversa, donde las mujeres tengan el reconocimiento y la visibilidad que se merecen”, remarca la comandante de Hypatia I. Las nueve científicas que integran esta misión quieren inspirar a niñas y adolescentes, animándolas a interesarse por unas vocaciones históricamente dominadas por hombres y en las que solo se les ha visibilizado a ellos. En la misma línea trabaja la NASA con el anuncio reciente de que la misión Artemis II contará con una mujer en el equipo, la ingeniera Christina Koch, que será la primera de la historia en pisar la luna.
La misión de Hypatia I empezará este domingo en el desierto de Utah y durará 13 días, hasta el sábado 29 de abril. A Badenas-Agustí le acompañarán la bióloga humana y divulgadora científica Carla Conejo González; la investigadora en el centro de vuelo espacial Goddard de la NASA Ariadna Farrés Basiana; la investigadora Laia Ribas; la periodista Núria Jar; la investigadora Neus Sabaté; la ingeniera aeroespacial en Airbus Cesca Cufí Prat; la artista Anna Bach, y la estudiante de Física e Ingeniería Mecánica y Electrónica Helena Arias.
Las científicas catalanas convivirán en las mismas condiciones que tendrían si estuvieran liderando una misión tripulada a Marte, completamente aisladas y midiendo cada una de sus acciones, olvidándose de las facilidades que da la Tierra. Se tendrán que alimentar con productos deshidratados y el agua potable estará limitada. No podrán comunicarse de manera inmediata con la Tierra y solo tendrán unas horas concretas de conexión con el control de la misión. Y, por supuesto, todas vestirán como astronautas, incluso en las salidas al exterior, también acotadas. Por lo que pueda pasar, las integrantes de la misión han recibido formación en emergencias sanitarias.
Más allá de cambiar la narrativa y poner a las mujeres como protagonistas espaciales, la misión dedicará las dos semanas que pasará en la Mars Research Desert Station a investigar la viabilidad de una misión real al planeta rojo, hoy en día aún con demasiados riesgos. Los experimentos que harán aprovecharán que la orografía y la geología del desierto de Utah se parece a la de Marte, con un paisaje rico en material ferroso, con grandes oscilaciones de temperatura y baja humedad, lo que permitirá obtener resultados más precisos.
Durante dos semanas, las tripulantes de la misión vivirán completamente aisladas y midiendo cada una de sus acciones, olvidándose de las facilidades que da la Tierra
Las científicas de Hypatia I analizarán cuestiones como la acuicultura en Marte, teniendo en cuenta que se trata de un planeta hostil, no solo para vivir, sino también para cultivar comida; o nuevos sistemas de navegación, ya que los utilizados hasta ahora fallan. Una cuestión muy importante en las misiones del futuro al planeta rojo serán las baterías, teniendo en cuenta que no se puede cargar la nave con mucho peso si se quiere ahorrar combustible, por lo que se testearán unas baterías basadas en la química del hierro, material abundante en el planeta marciano, y que se activarán con la orina.
Esta primera experiencia no será la única. Las impulsoras esperan darle continuidad buscando a nuevas integrantes en futuras misiones. Para quien quiera empezar a pensárselo, la Hypatia II viajará a Marte en 2025.