Diez obras memorables para entender la poesía

Entre la estructura de la lírica moderna y la poesía de la antigüedad, la energía del silencio y la palabra siguen fluyendo aunque se dijera que después de Auschwitz la lírica era imposible. ¿Cómo elegir diez poemas entre la casi infinita secuencia de poemas que fundan algo a partir de lo fugaz, de lo sagrado o de la nada? De Píndaro a Rilke, de Garcilaso a Baudelaire, toda elección es un riesgo. Son, aquí, los diez poemas de una gran apuesta.

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Diario bizantino

CRISTINA CAMPO

(1977)

 “Due mondi –e io vengo dall’altro” (Dos mundos –y yo vengo del otro): este es el verso que inicia el poema, y que se repite dos veces más, y que siempre siento resonar dentro ante un repentino sentimiento de extranjería. La autora, a la que le habría gustado haber escrito menos de lo que escribió, compuso ensayos que probablemente constituyen la mejor prosa italiana del siglo XX, pero también algunos poemas como este, en el que se experimenta el contacto con lo sagrado. El umbral no separa alma y cuerpo, sino alma y espíritu, y todo sucede ante los miles de ojos del ángel querúbico.