Sacudidas como la crisis de la pandemia del coronavirus han evidenciado que los comportamientos en el liderazgo deben evolucionar si se quiere avanzar en el siglo XXI. La crisis social y económica que ha derivado de la Covid-19 ha puesto de relieve que se impone la gobernanza de la empatía. Y, en esto, las mujeres son expertas. Esta idea resume las cuestiones planteadas en la mesa redonda El liderazgo de las mujeres en la gestión global, que ha tenido lugar en el marco de la Barcelona New Economy Week (BNEW).
Las destacadas directivas que han tomado parte en el debate han defendido que hay otro tipo de comportamiento en los liderazgos si se quiere avanzar en el siglo XXI y que actitudes innovadoras y transformadoras son las que marcan la diferencia. Todas ellas coincidieron en que hablar de “liderazgo femenino es una trampa”, y se preguntan, ¿hasta qué punto referirse a la gestión femenina como más eficiente en determinados campos de actividad, no es también una manera de “etiquetar” a las mujeres?
Estos aspectos han sido discutidos en el seno de la mesa redonda por Carla Arimont, socia directora de Lincoln Leadership Advisors; Blanca Sorigué, directora general del Consorci de la Zona Franca de Barcelona; Marta Lacambra, directora de Fundació Catalunya-La Pedrera; Idoia Sota, subdirectora de Forbes España; y Sara Berbel, gerente de Política Económica y Desarrollo Local del Ayuntamiento de Barcelona.
Berbel ha manifestado que el liderazgo del siglo XXI en la gestión global pide comportamientos con una atención más personalizada hacia las personas y el fomento del trabajo en equipo, “aspectos diferenciadores del liderazgo femenino”. No obstante, advirtió que esto no implica que deban dejarse de lado los aspectos más tradicionales del liderazgo que se encuentran tanto en mujeres como en hombres.
A este respecto, las ponentes han coincidido en evidenciar la importancia de los liderazgos compartidos y cómo la crisis de la pandemia ha demostrado que hay otro tipo de gobernanza y como esta circunstancia ha dado pie a la aparición de nuevos referentes femeninos.
Las directivas han reflexionado también sobre aspectos como la brecha digital y sobre las aptitudes “como las relacionadas con las disciplinas STEM (Science, technology, engineering, and mathematics) o la inteligencia artificial que benefician el posicionamiento de las mujeres al frente de la gestión global”, concretó Carla Arimont, para quien “las mujeres están mejor posicionadas para ser competitivas en el contexto futuro”.
El liderazgo del siglo XXI reclama una atención más personalizada hacia las personas y fomentar el trabajo en equipo
En este sentido, Blanca Sorigué ha insistido en la necesidad de incidir en “la educación y las normas de conducta” de las nuevas generaciones, porque en las oportunidades que generen las profesiones del futuro en áreas como la tecnológica y la digital “todavía está por decidir quien asumirá el liderazgo; y aquí las mujeres tendrán mucho que decir “.