El Paseo de Gràcia de Barcelona se prepara para acoger nuevos vecinos en el número 111. En cuestión de días, se prevé que el grupo inmobiliario KKH Property Investors obtenga los permisos finales para empezar a escriturar y entregar las llaves de los pisos que ya ha vendido en el complejo residencial de lujo que ha construido en la torre que en su día albergó las oficinas de Deutsche Bank y del bufete Cuatrecasas, en la confluencia del paseo con la Avenida Diagonal. El proyecto, inicialmente, preveía transformar el edificio en un hotel de lujo de la cadena Four Seasons, pero el cambio de color en el ayuntamiento impidió materializar esta iniciativa y se apostó por edificar las viviendas más exclusivas de la ciudad, con unas vistas únicas y ofreciendo a los propietarios los mismos servicios que si vivieran en un hotel. El precio medio del metro cuadrado supera los 30.000 euros.
Las obras de la torre, de 20 plantas, culminaron hace un par de meses y han supuesto una inversión de 160 millones de euros. Se ha seguido un proyecto diseñado por el arquitecto Carlos Ferrater, mientras que del interiorismo se ha encargado el estudio londinense Muza Lab. En total, donde antes había oficinas se han construido 34 viviendas: la más barata —con una habitación y 120 m²— cuesta 2,3 millones de euros y la más cara —el dúplex de casi 600 metros cuadrados que corona el edificio— acaba de salir al mercado por un importe mínimo de 40 millones de euros, lo que le convierte en el piso más caro de Barcelona y posiblemente también de España.
Más de la mitad de la promoción, bautizada como Mandarin Oriental Residences Barcelona, ya se ha vendido sobre plano. Ahora que la torre ya se puede visitar al haber acabado las obras, se prevé que los pisos que quedan se vendan rápido gracias al efecto wow que provocan: es muy difícil no quedar impresionado con la luminosidad y las espectaculares vistas de la ciudad que ofrece el edificio, con postales únicas del Paseo de Gràcia con el mar de fondo, el skyline de la Diagonal y especialmente de la Sagrada Familia, que parece que esté a solo unos metros de los inmensos ventanales de cada una de las viviendas. La previsión es colgar el cartel de todo vendido a finales de año y que los primeros vecinos se instalen en el complejo a partir de septiembre.
¿Y quién vivirá en la torre? Entre los primeros propietarios, explica KKH, figuran empresarios y algún deportista de élite. La mitad son compradores extranjeros, fundamentalmente europeos, americanos y de Oriente Medio. También ha comprado algún asiático, pero menos. Por ahora, no hay ningún vecino de nacionalidad rusa. La otra mitad son compradores nacionales, personas con arraigo en Barcelona, pero que en algunos casos viven en el extranjero. Puede ser que alguno haya comprado la vivienda puramente como inversión, es decir, para alquilarla posteriormente, pero no es el perfil que más abunda. Algún comprador se ha quedado más de un piso. “La mayoría de las viviendas se utilizarán como primera, segunda o tercera residencia de los propietarios; todos están muy ilusionados con la compra”, asegura Josep Maria Farré, presidente y fundador de KKH.
El empresario inmobiliario, que antes de crear KKH había sido el primer ejecutivo de Renta Corporación, compró la antigua Torre Deutsche Bank a las familias andorranas del sector bancario Reig, Ribas y Cerqueda en 2014 por alrededor de 90 millones. Su idea original era edificar un hotel, proyecto que había trabajado en sintonía con el equipo del anterior alcalde Xavier Trias, que veía con buenos ojos que aterrizara en la ciudad una marca hotelera de máximo prestigio internacional como Four Seasons. La llegada de Ada Colau a la alcaldía obligó a enterrar el proyecto hotelero y Four Seasons acabó invirtiendo en el complejo Canalejas de Madrid.
Descartado el hotel, KKH apostó por dividir en dos un edificio que se había construido en 1961 y que tenía forma de L, ya que además de la torre de 20 plantas, el antiguo Deutsche Bank tenía un podio en la confluencia con Diagonal, que es donde estaba la sucursal del banco. Este edificio más bajo se separó de la torre y se convirtió en un inmueble comercial que, desde hace dos años, acoge la flamante Casa Seat, por donde han pasado ya más de 200.000 visitantes. KKH vendió esta macrotienda a Nortia, el hólding inversor de Manuel Lao, expropietario de Cirsa, que es quien cobra el alquiler que paga Seat. El grupo promotor, sin embargo, se reservó el derecho de uso de la terraza con piscina que hay encima de la Casa Seat y que será de disfrute exclusivo para los vecinos de la torre de viviendas, que podrán acceder a un espacio privilegiado en pleno centro de la ciudad por una pasarela suspendida sobre el pasaje que se ha creado al separar los dos edificios.
Este nuevo pasaje que ha ganado la ciudad une la zona de Jardinets de Gràcia con la calle Riera de Sant Miquel y es donde se encuentra la puerta principal del complejo Mandarin Oriental Residences. Para embellecer este corredor —que de noche estará cerrado— se han cubierto las paredes con una la escultura vertical obra del artista Miquel Planas.
Cada una de las 20 plantas de la torre de viviendas de lujo tiene 500 m², es decir, el complejo suma 10.000 m². Se han construido pisos de entre una y cuatro habitaciones, con superficies que oscilan entre los 120 m² y los 580 m². Así, hay plantas donde solo hay una vivienda —en los pisos 17, 18, 19 y 20— y otras en las que hay dos o tres. De media, el precio de venta supera los 30.000 euros el m², aunque en los apartamentos más altos se alcanzan los 40.000 y los 45.000 euros m². Para el dúplex de la planta 20, la promotora “escucha únicamente ofertas a partir de los 40 millones”, explica el dueño de KKH, que asegura haber recibido ya varias ofertas, por lo que se prevé una puja reñida.
“Paseo de Gràcia 111 es una torre exenta situada en una ubicación inmejorable, sin ningún edificio similar alrededor que le pueda eclipsar, lo que sitúa a estas viviendas en el nivel más alto de Europa en el segmento residencial. Es realmente otro nivel, también en la calidad del diseño, los materiales y la ejecución, por eso el precio de comercialización es muy superior al de mercado, porque no hay alternativas”, argumenta Farré.
En breve saldrá también al mercado el local comercial situado en la planta baja del edificio y que dispone de una superficie de 450 m². El fundador de KKH muestra una gran satisfacción por haber logrado culminar con éxito este proyecto, que a pesar de que se ha demorado más de lo previsto, generará unos ingresos por ventas que superarán ampliamente la inversión de 160 millones ejecutada, cifra que incluye la compra del edificio, la construcción de la Casa Seat, la transformación de la torre en viviendas y los costes financieros.
Josep Maria Farré: “hay mucho apetito por Barcelona, la ciudad sigue siendo muy potente”
Según el empresario, la promoción “marcará el importe más alto de España” en el precio por metro cuadrado y prevé que esté totalmente vendida a finales de 2022. Asegura que no les ha perjudicado la complejidad del contexto internacional y la creciente incertidumbre económica: “hay mucho apetito por Barcelona, la ciudad sigue siendo muy potente; hemos recibido peticiones de centenares de compradores interesados. El mercado no está parado, hay mucho apetito”. En este sentido, Farré reitera que Paseo de Gràcia 111 “es un proyecto único, irrepetible y pequeño” que supone “una inversión altamente defensiva a medio y largo plazo” para cualquier comprador. “Es un producto especial… nadie se ha echado atrás por la guerra de Ucrania u otras circunstancias”, subraya.
La cadena hotelera internacional Mandarin Oriental se adjudicó la gestión del complejo residencial y, una vez KKH haya vendido todos los pisos, trabajará para la comunidad de propietarios para que “todos sientan que viven en un hotel de cinco estrellas”, explica el promotor. Así, Mandarin Oriental destinará un equipo de 25 personas que de forma permanente trabajarán en el edificio, ocupándose literalmente de todo: seguridad, conserjería, limpieza, mantenimiento, jardinería, paquetería… y todo el abanico de servicios extras que los inquilinos puedan solicitar, desde guardería a cuidado de mascotas, personal shopper, organización de eventos, chef privado, masajista, floristería y realización de la compra y llenado de nevera previo a la llegada de los dueños.
El equipo de Mandarin gestionará también el área de terraza y piscina y toda la planta 6, donde no hay apartamentos, sino los espacios comunitarios para los propietarios. Destaca un gran salón biblioteca, un par de salas de reuniones, un gimnasio, vestuarios con sauna y un área con cabinas para recibir masajes y tratamientos de belleza. Los compradores tienen además acceso privilegiado a tod0s los hoteles Mandarin Oriental del mundo y, en especial, pueden disfrutar del Mandarin Barcelona, ubicado también en el Paseo de Gràcia.
