Diez obras memorables para entender la poesía

Entre la estructura de la lírica moderna y la poesía de la antigüedad, la energía del silencio y la palabra siguen fluyendo aunque se dijera que después de Auschwitz la lírica era imposible. ¿Cómo elegir diez poemas entre la casi infinita secuencia de poemas que fundan algo a partir de lo fugaz, de lo sagrado o de la nada? De Píndaro a Rilke, de Garcilaso a Baudelaire, toda elección es un riesgo. Son, aquí, los diez poemas de una gran apuesta.

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Hymnen an die Nacht
(Himnos a la noche)

NOVALIS

(1799-1800)

Oscuridad, tinieblas, nubes: toda una tradición mística cristiana trabajó estas imágenes negativas pero con sentido positivo. Dentro de ella hay que situar los Himnos, aunque supongan una reelaboración de contenidos: el sentimiento de goce se hunde aquí en la negatividad. En el tercer himno, cuando el poeta se sitúa ante la tumba de su amada Sophie, la visión y el sueño transfiguran el paisaje, que habrá de ser ya una referencia ineludible para el otro gran himno a la noche que es el segundo acto del Tristán de Wagner.