En el camino del fundador, es fácil perderse. Desde la fase de ideación de un proyecto hasta el desarrollo del producto, la salida al mercado, la búsqueda —o no— de inversores, cada etapa está repleta de giros y de cambios repentinos de dirección en los que lo difícil es no desorientarse. Para allanar este camino a los fundadores y darles pistas sobre la ruta a seguir, ha emergido en la ciudad un mar de hubs, aceleradoras, incubadoras, clústeres y otras instituciones que dinamizan el ecosistema, facilitando el crecimiento de las empresas y estimulando interacciones entre sus diversos actores.
Así, este tejido de instituciones y entidades ejerce de motor de innovación del ecosistema. Generan nodos estratégicos que conectan emprendedores con mentores, inversores, conocimiento y oportunidades, por lo que contribuyen a articular el ecosistema, dotándolo de más densidad y contribuyendo a su madurez y, por lo tanto, impacto. Consciente de su importancia, Catalunya ha vivido —y sigue viviendo— una continua eclosión de actores como estos, promovida a menudo desde una alianza entre el sector público y el privado.
Dentro de esta labor de vertebrar el ecosistema, los hubs desempeñan un papel crucial. Un hub es originalmente un dispositivo de red que conecta nodos de conexión, y ese es el rol que tiene también dentro del mundo startup: conectar, ser un punto de confluencia de actores de las diversas patas del ecosistema. Conectar fundadores con inversores, con formación, con talento… y con otros fundadores, algo que también es básico para un fundador para ir ampliando su red y para tener acceso a otros puntos de vista ante retos similares a los que pueda estar afrontando.
Estos nodos de innovación constituyen por ellos mismos ecosistemas emprendedores a pequeña escala, en los que se fomentan las sinergias y los puntos de encuentro entre emprendedores, inversores y empresas. En la capital catalana, el Tech Barcelona fue uno de los precursores en este ámbito. Con el Pier01, que pronto cumplirá una década, como su buque insignia, la asociación ha ido abriendo espacios para startups, como el Pier03, centrado en blockchain, y el Pier07, que pone el foco en el ámbito de la salud.
Pero la red de hubs ahora va mucho más allá en Barcelona. De hecho, se están extendiendo de tal modo en la ciudad que van emergiendo hubs desde todo tipo de sectores, ya sean con espacio físico o sin él. El Barcelona Finance Hub para convertir la ciudad en epicentro de la innovación financiera; el futuro Catalunya Media City en las Tres Xemeneis de Sant Adrià; un nodo para el deporte en el Barcelona Sports Hub; el potente Barcelona Health Hub; el Hub de Terapias Avanzadas coordinado por Biocat; el Global Legaltech Hub; un ecosistema de empresas innovadoras en el ámbito de los grandes eventos del deporte y la música en en el Estadi Olímpic con The Venue; un espacio para repensar el turismo en el Barcelona Travel Hub —impulsado con el Gremi d’Hotels y el Ayuntamiento—, y un largo etcétera, que también incluye a hubs que van mas allá de un ámbito sectorial, como el Impact Hub y Norrsken, que ponen el foco en el impacto que genera su ecosistema en la sociedad.
La lista es extensa, y las empresas privadas han contribuido a agrandarla durante los últimos años. Por su impacto y tamaño, destaca el AstraZeneneca Global Hub Barcelona, que contribuirá a la innovación e investigación a nivel global desde el reformado Edificio Estel. Pero estos actores van mucho más allá, e incluyen decenas de proyectos, como el hub de IA que ha abierto recientemente Sanofi y el Innovation Center de Cisco, entre muchos otros. El auge de este tipo de hubs ha llevado a alcanzar los 160 en Catalunya, 20 más que el año anterior. De ellos, un 75% están ubicados en Barcelona ciudad, como detalla el estudio Tech Hubs Overview 2025, impulsado por Mobile World Capital Barcelona. Según el informe, elaborado con la colaboración del Ayuntamiento y de Acció, la cifra de estos hubs se ha cuadriplicado en los últimos siete años, y genera más de 34.000 puestos de trabajo y un impacto de cerca de 2.900 millones de euros anuales, con una media de 18 millones por hub.

La contribución de los hubs a la emprendeduría, sin embargo, va más allá de este impacto cuantificable. “Son imprescindibles para dinamizar el ecosistema, y generan interacciones y sinergias, además de conexión con los inversores”, destaca el Senior Startup Manager de Acció, Oriol Sans. A la vez, son “un concepto muy amplio, con un nexo en común: tienen la misión de agregar y dinamizar ecosistemas”, añade desde el Barcelona Finance Hub (BFH) su director, Quino Fernández. En su caso, el hub tiene por objetivo dinamizar la innovación financiera en Catalunya. El centro, que cumple su primer año de actividad en el edificio de la Bolsa de Barcelona con más de 100 miembros activos y otro centenar de eventos, aspira a “convertir Barcelona en un centro de innovación financiera”, como punto de encuentro y de actividad de la comunidad, a la que ha reunido en eventos como el Finance Day, que se replicará anualmente cada mayo con el fin de “consolidarlo como encuentro de referencia de la innovación financiera”. Y es que los eventos son otro evento clave para toda esta dinamización.
Barcelona como hub de hubs
Pese a que un hub como el BFH se centra en un sector determinado, se interrelaciona a menudo con hubs de otros ámbitos. “Nos relacionamos pero nos estructuramos poco, y tarde o temprano los hubs de Barcelona tendremos que empezar a trabajar juntos”, destaca Fernández. ¿El objetivo? “Impulsar el concepto de Barcelona como hub de hubs”.
Lo mismo defiende la managing director de Norrsken Barcelona, Rocío Alcocer, que está promoviendo un primer encuentro con responsables de otros hubs para tratar de articular este hub de hubs que puede ser Barcelona. “Todos vemos que estamos intentando construir lo mismo de distintas maneras, que son muy complementarias; uniéndonos podemos hacer que el ecosistema de Barcelona avance todavía más”, destaca Alcocer: “Cada uno tiene su propia parcela, pero hay varias que se solapan y, si trabajamos conjuntamente para que estas áreas se hagan más grandes, todos nos beneficiaremos”.
Además, los hubs tienen intereses comunes en ámbitos como el regulatorio y la atracción de talento. “Si tenemos una voz más única que represente a muchos de los actores del ecosistema, tendremos mucha más fuerza a todos los niveles”, añade la directora del centro que la fundación sueca abrió a finales de 2023 en la Barceloneta para adentrarse en el ecosistema de la economía de impacto de la ciudad y potenciarla: “El rol que queremos jugar es de nexo de unión entre los diferentes actores que ya operan en Barcelona”, con su coworking, su club social y sus eventos. Más de 270 startups operan actualmente desde el hub, con un “amplio abanico” que va desde empresas emergentes unipersonales hasta compañías con más de 50 empleados. A ellos se suman los 600 miembros del club social y 70 inversores: “Barcelona está siendo capaz de atraer a muchos inversores, y es algo que hay que aprovechar ahora que múltiples fondos está centralizando sus operaciones en Europa”.

En el ecosistema de la economía de impacto también despunta en Barcelona el Impact Hub, integrado en una red internacional de 120 hubs con 20 años de trayectoria, como explica la directora del centro de Barcelona, Irene Tarradellas. Con presencia en 70 países y con una comunidad de 25.000 personas, el Impact Hub trabaja para buscar soluciones que impulsen la transformación social y medioambiental. Para hacerlo, identifican desafíos de la sociedad y de sectores concretos, y retan al ecosistema emprendedor y de investigación para que idee y lance propuestas creativas para dar respuesta a necesidades de ámbitos que pueden ir desde la educación hasta el ahorro de agua.
Precisamente el agua protagoniza otro de los sectores en el que Barcelona se ha propuesto convertirse en referente: la economía azul. Este ámbito, propulsado en parte por la Copa del América, se ha hecho un lugar en los sectores estratégicos que quiere impulsar la ciudad, con iniciativas como el polo de economía azul en el reformado Port Olímpic y el Blue Tech Port, que promueve en Puerto de Barcelona en los antiguos tinglados de Sant Bertran con el objetivo de convertirlo en referente de este ámbito. El hub ya está operativo en parte de los antiguos tinglados, pero falta remodelarlos por completo. Las obras, que empezarán previsiblemente en otoño, se alargarán hasta 2027, con una inversión de 49 millones de euros.

El Blue Tech Port se sumará a la constelación de hubs que operan desde Barcelona. Sin embargo, no están solos para vertebrar el ecosistema emprendedor. Entrelazándose en ocasiones en sus funciones, las incubadoras y aceleradoras son clave para dar a las startups tanto en fases iniciales como de crecimiento. Mientras que las incubadoras generan el entorno para ejercer de cuna de nuevas ideas, las aceleradoras ponen el turbo a estas ideas para que despeguen y se materialicen. Barcelona ofrece herramientas para ambas fases, en una ciudad que cuenta con actores como Barcelona Activa, Seedrocket, Bcombinator, Itnig y Lanzadera, y también con iniciativas sectoriales, como la Incubadora Logística 4.0 del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona. Además, estas plataformas de gestación y despegue van sumando a nuevos agentes que a menudo provienen de empresas o incluso de hubs sectoriales que se proponen acompañar a startups en su creación y crecimiento. Para hacerlo, los emprendedores se sumergen en programas a menudo intensivos, que proporcionan mentoría, formación y redes de contactos.
“Llevamos a cabo programas durante todo el año enfocados a emprendedores”, destaca Kasia Adamowicz, global manager de Seedrocket, que nació como asociación sin ánimo de lucro en 2008 de la mano de Jesús Monleón y Vicente Arias, como la primera aceleradora fundada a nivel estatal. El emblema de Seedrocket es su Campus de Emprendedores, un bootcamp que se realiza durante una intensa semana en la que una quincena de startups seleccionadas reciben mentoring y formación y acceden a una amplia red de inversores, que suma unos 190: “El último día, las startups pitchean ante los inversores, y muchas de ellas acaban cerrando rondas de financiación”. Desde su puesta en marcha en 2008, la asociación ha facilitado la inversión de 140 millones de euros por parte de su red externa de inversores.

Parte de estas empresas emergentes que pasa por los bootcamps pueden luego seguir operando desde las instalaciones de Seedrocket, donde se adentran en el proceso de aceleración con talleres, actividades, eventos y formación. Y es que, para cualquier emprendedor, es básico formarse, ya que difícilmente puede dominar todos los ámbitos que debe tocar en el desarrollo de la startup, donde a menudo ejerce de hombre o mujer-orquesta. Para contribuir también en este ámbito, el ecosistema barcelonés ha visto emerger opciones formativas, como Founderz. Fundada en 2020 como escuela de negocios online centrada sobre todo en la IA, ha formado a más de 200.000 personas en más de 50 países, y acompaña a 350 empresas, como explica su fundadora y CEO, Anna Cejudio.
Y las aceleradoras, incubadoras y hubs no reman solos en la vertebración del ecosistema emprendedor. Actores como los clústers también adquieren gran relevancia y, aunque en la distancia puedan parecer similares a los hubs, nada tienen que ver: “Son muy distintos; los hubs tratan de dinamizar un ecosistema, mientras que los clústeres son asociaciones de empresas sectoriales que pretenden generar sinergias entre ellos e impulsar su negocio. Un hub dinamiza; un clúster es un lobby”, destaca el director del BFH.
Clústeres para fortalecer sectores
Y los clústeres tampoco son pocos en Catalunya en general, y en Barcelona en particular. En global, Catalunya cuenta con cerca de una treintena de clústeres, que operan como una concentración de empresas, instituciones y agentes relacionados que, pese a poder ser competidores, en el clúster comparten visiones y estrategias para crecer conjuntamente y defender intereses comunes. Estos organismos agrupan en Catalunya a más de 3.000 empresas y agentes asociados, con una facturación agregada de 80.000 millones de euros —un 36% de la facturación industrial catalana—. Estas empresas incluyen grandes compañías y también pymes y startups, que pueden ver facilitado su crecimiento al estar en contacto con grandes empresas de su sector.
Y estos sectores se encuentran en todos los ámbitos: desde la tecnología vinculada a la educación del Edtech Cluster hasta el CataloniaBio & HealthTech, pasando por la innovación turística con el Tech Tourism Cluster, y la perfumería. Como destaca desde el Beauty Cluster su gestor de proyectos estratégicos, Adrià Martínez, el clúster tiene por objetivo propulsar el sector, algo que lleva a cabo por diversas vías: “Desde el clúster participamos en ferias y eventos globales, a menudo con pabellones agrupados, y también realizamos estudios de mercado y misiones comerciales para descubrir nuevos mercados potenciales”. Y ahora el clúster está dando un paso más, con la consolidación del Barcelona Perfumery Congress como evento de referencia internacional del sector.

Con este objetivo de fortalecer el entramado de empresas de un sector determinado, los clústeres han ido emergiendo en Catalunya hasta llegar a tenerlos en sectores tan dispares como el de la iluminación, la bioenergía, la logística, la salud mental, el vitivinícola y el cárnico y de proteína alternativa, hasta sumar esta treintena de agrupaciones que dan consistencia al ecosistema empresarial, incluyendo las empresas más emergentes.
A través de toda esta extensa red interconectada, que va más allá y toca a múltiples instituciones y empresas locales y multinacionales, el ecosistema se sigue robusteciendo, aupado además por grandes eventos, como el Mobile, el 4YFN, el Tech Spirit Barcelona y Smart City Expo World Congress, mediante los que las startups locales entran en contacto con la escena global. Con todos ellos, Barcelona se consolida como una ciudad-laboratorio que, con una adecuada coordinación de todos estos actores, puede llegar a ejercer en sí misma de aceleradora.