Ha aparecido recientemente un breve, pero magnífico, análisis en forma de libro titulado Proyecto Barcelona, editado por Libros de Vanguardia y a cargo del periodista Miquel Molina, una de las firmas más involucradas en los últimos tiempos para que la capital catalana recupere el pulso y proyección que había hecho gala desde 1992. Molina, director adjunto de La Vanguardia, hace del subtítulo del libro, Ideas para impedir la decadencia, toda una declaración de intenciones y pista al lector sobre lo que va a encontrar en sus páginas.
Barcelona se haya en estos momentos dominada por un cierto estado de desánimo, en una opinión pública generalizada de que se están perdiendo oportunidades y se ha cedido la presencia en el pelotón de cabeza de las ciudades. Varios son los factores que contribuyen a este estado de ánimo, desde coyunturas políticas, actuaciones urbanísticas y de movilidad discutidas y, sobre todo, los efectos que la pandemia está teniendo en la economía y la sociedad en general.
De todo ello habla Molina con lucidez. Puede que no todo el mundo esté de acuerdo con lo que expone y propone, pero, aunque sea así, es importante leer lo que dice. Esta semana tenía que haber realizado una de las presentaciones del libro, pero el ómicron lo ha impedido. No he podido escucharle en directo, pero sí charlar con él y compartir algunas reflexiones.
Sostiene Molina que el año 2023 será clave para que Barcelona dé el paso adelante que la sitúe de nuevo en el top ten de las ciudades del mundo y que en este 2022 “de transición” lo que se necesitan son “estímulos”. Barcelona, como otras muchas ciudades europeas, ha sufrido “un golpe terrible en su economía, en su equilibrio social y en su autoestima, por lo que necesita todo tipo de estímulos para crear una dinámica de proyección y futuro”, afirma el autor, que añade, sin embargo, que es “injusto y puede llevar a engaño” comparar la situación de Barcelona con la de Madrid. La comparación correcta sería —dice— Madrid-resto de Europa, entre otras cosas porque la capital española ha tomado restricciones anticovid distintas y porque ya está “hiperestimulada”.
Pese a un trasfondo crítico, Molina tiene motivos para ser optimista. El director adjunto de La Vanguardia mantiene que hay “voluntad de reactivar la ciudad, tanto desde las instituciones como desde la propia sociedad”. Lo que ocurre, añade, es que quizás “no somos suficientemente conscientes de la situación de debilidad en la que nos encontramos”. Se refiere a la falta de un modelo económico claro y con el anterior, basado en el turismo y el sector servicios, muy afectado por la pandemia. “Creo que los modelos de antes de la pandemia no sirven y hay que ir a marcos más excepcionales de reactivación”, destaca. Y para ello, propone dar más facilidades al desarrollo de iniciativas privadas y, en el ámbito público, explorar más fórmulas de consenso, “como las que han permitido aprobar los presupuestos”.
Molina sí es abiertamente crítico con la tendencia de los últimos tiempos al no de entrada, como ha ocurrido con el proyecto del Hermitage en el puerto y la ampliación del aeropuerto. Por eso, reivindica “agotar todas las posibilidades de acuerdo antes de decir que no”. En este sentido, alerta de que “planteamientos rígidos del pasado no tienen ahora sentido y hay que ser más flexible y estar más dispuesto a explorar las posibilidades de acuerdo”.
El autor tiene mucha confianza en lo que pueda ocurrir en 2023, pues se darán una serie de circunstancias que invitarán a Barcelona a dar un paso adelante y promocionar de nuevo su potencial. “Tenemos los aniversarios de Picasso (50 años de la muerte) y Miró (40), que se celebrarán con una gran exposición conjunta que después viajará al Museo Picasso de París. Los 100 años de Tàpies y Victòria dels Àngels. Los 50 de la llegada de Cruyff a Barcelona y los 100 de la visita de Einstein”, enumera Molina. Sin contar que para entonces se espera que la Fira haya recuperado su plena actividad.
Ojalá se haga realidad el pronóstico de Molina, pero todo va a depender, como es sabido, de la voluntad institucional y social de la ciudad y otras coyunturas.