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ván Pomés Leiz (Barcelona, 1968), arquitecto y autor del proyecto, ha vivido desde niño la pasión de su progenitor Leopoldo Pomés por la fotografía y la pasión por la arquitectura de Alfonso Milá, socio de su padre. Iván creció entre el Flash Flash y el Giardinetto y no puede imaginar su vida sin estos dos locales. Afirma que las bodas de oro del Flash Flash son una fecha importante pero cree que “aunque fueran cuarenta y nueve años la responsabilidad es la misma. Croma es el proyecto con el que más he sufrido en mi vida. Estoy en contra de la repetición de los locales. Hemos buscado el camino complicado porque hemos reinterpretado muchas cosas para que cada uno tenga su personalidad”.
La pasión con la que habla Iván y el entusiasmo con el que muestra cada uno de los detalles delata sus ganas de que el espíritu Flash continúe vivo. “Creo que esta apertura es una garantía de supervivencia del Flash Flash. Antes eran dos propietarios, Alfonso y Cecilia y Leopoldo y Karen, ellos tenían muy claro lo que querían y ahora, aunque somos muchos socios entre los que también estamos la familia Milá y la familia Pomés, tenemos en común que queremos seguir sus pasos”.
El Flash-Flash y el Giardinetto son de las pocas cosas que quedan de Barcelona; tenemos el deber de mantenerlos
Iván conoce bien su ciudad y cada vez aprecia más los locales marca Barcelona: “El Flash y el Giardinetto son de las pocas cosas que quedan de Barcelona; tenemos el deber de mantenerlos”. Croma nace después de años de reflexión: “Llevamos mucho tiempo dándole vueltas; la idea es que cada uno tenga su propia identidad, con un lenguaje diferente y una carta diferente”. El nombre nace tras un brainstorming de términos relacionados con la fotografía y croma es el primero de ellos; “croma es una técnica que se utiliza en fotografía, en cine y televisión; es una clave de color”.
Croma by Flash está ubicado en la Avenida Diagonal 640, en un local que antes era una oficina bancaria pero que encaja muy bien con la filosofía Flash porque es diáfano y permite crear un juego de mesas, luces, reflejos y colores mágico. “La persona que nos vino a buscar nos proponía este espacio y creo que la ubicación es perfecta porque está rodeada de oficinas; además, a la larga se puede convertir en un restaurante donde la gente tome una primera copa después de cenar. No queremos competir con los vecinos Bella’s y con el Negro, cada uno tiene su carácter”, explica Iván Pomés.
Mi padre estaba encantado con este nuevo concepto de poner color al Flash
El alma mater de este proyecto destaca que enseguida vio claro que era una oportunidad que no podían pasar por alto. Además, tuvo tiempo de hablarlo con su padre antes de que muriera: “Él estaba encantado con este nuevo concepto de poner color al Flash”. Color y más cosas que le dan un toque moderno. ¿Novedades respecto al Flash Flash? “En el suelo hemos puesto mortex que es un material impermeable con base de cal, también hemos añadido madera de nogal americano barnizada brillante. Si te fijas, todos los materiales son brillantes y se cuela el color amarillo en homenaje a las cajas de las películas Kodak. Hemos dado mucha importancia a los lucernarios y hemos puesto gelatinas para tamizar la luz de los focos. Las lámparas de Miguel Milá conviven con los Heat Had Bowl, todas ellas de Santa & Cole. Hemos cuidado todos los detalles”.
Se trata de un espacio diáfano de doscientos metros cuadrados. “El otro Flash es más grande, aunque no lo parece —desvela Iván—. Éste es más cuadrado y con mucha fachada”. En búsqueda de más confort han separado el sofá de las paredes para poder pasar el brazo y han optado por bajar el techo para que sea más acogedor. El juego de espejos y de cristales consigue que la gente se sienta protagonista del local.
Medidas anti-Covid y comida saludable
El restaurante abrió el pasado lunes, 5 de octubre, al mediodía, en plena vorágine de la normativa de medidas para hacer frente a la pandemia. Se han tenido que adaptar a los nuevos horarios y rediseñar la distribución del espacio: “Tenemos el plano Covid, con capacidad para el 50%, que son cincuenta personas, y el plano no Covid. Nadie puede esperar en la barra y, en estos momentos, se aconseja reservar”. La acera en este tramo de la Diagonal es muy generosa y sus vecinos tienen grandes terrazas. “Nosotros también hemos pedido poner mesas en el exterior, pero el tema de la terraza está sin fecha porque dependemos del ayuntamiento”.
El Croma apuesta por la comida saludable. “Pasamos de las cincuenta tortillas que ofrece la carta del Flash a quince tortillas y todas son nuevas. También hay platos fríos como dos ceviches y dos tartares, arroces, pastas y hamburguesas actualizadas como la de pollo o la vegana. En total son dos páginas de carta”.
Su despacho, Llamazares y Pomés, lleva años diseñando locales de restauración. “Hemos hecho el Macba Café, la reforma del Giardinetto, el Igueldo, el Fragments Café y Picants Curtidillo de comida take away”. ¿Qué proyectos tiene entre manos? “Ahora trabajamos mucho en Andorra, hace poco hicimos la sede de Vallbanc con un despacho andorrano y, en Barcelona, estamos haciendo varias reformas en casas particulares”.
Quitaría todos los locales que imitan el estilo de Lázaro Rosa-Violán
Barcelonés de pro, ¿qué ha aportado a su ciudad? “La reforma del Giardinetto ganó el Premio FAD 2013/2014 y ahora la apertura del Croma by Flash, creo que son dos aportaciones importantes. Sabemos lo que fue Barcelona y creo que tenemos la capacidad de entender la filosofía de la ciudad”.
Si no es indiscreción, ¿qué eliminaría de la ciudad? “Quitaría todos los locales que imitan el estilo de Lázaro Rosa-Violán”.